Si tú me dices "ven"

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Título: MOMENTUM

Autora: Clusmykitty

Fandom: DCU, DC Cómics

Pareja: Superbat

Derechos: DC y sus hordas de demonios todo lo conquistan.

Advertencias: Pues vamos que ya todo está dicho con la pareja, y también que retomo ese crossover hecho entre Frank Miller y Todd McFarlane (Spawn Batman) como punto de partida para esta historia. Mi primer Superbat largo, os suplico gentileza.

Gracias por leerme.



Si tú me dices "ven".


Una noche fría, una noche oscura iluminada por una luna llena cubría Ciudad Gótica, con un viento cargado de promesas rotas, desilusiones y peleas, varias de ellas pintando de sangre el suelo como aquella cerca de la ribera. Un rugido distante, el golpeteo de las olas contra los pilotes de madera podrida eran el compás constante entre maldiciones, disparos arbitrarios, golpes brutales, gritos de dolor que cambiaron a balbuceos hasta quedar reducidos a un silencio total. Dentro de una de las tantas bodegas del puerto, el olor salado de la sangre y sudor combinados, acompañaron el andar del Caballero de la Noche dentro de ese espacio atiborrado de cajas.

Aire mohoso entró en sus pulmones que buscaban limpiarse del humo de armas y bengalas ya apagadas. Sangre bombeó de su corazón entrenado para latir a un ritmo sosegado con el fin de permitirle llevar una circulación apropiada a su cuerpo, impidiéndole perder el tiempo en sentir dolor, sin desperdiciar sus movimientos calculados, precisos. Los enemigos de esa noche estaban detrás suyo como evidencia de su victoria, inconscientes, algunos muertos. De momento le pareció un triunfo temporal, más reconoció que el verdadero horror estaba frente a sus ojos. Había descubierto un cargamento de armas de alto calibre, vendidas por agentes de una dictadura ya extinta años atrás a las pandillas más fuertes de Ciudad Gótica. Armas creadas para una guerra que nunca sucedió.

Batman se acercó a revisar una de las altas como enormes cajas que abrió con un gruñido al recordar sus dedos agotados, sintiendo llagas romperse y sangrar por debajo de la tela de sus guantes. Había pistolas con mirillas de largo alcance, granadas, lanza misiles y extraños aparatos de ata tecnología que hubieran puesto en jaque a la policía ante el horror que hubieran desatado si hubieran alcanzado las calles. De entre aquel tesoro bélico, sus ojos captaron un par de guantes metálicos con color plata, bruñidos de tal manera que al levantarlos reflejaron su imagen. Un rostro oculto tras una capa, una máscara negra con rasgaduras en las orillas. Hilos de sangre escapaban por debajo del antifaz hacia su mandíbula tensa.

De pronto, un sonido atrajo su atención. Un siseo. Sus sentidos entrenados enviaron un latigazo de adrenalina a su cuerpo, haciéndole saltar cual gacela lejos del golpe fatal que un robot centinela asestó, perforando el suelo de concreto en lugar del cuerpo del murciélago, quien evadió un par de ataques más antes de ser alcanzado por un tobillo y azotado contra la caja de armamento, deshaciéndola con un quejido que Batman ahogó, impidiendo a su consciencia darle prioridad al cansancio y heridas, enfocándose en su lugar a los guantes metálicos caídos no lejos de él, aprovechando la pausa del robot, quieto, esperando por su reacción.

Muévete lento. Está alerta. Ignora el dolor.

Sus manos serpentearon por debajo de las metralletas, alcanzando uno de los guantes. No había tiempo para estudiarlo ni medir sus alcances. Rezó porque el esclavo ruso que los había creado hubiera tenido idea de lo que estaba haciendo. Apretó sus dientes con el sabor metálico de la sangre en su boca, percibiendo un hormigueo en la mano que introdujo en el guante. Alimentadores neuronales hicieron contacto desde el guante hasta su mente, concentrada en el robot que había detectado ya su movimiento furtivo. El silbido de un cañón preparándose le advirtió al vigilante nocturno del siguiente disparo contra su persona. Cañón láser. No tenía una protección para ese tipo de arma y estaba a distancia de disparo certero. Batman no lo dudó ni un segundo más.

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