Capítulo 11

5 1 0
                                    

JAMES

No entendía por qué sam me entregaba ese pedazo de papel, estuve a punto de hacerlo pero le di la vuelta y miré un escrito, lo leí y decía:

"cómo pudiste ocultarlo... ¡eres un Hipócrita!"

No comprendía en absoluto que quería decir, sus palabras quedaron plasmadas en mi mente, intente comprender por todos los medios, pero no me era posible, supuse que calmando un poco los nervios funcionaria, así lo hice o por lo menos lo intenté, releí, despejando mi mente y todo fue claro.

Tammar sabía todo.

Fue como un choque directo a todos mis miedos, después de la muerte de mi esposa, he intentado ocultar su procedencia protegiendo la verdad a mis hijos, pero a pesar de todo, nuestra relación no fue del todo directa, nunca estuve allí cuando debía.

Me sentí mal, acongojado y como un completo Idiota, dejé que todo llegara donde no quería, que arremetiera en mi contra la mentira que había puesto en ellos.

Me senté en el sofá, dejé todo sobre la mesa y cogí mi cabeza entre mis manos, mi corazón estaba destrozado y todo era mi culpa, por mis mentiras e injusticias, por la mierda que había sido con mis propios hijos.

Dejé que mi mente divagara durante un largo rato, me sentí desganado e impotente, como un zombie.

Me paré, me quité la chaqueta y aflojé mi corbata, caminé a la habitación de sam y me paré en la puerta. Estaba sentado en la cama, llorando, sintió mi presencia porque me miró impasible, algunas gotas aun caían por su cara.

- Vete de aquí- demandó.

- Necesito decirte algo importante– dije acercándome a su lado, me senté en la cama y esperé a que dijera algo.

- Esperas hasta ahora para decirme algo "importante", este no es momento para eso...mira donde hemos llegado, ¡TAMAR NO ESTÁ, MALDITA SEA! ¡NO ESTÁ! – se paró abruptamente de mi lado, caminando de lado a lado, intentando calmarse – y tú, tu sabes algo, por esa nota.

Me señaló, abatido.

- ¿Qué quería decir? – no contesté- ¡DIMELO!

- De eso te quería hablar- miré a todos lados intentando buscar fuerzas, me paré y caminé hacía su ventana. La luz de la luna llena inundaba la habitación, el aire frío entraba por la entrada del balcón- ...Cuando... conocí a tu madre, estaba en la universidad, tenía 18 años en ese entonces, yo... yo estaba en clase de historia, ella llego allí, era nueva y la más hermosa que había visto; su cabello era largo, sedoso, rubio. El profesor la sentó a mi lado, aún recuerdo el olor de su perfume, pero era muy reservada, muy callada, no hablaba con nadie, siempre que salíamos de clase desaparecía por completo, nadie sabía a donde iba o que hacía, era muy rara. Un día iba en mi auto de regreso a casa, la vi caminando sola en la mitad de la nada y estaba lloviendo fuerte, caminaba despacio y giraba disfrutando de la lluvia, paré frente a ella y le dije que si quería que la llevara, pero ella no quería, le insistí tanto que a lo último cedió, la lleve a su casa, era una casa enorme y muy bonita, era de buena familia – me reí- ... los Baltimore, me despedí de ella y la dejé allí, pero no me fui hasta que no la vi entrar. Pensé en ella toda la noche, pero era extraño para mí porque yo no solía sentir eso por una mujer, tenía algo que me atraía locamente. No fue fácil al principio empezar a hablar con ella después de esa tarde, pero luego empezó a hablarme más seguido, no te imaginas cuan feliz me hizo siquiera – lo miré de reojo y luego volví mi mirada a la luna, recordando- manteníamos juntos, la gente empezaba a hablar cosas, pero nunca les pusimos cuidado. Cuando la invité al baile de disfraces en Halloween ella cambió, se volvió otra, dijo que no podía ir, que era peligroso y que ella no podía seguir saliendo conmigo, que debía olvidarme de ella, intenté convencerla pero no quiso, la lleve a cenar, dejé el tema y se tranquilizó un poco, pero seguía inquieta, miraba mucho por la ventana, pero no me había fijado que ella estaba diciendo unas palabras muy extrañas, le pregunté que quería decir y dijo que era un lenguaje muerto... creo que era latín, que toda su familia la hablaba perfectamente. Seguimos hablando y logré poner toda su atención en mí, llevábamos un mes de ser amigos, pero ya estaba cansado de eso, de verdad la quería y quería que fuera mi novia, salimos de allí y estaba a punto de decirle cuando todo se oscureció para mí, lo último que escuché era a Rebecca gritando mi nombre. Cuando desperté estábamos en el parque más cercano al restaurante, ella estaba tirada frente a mí, estaba inconsciente...despertó asustada, me preguntó si estaba bien y le dije que sí, estaba preocupado, el cielo se volvió rojo sangre y unas sombras negras asquerosas, se acercaban a nosotros, ella se paró y les preguntó que querían, ella empezó a gritar, se quejaba, cogía su cabeza muy fuerte, decía que la dejaran en paz, que nunca accedería a estar en la oscuridad, se tiró al suelo, se revolcaba gritando. Las sombras danzaban a nuestro alrededor, yo no sabía qué hacer, ella se quedó quieta, me acerqué más a ella, me estaba mirando pero era como si no estuviera allí, empecé a orar, tenía miedo de que le ocurriera algo, empecé a llorar, la besé y estaba fría, estaba confundido, no entendía nada, entonces ella se paró de la nada, tambaleaba, sacó una daga de su bolso y corto sus venas, cerró sus ojos y empezó a hablar en latín, era muy extraño, las sombras se detuvieron y arremetieron contra nosotros, pero si se acercaban se evaporaban gritando de una forma horrible, era un ruido muy maquiavélico y ensordecedor, algunos solo huyeron, ella cayó y yo la recogí, la lleve a su casa, su madre estaba preocupada y su padre estaba furioso, les expliqué todo y ellos solo se quedaron callados, su madre me dijo que me fuera a casa y olvidara todo, me opuse, pero no dijeron nada más, me fui, pero no pude dormir en toda la noche, no después de todo eso. Al otro día la busque en el colegio, pero no la encontré, la llamé pero tampoco contestaba, fui al parque donde había ocurrido todo y allí estaba sentada bajo el árbol con su pelo rubio suelto, ella me miró, se paró y caminó hacia el bosque, la seguí y ella se detuvo, me dijo que se iba a mudar muy lejos y que tenía que olvidar todo lo que había pasado, que debía olvidarme de ella... la cogí entre mis brazos, le dije que la amaba y la besé, le dije que podía confiar en mí. Al principio me vio poco convencida, pero le insistí, nos sentamos y ella me dijo todo... me dijo que – no quería decírselo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 26, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sangre BaltimoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora