Quizá hoy no era el mejor día de todo el mundo por lo menos para mí. Quizá era porque me levanté con el pie izquierdo... ¿O era con el derecho? Bueno, eso no importa, pero hoy es mi primer día de clases en mi nuevo instituto: Sweet Amoris.Quería verme presentable, no para los demás, sino que para mí misma, pero al verme por el retrovisor del auto de mi tía, por aquel pequeño cristal con mi respectivo uniforme, con mi típico peinado alborotado y con mis típicas pequeñas ojeras decorando mi cara, simplemente, no me convencía.
¿Qué es lo que necesitaba para poder estar conforme con lo que soy? Una pregunta que diariamente me la formulaba; una pregunta que aún no le encuentro su respuesta.
Cuando quise darme cuenta ya estábamos estacionadas al frente del Instituto, inmediatamente los nervios me envolvieron completamente.
—Bueno pequeña, que te vaya bien. —Con un tono amable, mi tía se despidió de mí. Yo le asentí con la cabeza y me bajé del auto.
Apenas coloqué un pie en el suelo y ya crucé varias miradas con personas, no podía negarlo, estaba llamando la atención y eso me incomodaba. ¿Acaso aquí no es normal que tu tía venga y te deje en tu instituto en su auto o qué?...
Quizá era porque soy nueva ¿No?Ignorando miradas, me dirigí a los adentros del Instituto, pero apenas llegué y me encontré totalmente desorientada. El bullicio era enorme, la gente rondaba por todos lados y yo me encontraba totalmente insegura. No podía evitar pensar que las personas que se reían por ahí, se reían por mí.
—¿Buscas algo? —Una voz masculina a mis espaldas me hizo voltearme.
Apenas me giré y pude notar a un chico rubio mirándome con una sonrisa, supuse que era alguien importante por cómo vestía o por cómo hablaba.
—Disculpa, soy nueva y estoy totalmente perdida. No sé cual es mi clase y no sé donde es que tengo que ir a pedir ayuda, ni nada. —Le respondí de manera muy correcta.
Si había algo en lo que era buena, era siendo educada.
—Oh vaya, así que eres tú la nueva, hace mucho no tenemos estudiantes transferidos. —El chico rubio sonrió nostálgico. —Mi nombre es Nathaniel, yo soy el delegado principal así que puedes preguntarme cualquier cosa. Yo me encargaré de guiarte.
—El mío es Cailin, encantada de conocerte y gracias.
—Igualmente, no hay de qué. —Nathaniel me sonrió amable. —Ven, te explicaré todo más o menos.
Al rato ya nos encontrábamos en lo que él decía ser "La sala de delegados", mientras hacíamos el recorrido Nathaniel me señalaba los lugares a la vista, como el salón A, sala de profesores, etc.
Me encontraba esperando a que Nathaniel me dijera cuál es mi clase; realmente estaba muy nerviosa.
—Bueno. —Nathaniel dejó de revolver unas cajas para luego sacar de ellas una hoja y mirarla. —Tu clase es la... ¡Clase B!
Nathaniel terminó su charla conmigo y me dirigió junto a él a mi nueva clase. Tenía un nudo mi garganta, mis piernas estaban temblando y me preocupaba que clase de impresión le daré a los demás.
Nathaniel, como si me estuviera leyendo la mente, me dio una mirada comprensiva.—Aquí es tu clase, espera un poco. —Me dijo Nathaniel para luego llamar a la puerta y entrar. De seguro tendría que presentarme.
Al rato Nathaniel salió, me susurró un "Suerte" y se fue. Luego salió una persona, que supuse que era el profesor.
—Ven, entra. —El señor entró primero y me dio paso. Apenas me adentré al salón y todas la miradas se clavaron en mí... excepto dos en particulares. Un chico castaño que parecía no prestarle atención a nada y otro que luchaba con su consola y con mirar al frente.
—Bueno, esta es la nueva estudiante transferida y como hace mucho no tenemos una, trátenla bien. —El profesor me miró y me murmuró un "Preséntate".
Trague saliva y me propuse presentarme, mientras había unos pequeños segundos de silencio, yo pensaba en mil formas de presentarme correctamente. Opté por la opción más normal.
—Mi nombre es Cailin, tengo 15 y por problemas personales tuve que transferirme. Espero llevarnos bien.
Cada estúpida palabra, cada una de ellas, se le notaba totalmente la preocupación y el nerviosismo. Pude ver que algunos soltaron pequeñas risas, por lo que me molesté.
—¿Alguna pregunta? —Agregó el profesor y nadie dijo nada. —Siéntate al lado de Armin. —Me dijo a mí.
Yo le respondí con una mirada confusa, pues no conocía a nadie.
—Oh... —El profesor rió nervioso y dirigió su mirada a aquella persona cuyo nombre es "Armin", noté que al verlo frunció el ceño. —¡Armin, deja la consola ahora!
El chico dio un brinco en su asiento y guardó la consola en su bolso. Le di una última mirada al profesor y me dirigí al asiento libre al lado del chico.
—Armin, un gusto. —Se presentó a mí apenas me senté en mi nuevo banco.
—Igualmente. —Le dediqué una pequeña sonrisa.
Se quedó callado unos segundos aún sin quitar la mirada de mí.
—¿Cuál era tu nombre? —Me preguntó con un tono curioso y pensativo.
—Cailin.
Armin iba a decir algo más, pero la voz del profesor nos interrumpió.
—¡Armin! —El profesor le dedicó una mirada furiosa al chico y él una mueca. —Oh, por cierto, yo soy el Sr. Farrés. —Cambió su expresión molesta a una feliz de un segundo a otro.
Yo asentí levemente con la cabeza, este lugar está lleno de locos.
La clase transcurrió normal, no había nada que resaltar excepto que Armin me hablaba dos por tres. El timbre anunció la hora de receso por lo que yo simplemente me quedé en mi asiento.—¿No vas a salir a recreo? —Me preguntó Armin ya levantado de su asiento, yo le negué con la cabeza y se fue.
Había un chico que me llamaba la atención, ese chico castaño del principio, el que andaba en las nubes. Dirigí mi mirada a él y noté que se iba a levantar de su asiento pero una chica que corrió a abrazarlo lo paró.
—¡Kentin! —La chica desconocida habló con ternura, pero al segundo Kentin deshizo el abrazo bruscamente.
—¿Qué quieres? —Le contestó el chico a la chica fríamente.
La chica hizo un mohín junto con una cara de embobada y se fue. El castaño me miró por unos segundos. Su mirada hizo que me incomodara pero aproveché para sacar tema de conversación.
—¿Tu nombre es Kentin, no? —Alcé una ceja intentando sonar amable, me sentía insegura.
—Sí. —Y sin más, se fue por la puerta dejándome ahí tirada. Me quedé mirando a la nada, pensando el por qué de su actitud.
—Él siempre es así no te preocupes. —Una voz femenina hizo que saliera de mi trance.
Volteé lentamente para ver quien me hablaba y me encontré con una chica de cabello blanco muy largo.
—Mi nombre es Rosalya, un gusto. ¿Tú debes ser la nueva, no? —Se presentó ella.
—Sí, soy Cailin, igualmente. —Le respondí con una pequeña sonrisa.
—Con respecto a Kentin, no te tomes muy enserio su actitud, él no solía ser así. —Me intentó explicar Rosalya.
—¿No solía? —Pregunté curiosa.
—No solía. —Me dedicó una sonrisa, me saludó con un gesto en la mano y se fue.
Kentin de seguro esconde una razón y espero poder averiguarla.
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[Kentin] fanfic Corazón de Melón
FanficCailin se miraba a través del espejo todos los días totalmente insatisfecha, ella quería cambiarse, quería sentirse conforme consigo misma. Simplemente, no podía dejarse ver a los demás tal y como es. Kentin había cambiado, él ya no era el que solí...