Decisiones

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Después del anochecer me enviaron de vuelta a mi tienda. Encontré a Chris escribiendo una carta y a Alex dormido. Al ver que prácticamente estaba a solas con Chris me puse algo nerviosa, debido a nuestro encuentro tan particular. Él no se había disculpado, ni mencionado nada al respecto, solo hacía como si no pasara nada (aunque mantenía su distancia). Me pregunté si de verdad no lo recordaba.

–¿No escribirás a tu familia?– preguntó serio. Levanté mi mano vendada, como dándole a entender que no podría hacerlo aunque quisiera– podría ayudarte– su ofrecimiento me tomó desprevenida.

–Gracias, pero no tengo ánimos para mandarles algo– él levantó la mirada.

–Oye, vamos a ir a pelear en poco tiempo. No quiero ser pesimista pero podría ser la última vez que puedas decirles algo.

Tragué saliva ante la idea, porque podría ser cierto. Consideré escribirle al verdadero Martin y que les dijera a mis padres que estaba bien, pero no podía pensar claramente la situación, preferí esperar a que Alex despertara para pedirle su opinión al respecto. Al parecer, Chris sintió mi distancia y continuó con lo que hacía sin decir nada más.

Subí a mi cama e intenté dormir, pero había descansado tanto en la enfermería que aún tenía bastantes energías.

–Creo que... iré a dar una vuelta– dije después de un rato. Bajé de un salto y salí a toda prisa de la tienda. Solo sentí la mirada de Chris seguirme, esperé que él no lo hiciera.

Pensé ir al lugar donde siempre me sentía segura, pero en el camino, al pasar por una ventana abierta, una música suave llamó mi atención. La luz de unas cuantas velas iluminaban levemente la habitación, no pude evitar asomarme y escuchar la música. Cerré los ojos, esbozando una media sonrisa, hacía mucho que no me sentía tan tranquila.

–¿Se te ofrece algo?– escuché una voz proveniente de la ventana. Di un salto y vi la silueta de James, quien sostenía una taza y me miraba extrañado.

–Yo solo... escuchaba la música– respondí retirándome un poco.

–Es bella ¿no?– asentí y él sonrió. Parecía bastante relajado, a juzgar por lo que había pasado en la mañana– supongo que te dirigías al establo– asentí de nuevo, intentaba mirarlo a la cara, pero solo pude mantener mi vista en el marco de la ventana mientras me veía desde adentro– ¿te importa si te acompaño?

–No, está bien. Me adelantaré– dije alejándome, no tuve tiempo de ver su reacción, yo estaba asustada y emocionada al mismo tiempo.

Me tomé la libertad de entrar al corral de Thunder, ya que desde ese momento sería mi compañero, quise crear confianza con él. Estaba echado en el suelo, listo para dormir, me coloqué a un lado de él y lentamente paseaba mi mano sana sobre su lomo.

James ya había tardado, temí que se hubiera arrepentido de acompañarme. Resignada solté un gran suspiro y me levante para volver a mi tienda. La noche ya estaba avanzada y la temperatura bajaba cada vez más.

Justo cuando me acercaba a la entrada del establo escuché pasos, me escondí detrás del heno por si acaso.

–¿Martin?– escuché una voz conocida.

–Aquí– dije saliendo de mi escondite– ya me iba pero...

–Lamento haber tardado, Stewart me entretuvo, aunque si ya te ibas no quiero detenerte.

–Está bien, me quedaré un rato más si quiere.

Nos quedamos en silencio, yo no sabía si tratarlo como Capitán o simplemente como James. Era confuso, y él no me daba señales concretas de nada, solo me miraba. De pronto rompió el silencio.

–Estuve investigando sobre tu amigo– dijo tomando un pequeño heno y jugueteando con él. Yo abrí los ojos como platos.

–¿De verdad?– dije dando un salto y sonriendo efusivamente, luego carraspeé para recobrar la compostura– ¿qué sabe?– James arqueó una ceja, extrañado por mi reacción.

–No sé exactamente donde está, pero no se ha reportado desaparecido, herido, ni mucho menos fallecido. Lo más probable es que siga en combate.

Di un suspiro de alivio, en mi corazón había un peso menos. Había temido que mi búsqueda fuera en vano y sentí la necesidad de hacerles saber a mis padres que ambos estábamos bien. Sin querer casi se me escapan un par de lágrimas, me giré para que no lo notara y limpie mis ojos con las mangas de la camisa.

–¿Él te importa mucho, verdad?

–Si, es... muy importante para mí– contesté con una voz apenas audible, por el rabillo del ojo vi que se mordía el labio, como si le hubiera molestado mi respuesta.

–¿Tu amigo?– la conversación estaba dando un giro extraño.

–No, de hecho es algo más...

Me miró serio, podría atreverme a decir que parecía herido con mis palabras.

–¿Algo...más?

–Ehhh me refiero a que es como mi hermano– sentí a donde se dirigía la conversación ¿creía él que éramos pareja o que yo estaba enamorado de Lewis? Me mordí la lengua para aguantar la risa por el malentendido.

De nuevo hubo silencio. Empezó a pasearse por todo el establo, yo no pude hacer más que mirarlo desde las sombras.

–Martin, dado que ya te proporcioné la información que querías, me gustaría preguntarte algo– se giró hacia mí, aunque no tan serio como antes, tenía una pequeña sonrisa en su rostro. Asentí para acceder a responder lo que quisiera, después de todo, ya me había ayudado bastante.

–De casualidad ¿tienes una hermana?– la pregunta me tomó por sorpresa.

–¿Disculpe?– dije tragando saliva.

–Hace casi un mes fui a tu pueblo, y conocí a una chica– "¿Se acordará de mi?" pensé– tú me recuerdas bastante a ella– pensé en una excusa rápida, no estaba preparada para eso– más que nada por tus ojos. Dicho eso me sostuvo la mirada, sentí tanta intensidad en él que no resistí mucho tiempo y desvié la vista a otro lugar.

–Ah claro, ella es... mi hermana... gemela– empecé a jugar con mi cabello nerviosamente. Temía que solo estuviera poniéndome a prueba y que de alguna forma él supiera la verdad sobre mí. Recé para esperar lo mejor.

–Si no te ofende, tengo que decir que me pareció muy bella.

Mi corazón se detuvo y sentí mis mejillas arder. Tuve que respirar hondo para calmarme, ahora era yo la que se paseaba por el establo, como si no me importara nada. Estaba muy nerviosa por estar a solas con él, pero no quería irme, era como un buen dolor. A diferencia de cuando me encontraba sola con Chris, que me ponía nerviosa e incómoda, situación de la que solo quería salir corriendo.

–No se preocupe. Creo que le hubiera gustado saberlo.

Compartimos una sonrisa breve. De pronto cambió el tema una vez más.

–Me impresionaste bastante con tu prueba de caballería. El Sargento y el Mayor se quedaron boquiabiertos, ellos se mantienen algo escépticos por ti.

–¿Escépticos? ¿Por qué no soy grande como los demás?

–Algo así. Pero les demostraste que el físico no importa, sino la determinación. Por eso me agradas Martin.

–¿No habrá querido decir más bien que me estima?– respondí arqueando una ceja. Ambas eran cosas muy diferentes, al menos para mí. Y en esas condiciones más me valía no hacerme ilusiones con él.

–En realidad...no...

Esta vez su mirada era diferente, intensa. Podía sentir sus ojos verdes quemar mi piel y hacer que mi corazón bombeara más rápido de lo normal. Dejé de pensar con claridad y tan fríamente como siempre lo hacía. Esta vez mis sentimientos por él dominaban cada una de mis acciones. Alice moría por besarlo, pero Martin debía salir corriendo de ahí antes de que algo pasara.

Por suerte yo no tuve que tomar ninguna decisión. James ya la había hecho por mí.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2016 ⏰

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