Capítulo 3

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Sam llamo a Camille que apareció en seguida con una deslumbrante sonrisa – por favor Camille, si papa llega dile que estoy con Tammar...- me dirigió una mirada- que me la lleve para que no derrumbara la casa- Camille era la empleada más antigua de la casa, fue contratada por mama y la más querida.

Salimos en su coche, creo que le daba más autoridad, nos dirigimos a ''Rousmarie'' donde siempre comprábamos nuestra ropa para eventos especiales, Rousmarie tenía a mano lo que yo deseaba. Cuando ingresamos a pareció ella.

- Pero miren quienes son, mis clientes favoritos... que grandes están, hace mucho no los veía.

- Yo creo que sí Rous vinimos hace tres semanas a comprar algo para la fiesta del presidente del club – dijo Sam.

- Pues para mí los días son como años, oh vamos, ¿y que los trae por aquí?

- Esta noche es la inauguración del nuevo centro comercial de Peter Kimberland y papa es su socio...necesitamos deslumbrar esta noche.

- Creo que tengo justo lo ideal para ustedes, síganme – nos hizo un ademan y nos cogió de los hombros- me encanta vestirlos, son como mis muñecos.

Caminamos hacia su oficina y entramos.

- Sabía que vendrían aquí, así que les guarde esto... es lo último que tengo y sé que les va a encantar – nos entregó dos enormes bolsas protectoras- ábranlas, es ideal para mis hermanos favoritos- Abrí la cremallera de la bolsa protectora y saque el vestido, fui al baño, me lo puse y admire el vestido en el enorme espejo de Rous. Era el vestido ideal sin duda, tal y como lo quería, me llegaba más arriba de la mitad del muslo, era sstraples y por fortuna el negro hacia resaltar mi tez pálida, era ajustado y delineaba perfectamente mi cuerpo, lo que me hacía ver muy sexy y más con sus lentejuelas. Quería la opinión de Rous y mi hermano, así que Salí fuera del baño.

- ¿Qué tal?- dije dando un enorme giro.

- Exhibicionista, todos saben que tienes lindas piernas Tammar- dijo en tono burlón.

- Que chistoso eres, ¿celoso?- toma eso Sam, lo único que hizo fue una mueca con su boca... es tan típico de él.

- Totalmente fantástico, diseñado solo para ese maravilloso cuerpo que tienes, sigue cuidándolo- Rous no es la única persona que admiraba mi cuerpo, siempre decían que todo lo que me ponía por más feo que se viera, me quedaba bien porque mi cuerpo lo hacía ver bien...

Llegamos a casa mucho antes que papa, por lo que no tuvimos inconveniente, quede muy satisfecha con mi vestido, realmente lo imaginaba así, solo que este es mejor.

- ¿Habías salido antes de compras con una chica, hermanito?- me burle.

- Cállate, tenía que hacerlo no podía dejarte ir sola y además yo también necesitaba mi traje para esta noche, acaso crees que no sabía nada de la inauguración, que atrasada estas- dijo caminando a su habitación.

- Espera- corrí lo poco que había avanzado y lo rodeo hasta quedar frente a mí- ¿qué q... quieres decir con eso? ¿ya lo sabias?- pregunte algo desorientada.

- Oh si, papa menciono algo esta mañana y dijo que teníamos que estar allí con él, pero que no sabía si debías ir tu- paso por mi lado y siguió, me volví hacia él, giro y dijo- a lo que intercedí yo, diciéndole algo así como "Papa es tu hija y tiene que ir con nosotros, así la vigilaras más" y accedió, dijo que veinte minutos antes de la inauguración debíamos estar allí- estudio mi expresión- ... De nada - y siguió.

Estaba en estado de shock, como rayos, papa no pensaba llevarme. Salí de mis absurdas ensoñaciones y mire la hora en mi celular, faltaba una hora, menos veinte minutos, santo cielo no tenía tiempo que perder y corrí tan rápido como pude. Me duche y me puse mi vestido, seque y peine mi abundante cabellera mona, ahora más que nunca mi pelo debía estar súper. Pase algo de rímel por mis pestañas, un poco de delineador y de labial, la verdad no tenía que utilizar tanto maquillaje, me puse mis tacones y estaba lista, cogí mi cartera, mi celular y Salí, Sam ya esperaba fuera con el auto.

- ¿Por qué tardaste tanto? Tenemos menos de diez minutos para llegar.

- es típico de mujeres nos gusta hacer esperar... acostúmbrate.

Arranco el auto y acelero, llegamos en menos de diez minutos.

- Espero mi pelo no este arruinado, casi me haces vomitar- Sam había ido demasiado rápido.

- Es típico de hombres nos gusta la velocidad... acostúmbrate, hermanita – dijo sarcásticamente – ven, papa espera -Como lo había dicho Sam, papa nos esperaba dentro. Había muchísima gente allí, de verdad que había quedado hermoso aquel lugar, daba un aire elegante y a la vez chic, de verdad que no era de esperarse. Nos dirigimos hacia él.

- Llegan puntuales, un punto a favor Tammar- se dirigió hacia mí, me observo detenidamente y dijo- cada vez te pareces más a tu madre, te vez hermosa – asentí, sentí que ardían mis mejillas- pero no se me olvida que tenemos un asunto pendiente, así que aprovecha esta noche.

Dicho y hecho, estaría castigada por el resto de mi vida, de veras había metido la pata, pero estaba demasiado enfadada con papa esa noche como para verle la cara y tuve que aprovechar. De la nada apareció Peter.

- Cada vez más hermosa Tammar- dijo Peter a modo de saludo.

- No le eches flores, puede que se las coma- dijo Sam.

- Mejor busca a alguien que te diga lo mismo- dije- buenas noches Señor Kimberland, veo que usted y papa han hecho un excelente trabajo en este lugar.

- Que más se puede decir, tuvimos un buen equipo de trabajo – contesto Peter, en ese instante apareció Jeremy.

- Wow, Tammar deslumbras más que este lugar – cogió mi mano y la beso, esta vez sí me ruborice- te vez preciosa.

- Pero mire quien se digna a dejar ver su rostro, es nada más y nada menos que Jeremy Kimberland- saludo mi hermano, vaya saludo tonto.

- El tiempo vuela, veo que ni tú, ni tu hermana cambian...

- Es tiempo de empezar- interrumpió mi padre- vamos.

Nos condujo hacia la tarima, lo que nos dio una mayor visibilidad del lugar, realmente era espectacular, no podía esperar a deleitar mis ojos, pero lo único que los deleitarían por ahora sería Jeremy. Le lance una mira escrutadora... ¡cielos! Lucia tan bien. Mi padre y Peter procedieron a inaugurar el lugar, todos aplaudieron y empezó la música, algunos bailaban y otros solo bebían en sus respectivas mesas, bajamos de allí y nos sentamos en la nuestra. Olvidaba mencionar que Jeremy tenía la misma edad de mi hermano y también eran muy amigos.

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Sangre BaltimoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora