- ¡ Es una estupidez!
- Por favor Taisa, no es tan malo- me reprendió Charlie, luego me indico que lo siguiera.
-¿Recuerdas que ya no vengo? ¿Cierto?- dije con fastidio.
- No puedes irte para siempre.- sonó con tono sarcástico.
Me mantuve callada durante lo que restaba del pasillo por donde íbamos, el cual conocía de inicio a fin, pues técnicamente había crecido es ese lugar, la 'S.A.' , y Charlie había sido mi mentor desde entonces. La Society Agents nos enseña desde que aprendemos a caminar las defensas y técnicas necesarias para ser los agentes que requieren para sus misiones. Conocía casi cada parte de ese lugar. Y siempre aceptaba todo lo que me pedían hacer.
Pero esto era inaceptable. No pude soportarlo y rompí el silencio.
- ¡No puedo hacerlo! - grite deteniéndome y girando hacia donde Charlie estaba cruzado de brazos, mirándome - ¡Es imposible que yo lo haga! ¡Es lo peor que me han pedido hacer! ¡No creo que sea la indicada!- le empecé a decir, poniéndome las manos en la cabeza y caminando de lado a lado, cuando me di cuenta de que él estaba hablando con otro sujeto- ¡Charlie!
Rápidamente me miro de reojo, le dijo algo en voz baja al tipo para que se fuera y se acerco a mi.
- ¿Si? - dijo con una mirada incrédula y a la vez burlona.
- ¿Has escuchado algo de lo que te dije?
- Si, pero se que no es cierto nada de lo que acabas de balbucear. - me tomo de la cabeza y se acerco mas a mi, permitiéndome observar aquellos hermosos ojos azules- eres la indicada- luego se separó para ponerse erguido, pues él es muy alto- Se nos hace tarde. Camina.
Solo lo mire avanzar, sin darme tiempo de pensar, comencé a caminar detrás de él. Sabia que estaba seguro de que lo seguiría, pues siempre hice caso a sus indicaciones; una de las reglas que te hacen aprender desde pequeño.
Cuando llegamos a la oficina, creo que así se le podría llamar al lugar donde nos recibieron, no lo recordaba igual, aunque era de las pocas aprendices que había entrado ahí, y a parte me parece que cada año la remodelan por completo.
Un salón grande, tapizado por una alfombra color hueso, las paredes totalmente blancas, con escasos y enormes cuadros de decoración, un gran candelabro de cristal, una pequeña sala de color oscuro a un lado de la gran habitación y del otro una mesa de pin-pon, ¡oh! eso era nuevo. Caminamos hasta el final, donde se encontraba un enorme escritorio con pequeños adornos y papeles por doquier. La silla del escritorio se encontraba volteada hacia la pared de cristal que había detrás del escritorio, Charlie me tomo del hombro cuando llegamos hasta el escritorio.
- Aquí esta señor- se escucho con una voz firme.
El silencio se apodero por un momento del lugar, luego note que la silla empezaba a girar, y el hombre que estaba sentado en ella tenia una sonrisa enorme.
- ¡Oh, agente Johnson! -las arrugas de sus cienes no se demoraron en salir al sonreír- La eh estado esperando. Tengo un trabajo para usted.
- ¿De qué se trata, Señor? - trate de hacer la voz mas firme que pude.
Stephan se levanto de la silla y se coloco frente a la pared de cristal. Simulando pensar. Después de unos segundos, se volvió a nosotros, acercándose y con su mano apuntándome, moviendo sus cabeza en forma afirmativa, con su sonrisa perfecta y sus ojos verde. Quizás era viejo, pero aun era guapo. Un hombre formal de negocios.
- Serás la nueva mentora- soltó así sin más.
Mis ojos se abrieron repentinamente, trague saliva como si me hubiese ahogado.
- Necesitamos gente nueva, y hemos elegido a los mejores- dijo dando vueltas a mi alrededor- y tu... los coordinaras. Esta hecho.
- Señor, no creo que pueda hacerlo- mi pena fue demasiada que me vi obligada a bajar la vista.
- ¡Claro que si! Te hemos observado, y... eres de las grandes familias, ' Los Johnson' - hizo una seña en el aire como si mi apellido se hubiese dibujado. Luego volvió a verme con firmeza- Empieza cuando quieras. Ya empezamos a reclutar a los nuevos.
- Si Señor- ¿ya que me quedaba? Ordenes son ordenes, aunque sabia que iba a detestar esto. - Sin más, me retiro, con permiso.
Me apresure a salir de ahí, sintiendo sobre mi la mirada de ambos, en cuanto estuve fuera sentí como si volviera a respirar. Tenia que ir a casa lo antes posible.
No podía creerlo, ¡yo! ¿de mentora?. Eso era una opción muy mala a mi parecer, no me siento tan preparada como para entrenar, mucho menos a niños de cinco años. A esa edad son incontrolables, lo se, porque así éramos mi amigo y yo.
Cuando llegue al ala C, área de entrenamiento mantuve mi cabeza agachada, hace años que no venia, y no quería que me vieran, no hoy. Tenia mucho que pensar.
-¡Joh!- solo había una persona que me llamaba de esa forma, puse los ajos en blanco riendo y luego me gire sobre los talones, para ver a mi fastidioso amigo y compañero.
- Grigoriy Steel- su nombre se escucho perfecto con mi tono engreído.
- Joh, ¿Qué haces aquí? - su tono se igualo con su expresión de sorpresa. - Creí que ya nos habías olvidado.
- No, aun no- le tendí la mano para asegurarme que aun recordara nuestro saludo secreto, o mas bien, especial. Me sorprendió al ver que me respondió de la misma manera e hicimos el largo pero gracioso saludo, terminando con tomarnos e los talones.- Veo que no has perdido el toque.
Comenzamos a caminar al rededor de todo el área, observando el entrenamiento de todos los que estaban ahí, chicas, chicos, a la mayoría los conocía bien, a los otros los había tratado poco. Todos crecimos ahí, no vivíamos ahí, pero pasábamos la mayoría del tempo, por ser los primogénitos de las familias que crearon la asociación hace mucho tiempo. Un lugar donde nos entrenan para dañar.
De pronto sentí que Grigoriy me tomo de la mano. Estaba frio, con su peculiar tez pálida.
- ¿En qué piensas? ¿No has escuchado nada de lo que te he dicho los últimos minutos? - se sentó en una banca que estaba a unos pasos de distancia y me señalo que lo acompañara.
- Lo lamento... yo... ahm... ¿Qué es lo que me estabas diciendo hace un omento? - Estaba segura de que mi mente no se encontraba con migo en esos momentos.
- De que hay rumores de reclutamiento nuevo, y que la edad con la que entraran no es la misma con la que nosotros entramos. - note que en sus ojos había una mirada de decepción y tristeza, no sabia porque.
- Y... ¿Eso te molesta?- coloque mi mano en su brazo y con la otra le acomodaba el cabello. Dejando que mis dedos se enredaran en sus bellos risos cobrizos.
- No, es solo que... creo que ya somos suficientes - un bufido salió de su boca, seguido por una pequeña y apenas notoria sonrisa que se le escapo- Pobre del que los va a entrenar.
Se hizo un silencio, que ninguno de los dos sabia como romper. No estaba segura de decirle que yo seria ciertamente superior, pero de uno u otra forma lo sabría cuando volviera.
- Steel... yo soy la mentora. - Sus ojos se abrieron totalmente y de su boca se escapo un suspiro de asombro.
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Amor & Deber.
RomanceEntre el amor y tu deber... ¿Qué elegirías? Taisa es una joven aparentemente normal, su vida va en control hasta que conoce al 'El Chico', no cualquier chico, y tendrá que tomar una decisión entre el amor y su deber.