Ida.

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La ansiedad, el pánico y la angustia no es una buena combinación con sus demonios internos.

«Ya la cagaste»

«¡Nos odia!»

«¿Ves? Hasta el otro esta de acuerdo. Sigues siendo un estúpido niño»

«Creo que debemos ir a disculpar....»

«¡NO! Will estará mejor sin este hijo defectuoso que no sabe hacer nada por sí mismo»

«Vergüenza»

«Deberíamos regresar a la vasija. Creo que...ellos estarán mejor sin nosotros»

«¡Ni mereces estar vivo! ¡ERES UN MALDITO DESPERDICIO!»

- ¡Basta por favor! -

«¡Tengo miedo!»

«¡Ni la soledad te quiere! ¡MUERE DE UNA PUTA VEZ!»


- ¡BASTA!, ¡NO!-


«Ellos estarán mejor sin nosotros, ellos estarán mejor sin nosotros, ellos estarán mejor sin nosotros, ellos estarán mejor sin nosotros. Ellos estarán mejor si nosotros no...»

Silencio.

La sangre cae en gotas pequeñas en el lava manos de cerámica, el metal se mancha al ligero contacto con la piel delgada.

«Creí que habías dejado de marcarte la muñeca, Marica»

«Lo hubieras hecho en el muslo, Will lo va a ver ahí...»


- Will no lo va a saber por que ya no lo vamos a ver, nunca más. - Las lágrimas al igual que la sangre caen a la cerámica. Nico se apoya al borde del lava manos cabizbajo y comienza a sollozar. La cabeza le duele, los ojos le arden y tiene un nudo en la garganta que no le permite expresar su dolor.

El bullicio en su cabeza no cesan, lleva sus manos a las orejas y trata de ignorar lo que dicen. Cierra los ojos y reza...

«¿A quién le estás rezando? ¿A la muerte, cobarde?»


La desesperanza sube en forma de náuseas que le obligan inclinarse y vomitar. Y así, descontrolado vomita hasta el punto de no poder respirar y se ahoga, formando con los segundos un charco de vómito y sangre. De lágrimas no, por que ellas no se ven.

...

Nico no sabe cuánto tiempo habrá pasado tirado en suelo, se obliga a levantarse y ver el desastre que a hecho. Bueno, por lo menos ya dejó de sangrar, el corte no fue muy profundo para desangrarse como un desgraciado, no más de lo que ya es.

A penas se para las náuseas despiertan - Mierda...- El sabor en su boca es desagradable y de sentir el cuerpo entumecido jode bastante. Espera un momento parado antes de caminar paso por paso hacia la bañera, cuando el mareo se disipa lo suficiente entra en la bañera y abre todos los grifos. Se deja caer en el piso, mojándose la ropa y los zapatos. Apoya la cabeza en la pared y mira un punto indefinido, así transcurriendo unos minutos largos en esa misma posición. Sólo escuchando el agua caer. El agua va llenando la bañera, lento pero constante. La bombilla del baño parpadea por un lapso de tiempos y en cada corto de luz el agua se torna oscura por la sangre y tal vez algo más...

- Sólo un viaje... -


Nico cierra los ojos y se hunde en el agua, transportándose fuera del campamento mestizo.




«Maldito cobarde...»



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