Capítulo 12.

222 17 4
                                    

Narra Verónica Black

- ¿Porque él es así? - pregunte mirando la puerta por donde Jayden había salido segundos antes

- No lo se, el solía ser muy alegre cuando éramos niños - comentó Chase encogiendo sus hombros

- Y ¿que paso? - cureoseo un poco

- Yo creó que perdió su alma, desde que Tessa murió y mató a su padre. Jayden perdió sus sentimientos o algo así, es como un robot -

- Yo no creo que sea un robot - comente

- Pues en cuanto a sentimientos no esperes nada de el o saldrás herida - advirtió

- ¿Tu como sabes eso? -

- Porque ya me ha pasado - entro en la cocina y lo perdí de vista

(....)

Pensé en las palabras de Chase, no dejaban de rebotar en mi cabeza, ¿Jayden lo había herido? ¿Pero como? Ambos son chicos fuertes y seguros de si mismos y tienen miradas que hacen que te orines del miedo, son muy parecidos si lo piensas bien, por algo son parientes, parecen los típicos gemelos que se odian

Quisiera saber como fue que murió la hermana de Jayden, creo que Chase dijo que su nombre era Tessa, un nombre lindo. Me hubiera gustado llamarme así, porque sinceramente odio mi nombre. Me levante de la cama y fui a la oficina de mi padre, seguramente el tiene la causa y como murió Tessa

Busque en los cajones y encontré una carpeta negra con el nombre de Jayden en una etiqueta, el negro solo era para los pacientes que estaban realmente mal de la cabeza. Dude en abrirla pero al final lo hice, pase hoja por hoja encontrando fotos de Jayden de cuando era mas chico, era gordo, chaparro, usaba lentes y brakets, sin mencionar el acné en su cara, ahora entendía porque lo molestaban tanto

Pase hoja por hoja hasta que di con lo que buscaba

Muerte de Tessa y su padre desde su punto de vista:

Me senté en la silla de mi padre y deje la carpeta en el escritorio y sin mas rodeos comencé a leer...

- ¡Levantate! - me gritó fuerte

- N-no puedo, me duele mucho - dije llorando en el suelo

- Eres un marica Jayden, por eso abusan de ti en la escuela - escupió con furia - ¡anda! ¡levantate y pelea como el hombre que eres! -

Me levante con dificultad y ya que estuve de pie me puse en guardia, mi padre sonrió satisfecho y también se puso en guardia. Dio unos pasos a mi y yo retrocedí, lanzó el primer golpe y con algo de suerte pude esquivarlo y pude golpear a mi padre en la quijada, él escupió sangre y me miro con furia para dejarse venir contra mi, me tiro al suelo y me montó para darme golpes en la cara una y otra vez sin parar, apenas si me podía cubrir el rostro de la lluvia de golpes

DemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora