Pista

293 38 5
                                    

"Marinette, vamos a descansar un poco. Ya son las dos y hasta Tikki ya se ha ido a casa"

"Pero Adrien, estamos muy cerca de encontrar algo"

"¡Mírate! Esa cara de necesitar dormir y la pared parece sacada de Una Mente Maravillosa"

Por un momento Marinette echo la vista a todo lo que había montado en la pizarra con los rotuladores y el corcho donde pinchaba las fotos y pistas y hacía uniones con cordones. No era la primera vez que hacía uno de esos, en otros casos complicados ya los había hecho y fueron de muchísima ayuda. Pero en esa ocasión todo era diferente. No había una red de malhechores y sus buenas coartadas con abogados carisimos detrás, solo victimas y los datos personales, en busca de coincidencias que pudieran llevar a algo. Le frustraba que Adrien solo pensara en descansar cuando estaban tan cerca de resolver el gran misterio. Pero no podía negar que estaba agotada y sin Tikki preparando litros de café, su caída sería inminente. Dejó las chinchetas encima de la mesa y se recostó usando sus manos de almohada, sin admitirle que tenía razón.

El sueño pudo con ella y en pocos segundos ya no existía más que el sueño que pudiera estar teniendo, algo que le pareció realmente tierno a Adrien. Se acercó a ella y puso su chaqueta encima de ella a modo de manta. Le dejó una nota por si despertaba que iba a la máquina y a ver si no habían terminado toda la comida. Seguro que sus compañeros solo habrían dejado las bombas de nata o crema. Sus malos presagios se cumplieron, pero por lo menos de la mesa de uno de los chicos pudo coger dos monedas para pagar el café. No quiso despertarla y le dejó el café y el bollo un poco apartados. Cogió sus chinchetas y las dejó en su mesa. A cada mordisco que le daba a la bomba, más se fijaba en que el cuadro de problemas que había creado su compañera. Parecía tan complejo y a la vez tan sobre adornado que no sabía que pensar. Si. Sabía que había algo mal. Alguien mentía en toda aquella maraña de mentiras y sangre.

Se tomó la libertad de deshacer todo el trabajo de Marinette y ordenar las fotos de las victimas de forma diferente. Cada tatuaje con una mariposa estaba en un lugar diferente menos las dos chicas en el talón y dos en el tobillo. ¿Aquello quería decir algo? Los unió con un lazo morado. Con un lazo rojo, a los comparativos en las autopsias. Eran pequeños datos, como la misma mezcla o algunos golpes. Le parecía sumamente curioso que todas tuvieran la misma serie de cortes no muy profundos. Dejó el lazo cobrizo con el que unía una serie de objetos y los agrupo. No eran más que objetos muy personales que guardaban una historia de decepción y que acababa roto por la simple idea de que alguien la había roto delante de ellos. Sorprendente: desde una hoja con un poema, un colgante con una foto importante dentro, una pulsera de cuerdas símbolo de una amistad perdida... Solo entonces Adrien se dio cuenta de que ni Marinette, ni él y mucho menos el cuerpo de policía de París sabía realmente de que iba el grupo Nooroo o si quiera quien era el asesino Hawk Moth. Solo sabían lo que él quería que supiera mediante un vídeo.

La sensación de impotencia crecía cada vez más en su corazón.

¿Y si alguien estaba siendo asesinado y él solo moviendo pistas en busca de algo claro?

Que dios lo ayudara. No pudo evitar golpear con fuerza la maldita pizarra.

"Adrien..." murmuró Marinette en una lucha por despertarse. Era su culpa, no debió golpear la pizarra

"tranquila, duerme, bichito" dijo con sumo cariño, aunque sabía que a ella ya no le gustaba ese mote

"Siempre has mentido fatal, gatito" Dijo ella con una sonrisa dormida. Se dio cuenta del café y del bollo. El café la hizo espabilar un poco a pesar de estar templado. "¿Tu lo has re-hecho todo? Es perfecto, Adrien" ella revisó cada nueva posición, cada agrupación y la falta de datos. Y las mentiras. Se podía ver mejor las mentiras por el miedo, la falta de coherencia en algunas partes. "Mañana a la mañana tendremos que ir a este lugar. Es donde todas han coincidido, hasta la última"

"Por lo menos ya podrás descansar tranquila"

Ella no dijo nada, simplemente volvió a su escritorio y se durmió tranquila, usando como manta aquella chaqueta sin fijarse que era de su compañero. Se conocían muy bien, desde el colegio, ella no paraba hasta lograr algo. Por lo menos se sintió útil al reorganizar todo aquello. Miró el papel donde estaba puesto el lugar que iban a visitar. Parecía un lugar muy simple con un modelo de negocio que le hubiera gustado visitar por otro motivo. Por lo menos cerca había una pizzeria.

Mariposas para los MuertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora