Especial San Valentín [Parte #3]

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La vida se resume en dos cosas: amar y ser amado. 

Claro, eso era lo que opinaban algunas personas. 

Si bien es cierto que el ser humano necesita estar siempre conviviendo y dependiendo de las relaciones con las demás personas, eso no quiere decir que sea estrictamente necesario tener a una pareja para poder ser feliz. 

No es como si fueras a morir de tristeza por no tener a alguien que te ame "incondicionalmente", bueno, cada persona piensa diferente. 

Guillermo definitivamente no era y nunca sería del tipo que pensara que el amor es lo más importante en esta vida. No le llamaba la atención tener que compartir todo con alguien más. Había cosas mucho más importantes.

Ese era el pensamiento que siempre se recordaba a sí mismo,  entonces... ¿Por qué sentía tanta curiosidad sobre quien le había confesado sus sentimientos (indirectamente) aquél día de San Valentín?  Esa era la pregunta que lo perseguía a cada instante del día.

Ya había pasado un mes desde que aquello ocurrió.  

Guillermo no podía negar que se sentía intimidado de cierta forma. El no saber quien fue la persona que le había escrito esa carta, le desconcertaba. Era innegable que había pensado que quizás aquello había sido una estúpida broma, y que era ridículo que se estuviera quebrando su cabeza por saber quien había sido.

Pero lo extraño era que a Guillermo le "aterraba" que eso hubiera sido una broma pesada, quizás, tan sólo quizás, eso era lo que necesitaba. 

Vaya, era tonto pensar en eso. Demasiado. 

[...]

El toque que indicaba el fin de una de las muchas clases, sonó.

Guillermo sentía unas extrañas ansias y nervios cuando sonaba el timbre que ocasionaba que todos los estudiantes salieran y en los pasillos se formarán estampidas salvajes y casi peligrosas. Era el nerviosismo de pensar que, dentro de aquellas oleadas de jóvenes, estaría aquella que había escrito la carta que recibió en San Valentín. Guillermo se cuestionaba si eso de sentir revoltijos en su estómago era normal. A lo cual llegó a la conclusión de que obviamente no lo era. Algo lo estaba moviendo y distrayendo de una manera impresionante pero lo terrorífico era que no sabía el qué.

Con esfuerzo y cuidado llegó a la cafetería. El sitio estaba no tan concurrido como lo esperaba, lo cual agradeció bastante. Odiaba ver y sentir tantas personas alrededor suyo. Era agobiante.

Después de unos minutos, llevaba su charola con comida hacia una mesa, dispuesto a disfrutar de su delicioso plato de fresas...y bueno, sólo eran fresas. Guillermo recordó cómo lo había visto la señora que lo atendió cuando solamente pidió unas simples fresas para comer. Una risita acompañada de un bufo extraño se formó en su cara.

Halló una mesita en una esquina que al parecer estaba libre. Perfecto, pensó Guillermo. Estaba aislada de todo el lugar y nadie se molestaría en observarlo ni acompañarlo.

Pero, oh, oh. Algo, más bien alguien, llegó a sentarse como si nada con él ¿Quién rayos era el estúpido que se atrevía a hacer eso? ¿Que no Guillermo llevaba demasiado claro en su expresión "no molestes, no te acerques y no terminarás con un ojo morado"?

Bueno, era extraño pensar en eso. Guillermo no tenía esa expresión de "vete a la mierda" en la universidad. Era una persona completamente diferente cuando estaba con su familia. Ellos eran las únicas personas que lo respetaban y aceptaban como era. Siempre podía contar con su apoyo, y hasta el momento, Guillermo no veía el porqué tratar amablemente a alguien que no fuera como su familia. Nunca encontraría a alguien así.

Hacerte Recordar [Wigetta Fanfic] [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora