Una verdadera Confesión

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((Bueno, actualizo rápido ya que la escuela  y mi vida personal me mantendrán ocupada como para no actualizar por un largo rato, y gracias por los comentarios! No crean que no los veo CX))



Rayos de un cálido y agradable sol comenzaron a iluminar el cuarto de aquel duro Uchiha, donde solo se encontraba un moreno recostado en cama aun disfrutando el olor de aquellas cobijas que usaba su amado todas las noches.

Esos rayos de sol cayeron sobre su cara, haciendo que abriera los ojos, para darse cuenta que aún seguía en la casa de su amigo, era raro, había tenido un curioso sueño donde Madara lo arrojaba a la ventana haciendo caer desde el segundo piso directamente hasta el duro suelo.

Algunas de sus heridas ya no le dolían tanto, más sin embargo tenía manos marcadas en su mejilla izquierda y sentía un dolor horrible en la espalda ''no pude esperar otro día, tenía que venir en la noche por mis infantiles impulsos'' se restregó en la mente el Senju.

Dejando los arrepentimientos se levantó de la cama teniendo algo de cuidado con su espalda, por alguna razón sentía miedo de salir de esa habitación, creía que un Uchiha de una estatura similar a la suya lo golpearía hasta sacarlo de su hogar dejándolo en la calle sin ninguna otra opción más que volver a su casa.

Se colocó su ropa la cual aún permanecía tirada en el suelo, se dirigió a la puerta tranquilamente, puso su mano sobre la manija para salir de ahí, pero se detuvo, escucho pasos, fríos y escalofriantes pasos los cuales se detuvieron rápidamente, prefería salir por la ventana, eso haría, saldría por la ventana y volvía ahí en dos meses para no darle explicaciones al pelinegro.

-¿Dormiste bien Hashirama?- un escalofrío recorrió desde sus pies a la cabeza por esa calmada pero penetrante voz, se dio la vuelta para observar un hombre con largo cabello largo y una capa del mismo color de pie junto a la ventana.

Una risa nerviosa y grande salió de el –¡Mada jaja! ¡Mi mejor amigo!- era más que claro que estaba nervioso, no estaba preparado para terminar con la nariz rota y otras siete costillas fuera de su lugar.

De nuevo un incómodo y casi infinito silencio apareció, eso ya casi era algo que se podía considerar normal en la relación de ellos dos, si el Senju decía alguna estupidez el Uchiha solo se quedaba en silencio hasta que apareciera otro tema para charlar, en cambio el pelinegro siempre estaba callado en caso de que su amigo lo hiciera hablar.

-Dejemos a un lado el tema de que dormiste en mi cama sin mi consentimiento...- suspiro el menor, realmente tocaría un tema serio, el cual le parecía incómodo y difícil de tratar, especialmente por qué lo hablaría con quien se supone que es su mejor amigo.

-sobre lo que paso anoche y ayer en la mañana, quiero saber la razón, quiero que aclares todas cada una de las cosas que me vayas a decir Hashirama- hablo serio fijando su vista en esos preciosos ojos cafés los cuales no deseaba, pero veía todo el momento.

El moreno trago saliva, ahora realmente tenia escapatoria de esa situación, tendría que ser claro directo, suspiro bajando la mirada levemente, evitando mostrar un cierto nerviosismo que podía verse en su mirada con solo una vista, estaba consciente de que quizás el Uchiha sabía todo sobre sus sentimientos hacía el pero por una u otra razón deseaba aclarar todo.

-Y-Yo...- tartamudeo, aunque no lo desease admitir, estaba nervioso y no podía hacer nada para poder cambiarlo, dio otro suspiro –Te amo- esas simples palabras lograron que pelinegro abriera los ojos completamente.

No podía ser, de todas las mujeres o incluso hombres, él tenía que ser amado por alguien además de su hermano menor, simplemente no podía aceptarlo, había quedado confundido después de la primera y estúpida confesión de amor del Senju, todo se había aclarado la noche anterior, pero aun no podía aceptarlo sin escucharlo primero, al escucharlo no podía creerlo.

¿Por qué tienes que ser tan grosero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora