Daryl me llevaba jalada del brazo por toda su casa, mientras todos nos miraban extrañados o simplemente se apartaban debido a sus salvajes empujones. Yo iba casi rodando y lo seguía únicamente para que no me volviese a cargar como lo había hecho en medio del jardín. Comenzamos a subir las escaleras, pero de un manotazo me liberé de su agarre.
- No voy a ir contigo a ningún lado.- lo reté.- Camina.- espetó.
- Tú no me mandas.- dije desconfiada.
- Juro que si no caminas te voy a azotar en este puto escalón ahora mismo.
Abrí los ojos de par en par y lo miré espantada. ¿Acaso estaba loco? Yo simplemente me alejé de él para que no fuese a matarme en medio de las escaleras. Él cerró los ojos y respiró profundo. Tomó mi mano y volvió a tirar de mi. Me negué y me agarré, por no decir enredé, del barandal de la escalera.
- Tendrás que cortarme en pedacitos para que me suelte de aquí.
Él solo sonrió y se me acercó lo suficiente como para que nuestras narices chocaran. Viré el rostro y me agarré más fuerte. No pensaba irme a ninguna parte con él. Se movió rápido y me aprisionó contra el barandal, me dio la vuelta y pegó su pecho en mi espalda. Entonces como si fuera lo más normal del mundo: me dio una cachetada en el culo. Fuerte. Grité y me solté por la impresión. Él se inclinó y me cargó por las piernas y la espalda pegándome a su pecho con fuerza... y así comenzó a subir las escaleras de dos en dos.
- ¿¡Cómo te atreves!?- chillé.- No digas que no te lo advertí.- dijo como si tal cosa. Abrí la boca de par en par.
- Quiero que me bajes. Ahora.- ordené. Él solo rió y yo me acerqué y le mordí el pecho.
- ¡Mierda! Suelta, suelta, suelta.- gruñó.
- ¡Bájame ahora!- dije con los dientes apretados alrededor de su carne.
- ¡Joder, Carol! Me estás lastimando.- musitó con los ojos cerrados.
- ¡Bájame!
Él se paró frente a una puerta de madera blanca y la pateó para abrirla. Una vez dentro me lanzó en la cama y se comenzó a sobar en donde le había mordido al tiempo que iba hacia la puerta y la cerraba con llave.
- ¿Pero qué haces? ¡Ábreme la puerta!- Oh, si. Claro...- ladeo la cabeza.- que no.
- ¡Ábreme la maldita puerta! ¡No puedes solo encerrame en tu cuarto y ya!
- Creo que ya lo hice.- informó con una sonrisa.
- ¿Por qué me haces ésto?- susurré.
Él se tensó y comenzó a caminar hacia mi.
- ¿Qué te traes con el alemán?- ¡Ese no es tu problema, maldita sea!- grité.
- ¿Te gusta?
Me tapé el rostro con las manos y conté hasta cinco. Cuando volví a verle, estaba a un paso de acercarse a mi cuerpo. Me alejé por incercia y la parte de atrás de mis piernas chocaron contra su colchón. Corrí hacia el otro lado de la habitación y comencé a dar golpes en la puerta.
- ¡Ayuda!- chillé.- Ay por dios. ¿Es en serio?- dijo entre risas.
- ¡Ayuda por favor!- grité con todas mis fuerzas.
- ¿Ese es tu súper plan?- lo miré con odio y seguí golpeando y gritando.- Bueno... cuando te rindas, estaré por allá.-
señaló su cama. Cuando se dio la vuelta corrí hacia él y comencé a golpearlo con todas mis fuerzas.- ¡ÁBREME LA PUERTA!- chillé.
- ¡Carol!- gritó.- Pa... Wow... ¡Oye, detente!- dijo tapándose el rostro.
- ¡Te odio!- grité mientras seguía golpeándolo.
Él abrió los ojos sorprendido y me tomó por las muñecas para detenerme. Cuando empecé a patearlo simplemente me lanzó en la cama y se montó a horcajadas sobre mi.
- ¡Suéltame!- grité más fuerte.