Capítulo 1

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- Tami, levántate- dijo Sam sacudiéndome lentamente.

- Mmm...cinco minutitos más.

- Tammar levántate, tienes que levantarte... ya es más de medio día.

- ¿Por qué no puedo dormir?- levantarme era lo último que quería hacer en ese instante -¡Quiero dormir... acaso no puedo!- seguía sacudiéndome.

- Has dormido más de la mitad del día y además no tengo la culpa de que te andes de farra cada que discutes con papá...ándale pues, levanta- se paró y me pego una palmada en el trasero.

- Odio que hagas eso- demande rápidamente y le dirigí una de mis más feroces miradas.

Pero lo único que hizo fue hacer un ademán y burlarse –

- Pero que pesada eres... te veo luego – y se fue.

¡Idiota!

Si, ese era Sam Roosevelt, mi hermano mayor... aunque más bien es como el fastidio de mi vida, solo me llevaba 1 año y debo confesarles que para ser mayor parece más bien un niño de guardería... aun no entiendo que le ven de galán, es un asco...o por lo menos en lo que a mi concierne, ya que lo veo como hermano, no como algo de comer... ¡Por Dios! con solo pensarlo me dan ganas de vomitar.

- Odio levantarme, lo odio, lo odio y lo odio.

Al ver que no tenía más opción, decidí levantarme y asearme, todavía tenía ese horrible olor a trago y además, ese dolor de cabeza... maldita resaca, puede que con algo de suerte ducharme ayudase de algo. Nunca había deseado tanto un muy largo...largo baño, me desvestí en menos de lo que cae un rayo y salté a la ducha... mi piel se puso como de gallina al contacto con el agua, intente demorar, aun no quería lidiar con el parloteo de mi querido padre... James Roosevelt. Mi adorado padre es un gran empresario, el viudo más codiciado y con fortuna más apetecido por las damas, he tenido que lidiar con el cotilleo de todas cuando está cerca, créanme he tenido mucha paciencia con todas esas que van tras nuestra fortuna, fortuna que mi madre ayudó hacer.

Salí del baño y me vestí lo más rápido posible, al final opte por unos Jeans y una camisilla blanca, no tenía que vestir de gala para estar en casa así que me pareció lo más apropiado. Cogí mi precioso celular pero al parecer no había actualizaciones ni Facebook... ni en twitter.

Pero en ese preciso momento un mensaje llegó y era de Marie:

** ¡Santo Cielo Tami!... ¡Tienes que mirar La Tv!**

Pd: ¡Urgente!

#MorirLentamente.

;) kisses.

¡Ay, Jesús!

Viniendo de ella, todo se podía esperar y peor después de la gran noche de ayer. Encendí la tv y busqué rápidamente, realmente estaba asustada, no quería tener que explicar a mi padre lo que había hecho a noche y mucho menos que se enterara por los medios, ya suficientes problemas tenía. Para mi sorpresa, no era en nada lo que yo me esperaba, porque en realidad no se hablaba en lo absoluto de mí y me relajé un poco. Era...¡Oh my god!, pero si era nada más y nada menos que de Peter White, mi suegro o más bien, mi futuro suegro.

"... después de un largo proceso de construcción, Peter White. Hoy abre sus puertas al público el nuevo centro comercial "Eternal Magic" junto a su socio y amigo, James Roosevelt, el más poderoso empresario... no está de más decir que nos llevaremos una gran sorpresa..."

No tenía ni la más mínima idea de que mi padre estuviese involucrado, apagué el televisor y bajé preparándome para enfrentarlo, pero no me preocupé mucho porque difícilmente estaba en casa y cuando lo hacía había un caos, para sorpresa encontré a Sam y donde había de esperarse...el refrigerador.

- No está... – dijo mucho antes de que preguntara- ...ha salido temprano, dijo que tenía que terminar unas cuantas cosas y que no tardaba, pero que por nada del mundo te dejara salir, así que... hoy, pienso hacerlo.

- Bla, bla, bla, como si se le viese a menudo en casa, creo que para que yo crea eso tendrán que utilizar la coerción- dije.

- No te pases...Hay que confiar.

- Dime una vez que no falle... - le miré esperando y nada- ... ¿Ves? siempre falla, creo que ya no recuerdo que es estar juntos después de la muerte de mamá- dije furiosa, no debería estar así, pero era la verdad- al fin y al cabo es mejor así, cuando mamá estaba todo era totalmente...

- ... diferente, tienes razón, ¡pero que tozudos somos!... ahora esta es la realidad y es lo que hay... hay que aceptarlo o tú, por lo menos- dijo sacando un tarro de helado.

- Si, si... ¿acaso no te cansas de comer?

- Nopiti, nopiti... nopiti.

- Dentro de poco tiempo no tendrás tus maravillosos Bíceps – dije tonteando- vas a parecer un cerdo.

- Ja, ja, ja- no dijo más y me sacó la lengua.

- Sabes que es verdad, con tu forma de comer... – cogí su helado y Salí de la cocina- ... va a pasar.

- Lo veremos Ta-mi... oye ese era mi helado.

- Cógete otro- dije ya muy lejos de la cocina.

Sangre BaltimoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora