Not forget me...

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Los ojos de Arturo se abrian, y poco a poco se daba cuenta de que ya no estaba en casa. 

Estaba en un lugar bastante agrio, y se encontraba acostado en medio de una instalación, la cual no parecia tener forma al principio. Se levantó, agarró algo del suelo y empezó a caminar por ese lugar.

Era un lugar bastante tetrico. Miró al cielo, y no divisaba el sol por ningun lado, solo veía nubes negras que amenazaban con soltar relampagos hacia el. Caminó hasta llegar a un lugar que parecía ser un campo de batalla, por lo maltratado que se veía y los huecos que lucía. El lugar era una especie de ciudad en la que todo parecia ser restos de una antigua instalación de entrenamiento, tanto para soldados como para cientificos. Poco a poco, se daba cuenta de que el lugar en el que estaba, no era de Medion, ni de Terramar, ni siquiera de Nuevo Mundo.

Se escucho un susurro. Arturo volteó, pero no encontró a nadie. Lentamente caminando fue hacia el lugar de donde provenía el ruido, pero no encontro nada. Volteó hacia atras en busca de alguien que no estaba, y siguió caminando. Entonces encontró un lugar con un mensaje escrito que no pudo descifrar, y al entrar se encontró con un viejo escritorio que tenia los mismos símbolos del lugar en donde apareció.

El cielo se ennegrecía más y más, soltando voces en antigüos dialectos ya olvidados de personas que solían habitar la instalación. Arturo pensaba que se había vuelto loco, pero no perdió detalle de ese sueño, el cual empezaba a tornarse bastante... raro.

Se hizo de noche. Las voces seguían ahí y pareciera que una voz nueva aparecia cada minuto. Las luces de la instalacion empezaban a moverse como si fueran humo, y andaban libremente vagando. De pronto, las luces empezaban a tomar forma: empezaban a crecer y cada luz parecía atrapar una voz, y cada vez que lo hacían, tomaban una forma bastante humana. Arturo vió esto, y comprendió que su sueño no era nada ordinario, por lo que, con más razón no perdió detlle del mismo.

Cuando las luces terminaban de tomar forma, se dió cuenta de que las voces que estaba escuchando...

...eran de jovenes como el...

Y fue entonces cuando se dio cuenta de que el lugar en donde estaba, no era otro lugar, que una escuela.

Impresionado por ese hallazgo, decidió observar lo que pasaba con esas personas: parecian ser de una epoca muy distinta a la que el vivía, por lo que no podía ser una premonición. Tampoco encontraba a alguien conocido, por lo que no podía ser un recuerdo. Pero mientras pensaba en lo que podía ser ese sueño, una joven se le acercó llorando, rogando por ayuda. Arturo se asustó, no porque lo haya tomado desprevenido, sino por que, para ser un sueño, la sensación era bastante real. 

Un miedo increíble se apoderó de su cuerpo, y no sabía ya si era un sueño, o era real. Una luz diferente se le acercó y, frente a el, desfalleció, convirtiendose en solo un atizbo de luz insignificante. Todas las personas que podía ver, parecían no importarles que poco a poco, se estuvieran desvaneciendo. Todos a su alrededor, parecían atrapados en un letargo del cual nunca se darían cuenta en el que estában. A lo lejos, veía distintos grupos de personas que parecían esforzarse por algo, sin conseguir nada en absoluto. 

Aunque parecía un espectaculo bastante impresionante, Arturo no se explicaba aún qué estaba pasando. De repente, una sombra llegó, y solo podía presenciar como acababa con la vida de varias luces. Una de las luces la vió, y empezó a proteger a tantas las que le eran posible. Fue entonces que vió como más sombras llegaban, y cuando empezaron a llegar, las demás luces ya se habían ido. Solo una se quedó, y antes de hacerles frente a quienes les traerían el final, una de ellas volteó a ver a Arturo, y le dijo una frase:

"No me olvides, ni a mi, ni a ella"

Y dicho esto, desperto...

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