Los conejos rosados son celosos.

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Acabo de hacer actualización doble, mira arriba.

Capitulo#3: Los conejos rosados son celosos.


Después de aquel momento, un tanto (Mucho) perturbador, Mabel lo ataco con una infinidad de preguntas a las cuales él no respondió realmente puesto que él mismo no terminaba de asimilar lo sucedido, además de que en unas horas tendría clase.

Si... aun se preocupaba por las clases.

Bueno, la mitad de eso era cierto y la otra mitad solo era escusa, simplemente quería algo en que centrarse y olvidar por el momento todo el asunto del demonio con forma geométrica. Se tiró a la cama eh intento dormir, cosa imposible porque cada que cerraba los ojos le entraba el miedo de encontrar nuevamente al demonio o peor, soñar de nuevo con el.

Y así por inercia el castaño no cerró los ojos hasta que el reloj dio las 5:30 AM.

...

La alarma del reloj en la mesita de noche sonó como nunca, haciéndome salar por la impresión; me senté con lentitud en la cama y con movimiento lento estire mi mano hasta el aparato apagandolo inmediatamente. Solté un suspiro de cansancio, estire mis brazos hacia arriba para intentar desaparecer un poco el cansancio, sin embargo una punzada de dolor en uno de mis hombros me hizo soltar un jadeo de dolor, intente tocar la herida por encima de mi ropa, grave error.

Una mueca de dolor se formó en mi rostro por lo que inmediatamente la deje de tocar. Suspire de nuevo.

Con pasos lentos; muestra de mi evidente cansancio, me dirigí al baño. Me deshice de toda mi ropa, teniendo extremado cuidado en quitarme la parte superior, encendí el agua fría; normalmente me baño con el agua caliente para empezar relajado el día, pero considerando mi estado medio en coma, el agua caliente solo me relajaría hasta el punto de darme más sueño y lo que necesito hoy es estar despierto.

Mi piel se erizo al sentir el agua recorrer por mi cuerpo y mi hombro punzo de dolor pero lo ignore. Una vez que termine de ducharme tome la toalla más suave y me seque teniendo más delicadeza en mi hombro; enrolle la toalla en mi cintura y me dirigí al lavamanos.

Me observe en el espejo detenidamente.

A pesar de haberme bañado no me pintaba muy bien, mi cara estaba pálida (más de lo normal) destacando más las bolsas bajo mis ojos, me auto-compadecí de mí mismo soltando un suspiro. Dejando de lado mi patética apariencia lleve la mirada hacia mi hombro, si mis ojeras resaltaban... La mordida era aún más visible que ellas. 

No estaba muy hinchada tal vez el agua fría ayudo en eso, pero tampoco sangraba como unas horas antes, eso si estaba roja, muy roja. Con solo verla se notaba que no es una herida superficial, la herida había desgarrado mi piel, ¡los colmillos todavía se veían mas aterradores!, sin duda eso iba a dejar una cicatriz muy difícil de borrar.

Pase mis dedos sobre ella delineándola mientras reprimía otra mueca de dolor, suspire; "es seguro que me molestara hoy en clases..." 

—¡Las clases!— "Mierda, lo olvide". Apresurado con mis dedos tome un borde del espejo y tire de él, saque de dentro un botecito de antiséptico, algo de algodón y una gasa adhesiva; siempre tengo esta clases de cosas guardadas porque Mabel aún con 17 años se sigue haciendo daño como cuando éramos niños.

Después de tratarme la herida salí del baño y me dirigí hasta el armario. Me vestí con un jean azul un poco desgastado, un suéter café también un poco gastado, una camisa de cuadros rojas sin abotonar y unos converses negros con blanco; me cepille los dientes y me peine un poco, tome mi mochila y antes de salir del cuarto agarre mi nueva gorra con el típico pino, el tío Stan siempre que se me daña una me envía una nueva.

Totalmente Acosados (RETOMADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora