El reloj marcaba las 7:50 y yo me encontraba peor que colegiala en la noche del baile de graduación. Mis manos sudaban, mi estómago se sentía como si un enorme agujero lo penetrara y mi corazón latía a mil por hora, Dios!!! ¿por qué estaba tan nerviosa?
Me incorporé y comencé a caminar de un lado a otro por toda la sala. Esa noche había optado por algo sencillo: un enterizo de short de color rojo que dejaba un poco descubiertos mis pechos y obviamente mis piernas. Había escogido unas zapatillas doradas y un collar de tres cadenas doradas con unos pequeños aretes de aro dorados y el cabello suelto; quería lucir relajada, tranquila, alguien con la que podías salir una y otra vez y jamás aburrirte.
Mire de nuevo el reloj y eran las 7:55 pm, estaba tan cerca de verlo y eso me aturdía un poco mis sentidos.
Una bocina sonó afuera de mi casa y de inmediato sentí como el corazón iba a salirse de mi pecho. Me giré y corrí hacia la pequeña ventana a un lado de la puerta... y ahí estaba él en su auto. En un hermoso auto audi color negro, que te hacia pensar que el dueño de ese auto era igual de sexy y elegante. Seguí observando a través de la ventana, envuelta y oculta entre las cortinas... hasta el acosador más experto del mundo se sentiría orgulloso de mi camuflaje.
Una silueta masculina salió del auto; vistiendo una camisa de botones manga larga azul cuyas mangas las había enrollado hasta un poco abajo de sus codos, jeans negros que envolvían perfectamente esas piernas y trasero y unos tenis vans color azul que hacían que todo combinará perfectamente... Dios, tenía que admitirlo James Thomson era más que guapo... era malditamente sensual y era mi herencia ¿quién iba a decirlo?.
Él se acercó a la puerta y el timbre sonó, respire hondo y conté hasta 20 para abrir.
Una sonrisa perfecta de anuncio de pastas dentales se dibujó en su rostro cuando me vio y yo puedo jurar que mis piernas se volvieron gelatina cuando de atrás de su espalda un ramo de tulipanes de color rosa apareció.
- Una flor para otra flor - dijo con una voz gutural y sensual; se acercó a mí y besó mi mejilla. Oh por Dios!
- Gracias, esto... es realmente lindo de tú parte - dije tomando el ramo y llevándolo automáticamente a mi nariz para olerlas. Él sonrió de nuevo, y yo me derretí otra vez.
- Es un placer, Amelia- él me miró y juro que sentí como mis mejillas se ruborizaron.
- Sólo iré a colocarlas en agua y nos vamos, ¿de acuerdo?- él sonrió de medio lado y asintió. Me di la vuelta lo más rápido posible y me dirigí a la cocina para buscar un jarrón y colocar las flores... mis flores!.
Cuando volví a la entrada, James se encontraba recostado sobre el marco de la puerta. Parecía de esos modelos de portada, ¿cómo es que podía lucir tan guapo?. - listo, podemos irnos- dije sonriendo y tomando mi bolso. El asintió de nuevo y me dejo pasar a mi primero - caballeroso- , pensé.
- ¿Y bien? ¿Te gusta la comida china o prefieres otra cosa?- preguntó mientras encendía el coche para andar.
- Si. La comida china me gusta... ¿a quién no?- me encogí de hombros; él sonrió. Y eso fue otro disparo a mi corazón.
- No se si eres de esas chicas que sólo les gusta la lechuga y agua pura- una risa burlona y sarcástica envolvió sus labios y a mi se me erizo la piel. ¿en serio el estába pensando que yo era una chica fitnes?.... jajaja pobre ingenuo; pensé
- ¿lechuga? ¿qué es eso?- pregunté sarcástica y el soltó una carcajada y a mi se me agitó el corazón de saber que lo había hecho reír. - no soy una conejita que sólo come zanahoria y lechuga, James- nos detuvimos en el semáforo y él me miró...
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"El testamento"
RomanceAmelia Johns era la única hija de la familia Johns Miller, y eso significaba que era la única heredera de absolutamente todo, claro esta, que nadie dijo que tenerlo todo fuera a ser tan fácil. Su madre, Claire Johns, aun después de su muerte, jamás...