{se puede saltear}
No había caso, no podía continuar haciendo la tarea, no sin música. Me levanté de mi asiento y me dirigí hacia mi cama, que ahí es donde se encontraban mis auriculares. De regreso a mi escritorio agarré mi celular y fui y me senté nuevamente en mi asiento.
Mi nombre es Cailin, soy una chica común y corriente, nada que resaltar. Y como tal adolescente, tengo problemas, uno de los mayores es mi problema de autoestima. No podía permitirme ser tal y como soy, porque me veo en el espejo y simplemente no puedo. ¿Alguna vez se han mirado en el espejo mientras lloraban? Quizá ahí entiendas el sentimiento que siempre tengo.
Desbloqueé mi celular, le coloqué los auriculares y los introduje en mis oídos, de ahí puse la primer canción de mi lista de reproducción. No sé que clase de función tenía la música que me ayudaba totalmente a concentrarme en lo que hacía y no prestar atención a otras cosas poco importantes.
Con el tema de mi autoestima, ya es algo muy normal en mi vida. Intentar tapar mis defectos es algo que se ve a diario en mí.
Sin duda, la música era como una distracción de todo el mundo, pero eso no importa, el que yo esté haciendo la tarea es algo preocupante puesto que yo nunca la hago. ¿A qué se debía el caso? Bueno, a la simple noticia de mis padres.
Mis padres habían anunciado una separación, un divorcio y lo peor es que no me dejaron elegir con quién iría a vivir, obligatoriamente me mandarían a vivir con mi tía para comenzar una nueva vida. ¿Acaso no piensan en mí o qué? Siempre pensaba que los padres abusaban de su autoridad, y esta situación simplemente me la confirma.
Mañana sería el día en el que me mude y el día en el que el divorcio de mis padres sea oficial, claramente tanto mi madre como mi padre estaban de acuerdo en separarse y yo no podía hacer nada. ¿Qué sería de mi vida una vez me mude? Eso no lo sé y no intentaré averiguarlo, solo dejaré que las cosas transcurran a su tiempo.
Dejé de hacer la tarea, me saqué los auriculares y pausé la canción, ya me iría a dormir, me encontraba muy cansada.
Al día siguiente, cuando ya debía estar lista para mudarme, no lo estaba. Sentía como la voz de mi madre me reclamaba levantarme.
—¡Cailin, levántate de una buena vez!
—Ya voy, ya voy. —Con un tono apagado le dije, y me propuse el levantarme y vestirme.
Ya estando preparada para irme de la casa me dirigí a la camioneta de mi padre junto con mis maletas llenas de ropa y pertenencias, de ahí me adentré en la parte trasera del carro.
Mi padre sería quien conduce y mi madre en el asiento de copiloto quien, pues, quien no hace nada. Ellos van también en el coche, no solo para despedirse de mí, si no que también para luego procesar el divorcio.
Se preguntaran si a mí me importa la separación de mis padres, y claro que me importa pero tengo 15 años, soy lo suficientemente madura como para no berrinchear por eso.
A medida me hundía más en mis pensamientos, más rápido llegábamos a nuestra meta; la casa de mi tía. Otra manera de dispersarse era pensando, realmente es como si estuvieras viviendo dentro de una burbuja.
Cuando quise darme cuenta, ya estábamos estacionados en la casa de mi tía así que todos juntos nos bajamos de la camioneta y nos dirigimos a la entrada de la casa. Mi madre fue la que tocó el timbre, y a los minutos mi tía quien abrió la puerta.
—¡Hola! —Nombró con alegría mi tía al vernos.
—¡Hola, hermana! —Mi madre se acercó a abrazarla y mi tía le correspondió, a los segundos ellas se separaron.
—Bueno, te dejo a mi pichona.
¿Pichona?
—Hola. —Le saludé a mi tía junto con lo que podría ser un esbozo de sonrisa.
—Te la dejo a cargo, que no haga travesuras. —Agregó mi madre para luego darme un abrazo, la cual yo correspondí, y dos besos en mis mejillas. Luego vino mi padre e hizo lo mismo.
—¡Adiós! —Mis padres lo dijeron al unísono, por lo que me causó gracia.
Cuando mis padres ya se fueron, me adentré a la casa de mi tía, no era tan grande pero tampoco tan pequeña. Y como si ya conociera de por vida la casa de mi tía, me dirigí a la habitación vacía que había en esta casa. Me di cuenta de que mi tía me seguía desde atrás, así que es oportuno preguntarle algunas cosas.
—Dormiré ahí, ¿No? —Apunté a la entrada de la habitación vacía.
—Sí. —Me afirmó mi tía con una sonrisa.
Así que con su afirmación, entré a lo que sería mi nuevo cuarto. Era espacioso, sus paredes azul marino daban un toque muy lindo, como si realmente me encontrara bajo el océano.
—Es muy lindo. —Le comenté a mi tía a lo que ella respondió con un "Me alegro pequeña". —¿Y... dónde estudiaré? —Quizá ahora mismo era un momento inoportuno para preguntar esto, pero era muy ansiosa y no pude contenerme.
—Oh, de eso no te preocupes. —Hizo un ademán con una de sus manos. —En el Sweet Amoris, hoy iré a inscribirte y no necesitas venir conmigo ¿Ok?
—¿Y si necesito conocer el instituto, no puedo ir?
—No. —Me contestó rotundamente
Asentí levemente con la cabeza mientras un montón de preguntas como "¿Es que acaso le doy vergüenza?" o "¿No tiene ganas de buscarme otro instituto si yo lo rechazo?" rondaban por mi cabeza. De ahí, mi tía se fue por la puerta cerrándola y dejándome sola.
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[Kentin] fanfic Corazón de Melón
FanficCailin se miraba a través del espejo todos los días totalmente insatisfecha, ella quería cambiarse, quería sentirse conforme consigo misma. Simplemente, no podía dejarse ver a los demás tal y como es. Kentin había cambiado, él ya no era el que solí...