Parte III

270 42 5
                                    

La madre de Jimin se había ido de fiesta; una pequeña que estaba organizando su trabajo y ella no podría faltar, para Jimin estuvo bien, era mejor tener la casa sola con Min, Jimin buscaba en los variados libros de cocina de su madre algo que sonara delicioso y no tan difícil de hacer, tampoco es que sus saberes culinarios fuesen tan extensos, pero quería darle una sorpresa a Min preparándole algo delicioso.

Las horas pasaban volando y apenas estaba con el arroz, todavía no se había arreglado y tenía que ser un milagro para acabar todo en tan solo una hora, se estaba exasperando ¿Y si salía mal? ¿Y si a Min no le gustaba? En ocasiones se lamentaba el ser tan negativo.

El llamado a su puerta lo hizo sobresaltarse, se había arreglado lo mejor que pudo y en la mesa yacían los dos platos con comida, no sabía cómo había acabado todo tan rápido. Abrió la puerta y se encontró con el hermoso chico de cabellera verde, Jimin se hizo a un lado y dejo que su compañero entrase a su humilde morada. Le quito suavemente su gran saco-ya era invierno y si salías desprotegido te podría dar una hipotermia o un resfriado que no se quitaría en días- y lo colgó en el perchero que se encontraba junto a la puerta.

-Hola... uh, pasa ya está servido.

Min asintió con una sonrisa y se dirigió a la mesa, Jimin le extendió la silla y lo hizo sentar, estaba siendo muy caballeroso.

-Gracias. - Atino a decir el peli verde.

La cena paso lentamente y sin ningún tipo de problema, Min a cada bocado elogiaba el sabor a su vez que hacia algunos ruidos al saborear la comida, Jimin solo se centraba en mirar y guardar en su mente cada bella facción.

-Estuvo estupendo Jiminie, deberías hacerlo más seguido.

-Solo lo hice por ti. - Las mejillas de Jimin se tornaban cada vez más rojas y ahora se sentía patético, ya que él no era de las personas que se avergonzaban fácilmente.

-Reitero, deberías hacerlo más seguido, seguro me comería cada plato que hicieses, este estuvo en verdad delicioso. - concluyó.

Después de una buena ronda de películas cómicas era lo bastante tarde como para que Min se dirigiera a su hogar, la habían pasado de lujo esa noche, Jimin deseaba que nunca se acabase, pero aun así todo lo bueno tiene su final.

Min tenía el saco en su mano casi ya para irse. Afuera caían pequeños copos de nieve, el peli verde se puso su saco, sus botas crujieron en la nieve congelada al salir, y en su cabello los copos se empezaban a incrustar, dándole un aspecto un tanto tierno.

-Nos vemos mañana, Jiminie descansa y duerme bien ¿sí?

Jimin sentía una opresión en su pecho, sin poder evitarlo de dos largas zancadas llego hasta donde su amigo y lo tomo de la muñeca, impidiendo que se fuese mientras miraba apenado al suelo.

-¿Qué te ocurre Jimin, te encuentras bien? ¿Te duele algo?. - indagó preocupado.

Jimin negó lentamente con su cabeza, no sabía que le pasaba no se sentía el mismo, últimamente la vida de Jimin giraba en torno a sus impulsos... y solo tuvo un pensamiento en mente.

Jimin junto sus labios con los del peli verde, estos eran suaves. Solo esperaba algún empujón o bofetada de parte del contrario, para luego decirle que no volvería a ser su amigo, pero eso jamás llego, allí cerca al lumbral de su puerta estaba besando a su mejor amigo, las típicas "mariposas en su estómago" revoloteaban intensamente, se sentía en otro lugar. Y se preguntó cómo fue tan descarado.

El beso era lento y sin miramientos de ir a algo más allá, se apartaron lentamente, Jimin podía sentir la respiración pesada de Min, estaban compartiendo el mismo aire. Jimin pego sus frentes y cerró sus ojos y suspiro de felicidad. Sin poder aun mirarlo directamente a los ojos, ya que si probablemente lo hacía no quería encontrarse con la posible mirada inquisitiva de su acompañante.

Junto a mí [J.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora