Era domingo cuando mi celular sonó una vez más en mi mesita de noche... me giré sobre mi lado derecho y la rubia de mi lado se movió pegándose más a mí, simplemente sonreí al recordar lo que había sucedido la noche anterior en el bar donde había encontrado a Amelia y su enérgica amiga, Eleonor.
Mi celular sonó otra vez. Dios! ¿cuántas veces había sonado ya?
-hola- respondí con voz ronca mientras me sentaba en el borde de la cama. -estaba dormido, lo siento. ¿qué pasa, David?- pregunté mientras pasaba mi mano sobre mi cabello, tratando de peinarlo y darle forma. -si, la vi anoche. En un bar, nos encontramos de casualidad.- David habló aún más preguntándome si estaba con ella, si había hablado con ella o si por lo menos ya había tenido un avance con ella. Con pesadez y mucha molestia mi respuesta a todas esas preguntas fue un No!
Amelia ella simplemente no era fácil. Y yo no tenía idea de como Carajos hacer que alguien que te odia sin ni siquiera conocerte pueda llegar por lo menos a tolerar que respires a centímetros de ella.
-David, yo se que sólo tengo 6 meses para casarme con ella- David siguió hablando, diciéndome lo que pasaría si eso no pasaba. -Lo sé, crees que a mi no me interesa eso? hombre! Yo soy el más interesado en todo eso... es de mi hermano de quién hablamos. Yo soy todo lo que le queda, no dejaré que nada le pase.- asentí aún que David no pudiera verme al otro lado de la línea, simplemente quería colgar el maldito teléfono y seguir durmiendo, pero no, el siguió sermoniandome como mi padre lo hubiera hecho... si aún viviera. -ok, Dave. Haré lo posible. Trataré de agradarle. Bye, tu también cuidate- y finalmente el pobre y agitado hombre colgó.
Mi cuerpo lleno de alcohol aún de la noche anterior cayó de espaldas sobre el colchón... mire el techo y suspire. Dios! Tenía que hacer que Amelia se enamorará de mí, o por lo menos hacer que estuviera de acuerdo a jugar este juego. ¿y si le decía la verdad? Ella no era la única que pensaba que todo esto era absurdo y al igual que yo, ella perdería mucho si no hacía lo que su madre había ordenado en el testamento. Ella perdía su dinero y yo perdía todo medio para ayudar a mi hermano.
Mi corazón se agito y mi estómago se hundió. ¿y si a ella no le importaba el dinero? ¿si ella era diferente a todas esas chicas millonarias?. Negué y me reí de mí mismo por pensar eso, jamás sería diferente un millonario de otro... yo mejor que nadie lo sabía. Yo había estado rodeado de ellos toda mi vida como abogado que era... y con mayor razón sabía que podían llegar a ser una total mierda.
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Cuando esa tarde llegue a la clínica, mi hermano se encontraba pálido y como si le hubieran dado la paliza de su vida...
-Hey hombre!- le grité al verlo sentado esperando. El me miró con sus ojos de cachorro cansado.
-Hey!- sonrió levemente, como si eso fuera la cosa más cansada de realizar.
-Te sientes bien hoy? Quiero decir, mejor que los otros días? - Matt me miró y simplemente asintió. Él jamás diría que la vida apestaba, aún cuando su cabeza era calva y se la pasaba vomitando gracias a las quimioterapias.
-sabes? Mataría por una pizza...- dijo sonriendome mientras en su regazo sostenía un balde con lo último que había desayunado hoy. -pero se que al comerla, simplemente la vomitaría en este balde- su voz sonaba con una chispa de risa. Yo solo pude sentarme al lado de su cama y pasar mi brazo sobre sus hombros.
-prometo que te llevaré a comerla cuando salgas de acá, vale?- el asintió y sonrió de la forma más amplía que jamás lo había hecho durante el día de hoy. Verlo así realmente me partía el corazón.
-Gracias James- dijo con voz quebradiza y poco audible. Yo lo miré y tomé su mano. El no me miró, simplemente hablo de nuevo. -eres el mejor hermano mayor del mundo- su mirada me encontró y sus ojos eras vidriosos y mojados. Parecían un cielo nublado; amaba ver sus hermosos ojos grises, me recordaban tanto a los de mamá.- siento mucho ser una molestia todo el tiempo. Pero de verdad, no se que haría sin ti, hermano. Eres todo lo que me queda y lo que más amo en el mundo... de verdad siento ser un maldito enfermo de cáncer - su voz se quebró y mi corazón también lo hizo... me puse de pie frente a él e hice que me mirara...
- No eres un estorbo para mi Matt. ¿entiendes eso? - pregunté molesto. El me miró y una lágrima cayó de sus ojos. -Jamas serás un estorbo para mí, tú eres mi hermano. Tu eres lo único que me hace querer ser mejor cada día. Eres mi hermanito, jamás cambiará eso. Yo te amo Mattew!! Te amo y eres todo lo que tengo en este mundo- Matt asintió y colocando el balde a un lado me abrazo. Dios era tan débil, tan delgado y frágil. Odiaba sentirlo así, odiaba tanto que está maldita enfermedad se estuviera llevando a mi hermano con él.
Cuando subí al auto, una hora después de estar con Matt simplemente no pude contenerme más. Mis lágrimas salieron y me quebré como lo haría un vaso de cristal arrojado al muro con gran fuerza. La vida me había hecho entender que era cruel una vez más. No sólo se había llevado a mis padres en el accidente de auto hacia 8 años, cuando Matt apenas tenía 10 años y yo 18. Nuestra nana, Cecilia; nos había tomado como sus hijos, ella nos crío y nos amo como nadie podia haberlo hecho en el mundo. Esa mujer nos había abierto sus brazos y su corazón cuando las personas que más amábamos nos dijeron adiós. Pero ahora, esto era demasiado. Yo estaba perdiendo a mi pequeño hermano, y no había nada que pudiera hacer... sólo esperar y pagar los medicamentos que el utilizaba para hacerlo sentir mejor, pero pronto mi cuenta de banco no daría para más. Yo era abogado, pero cuidar de una anciana cansada de criar a dos mocosos y a un hermanito muy enfermo traía muchas cuentas y esa había sido la razón por la que había aceptado esa loca idea de la Señora Jhons, es decir, si yo me casaba con si hija... ella heredaría toda la fortuna, todos esos millones y como tal tendría que ayudar a su pequeño cuñado, se que sí, ella lo haría, ella entendería.
Mi pecho sintió como una presión no lo dejaba poder respirar y mi cabeza dio vueltas al entender mi situación... Amelia Jhons era la única salida que tenía para lograr que mi hermano viviera un poco más. Ella era lo que tenía ahora y tenía que saber aprovechar. Sonaba frío y calculador, lo sé, pero simplemente de eso de trataba. Sólo tenía que saber jugar y poder así cazar a la fiera. Tenía que hacerlo, tenía que enamorarla o decirle la verdad y sinceramente no sabía cuál de las dos era más fácil cuando de Amelia se trataba.
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"El testamento"
RomanceAmelia Johns era la única hija de la familia Johns Miller, y eso significaba que era la única heredera de absolutamente todo, claro esta, que nadie dijo que tenerlo todo fuera a ser tan fácil. Su madre, Claire Johns, aun después de su muerte, jamás...