Capítulo 30

1K 116 7
                                    

¿Cómo que la boda sería en un mes? ¡Era ridículo, totalmente! Esos eran algunos de los pensamientos que circundaban por la mente de Guillermo. ¿En dónde quedaba él? ¿No se suponía que él —desgraciadamente— también era parte de eso? Aunque también era de admitir que Guillermo nunca estuvo de acuerdo con ese evento, pero de igual manera le hubieran consultado antes por lo menos, y además... ¿él cuando había dicho que realmente quería casarse? ¡Nunca! Y tampoco lo tomaron en cuenta, lo obligaron prácticamente, a hacer algo que él por supuesto, no quería en lo absoluto. 

—¿Se han vuelto locos? ¡¿Todos?! —exclamó Guillermo sin el menor intento de no demostrar su gran enojo hacia casi todos los presentes. Ahí fue cuando su esperanza hacia su padre se desvaneció. Carlos también estaba en desacuerdo con aquello, entonces ¿por qué no decía nada? ¿por qué no se negaba? Sólo estaba de respaldo a Esther. 

—Ya te he dicho que no nos gusta que nos hables así. ¡A nadie deberías de hablarle así! ¡Yo nunca eduqué así a mi hijo! —gritó su madre, perdiendo la paciencia completamente. Ella tenía claro que no estaba pidiendo lo opinión de su hijo, todo ya estaba casi listo y ya no habría vuelta atrás. Era claro que ni mil berrinches de Guillermo la harían cambiar de opinión. Jamás. 

—¡Esto no es justo! ¡¿Alguna vez han pedido mi maldita opinión?! ¡No, nunca! ¿Cómo quieren que acepte algo que por supuesto yo nunca quise en un principio? —Guillermo definitivamente no podía ocultar su frustración, pero era obvio, ¿quien sería capaz de hacerlo ante semejante injusticia? No podía creer que las personas que tenía frente a él fueran sus progenitores, los que le dieron vida literalmente. Los que prácticamente lo estaban forzando. 

—¡Guillermo deja de oponértenos! Ya he dicho que no habrá ningún cambio, ¡harás las cosas cómo se te indique! ¡¿Ha quedado claro?! —si Guillermo quería una discusión a gritos, eso obtendría. Ella ni en un millón de años cambiaría los planes. «Era por su propio bien» Esther siempre se repetía la misma frase. Era casi obvio que Guillermo nunca sería feliz con Delia, pero todo eso había sido por culpa de Samuel. Él era el que había ocasionado toda aquella situación. Era el causante de todo lo que estaba pasando. Esther lo odiaba, de eso no cabía la menor duda. 

—¡No haré ninguna de las mierdas que me estas pidiendo! ¿Escuchaste? ¡No lo haré, si quieres me puedes desheredar o todo lo que tu puta conciencia quiera...! 

—¡YA BASTA GUILLERMO! —gritó su padre con voz energética, interrumpiendo rotundamente el pleno discurso de su hijo. Ahora, Guillermo tenía claro que su padre ya no lo apoyaría, ni aunque se lo rogara un montón de veces. Con él ya no podía contar definitivamente. 

La sala se inundó en un gran silencio, las palabras de su padre habían causado casi un espanto en los presentes. Delia seguía sentada en un sillón, escuchando y viendo la escena, totalmente horrificada. Se sentía culpable de casi todo, ella no debería interponerse en la vida de Guillermo, lo había hecho después —inmediatamente— de que éste había despertado del coma. Estaba apunto de decir algo, pero Guillermo habló de nuevo: 

—Vale, está bien —dijo suspirando frustrado, pasando los dedos por su cabello—. ¿Tanto quieren obligarme? Bueno...yo no lo repetiré más; No me casaré aunque me estén persiguiendo todo el maldito tiempo. Si quieren realmente que ella —dijo señalando a Delia —se case, busquen a otro ¿de acuerdo? Porque espero que les haya quedado claro que no haré ni un puto caso de lo que me digan. ¡No me obligarán a hacer algo que no quiero y que nunca querré! —dijo serio e indignado, y decidido se encaminó hasta la entrada. Haciendo caso omiso de los gritos y regaños que pegaba su madre. 

[—] 

El viento gélido y penetrante calaba en los huesos de Guillermo. Eran todavía aproximadamente las siete de la noche, pero el ambiente que irradiaba era claro de una noche de invierno, aunque sólo estuvieran en casi otoño. A simple vista se podía ver que casi la mayoría del lugar estaba completamente vacío. 

Hacerte Recordar [Wigetta Fanfic] [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora