CAPÍTULO TRECE.

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CAPÍTULO TRECE.

-¿Entendiste todas las reglas? -preguntó Harry subiendo a su motocicleta.

Estábamos frente a mi casa, él me había traído y esta debía ser la vigésima vez que me preguntaba aquello. Suspiré desesperada.

-Sí, Harry. Las entendí.

-¿Todas? ¿O quieres que las repita?

-¡No! Así está bien. -dije aterrada ante la idea de escuchar todo eso de nuevo.

-Bien. Entonces, me voy. -dijo colocándose el casco. Pero antes de arrancar me miró de nuevo. -Rachel, no intentes ninguna mierda conmigo, no rompas mis reglas, porque si lo haces te arrepentirás. No soy un chico con el que puedas jugar. -dijo con su ronca y sensual voz. Sabía que hablaba en serio y me estremecí.

Asentí torpemente y él arrancó a toda velocidad.

Entré a mi casa y vi a mi madre y a mis hermanas corriendo hacia la sala.

-¿Sabían que es de mala educación espiar? -pregunté exasperada y subí a mi habitación.

Me bañe rápidamente y me preparé para la cama, cuando al fin estaba acostada no pude conciliar el sueño. Odiaba sus estúpidas, controladoras, posesivas y machistas reglas. Iban en contra de todo en lo que mi feminista interior creía.

"1. No puedes hablar con Niall.

2. No puedes mirar a Niall.

3. No puedes estar cerca de Niall.

4. No puedes pensar en Niall. (ésta en particular me parecía especialmente ridícula..., pero por su tono de voz, parecía de lo más importante)

5. Las primeras 4 reglas se aplicarán a cualquier otra persona que yo te diga.

6. Contestarás todas mis llamadas, no importa el lugar o momento en que estés.

7. Me obedecerás sin rechistar si te ordeno algo.

8. No te meterás en mis asuntos. No harás preguntas que no te incumban. (ésta también parecía ser muy importante, pues su semblante estaba muy serio).

9. Puedo agregar cuantas reglas quiera, en el momento que quiera."

Harry era un idiota, machista y controlador de lo peor. Recuerdo su tono de voz autoritario, su semblante serio y demandante, su estúpida mirada sexy llena de confianza, él sabía que yo aceptaría cualquier cosa, porque en verdad lo necesitaba. Sin él me ahogaría y no habría marcha atrás.

Poco a poco mi enojo y mi indignación cedían y el sueño y el cansancio iban ganando terreno. Hasta que al final, me dormí.

***

Estaba desayunando cuando escuché un pitido desde afuera de la casa. Mi madre sobresaltada se asomó por la ventana y de un momento a otro empezó a gritar y dar saltitos.

-¡Kortney! ¡Kendra! ¡Harry está aquí! -gritó eufórica.

¿Qué carajos?

Me asomé por la ventana y alcance a divisar a Harry sobre su moto por unos segundos, sólo unos segundos pues de un momento a otro, mis hermanas me aventaron a un lado para poder verlo.

Vi a mi madre arreglar su cabello y sonreír frente al reflejo que ofrecía el microondas. Después camino hacia la puerta de entrada.

¡De ninguna manera!

Tomé mi bolso y la mochila del escuadrón de porristas, pues hoy tenía práctica. Adelante a mi madre y salí rápidamente de casa, cerrando la puerta en su cara. Pero mi madre no se rindió y abrió la puerta de nuevo, yo la cerré y le advertí que le contaría a Harry de su última aplicación de botox si volvía a abrirla. En seguida se detuvo y murmuró un rápido "Invitalo a cenar".

Me dirigí hacia Harry, quien miraba la escena con el ceño fruncido. Yo suspiré.

-Ellas te aman. -dije sin poder creer mis propias palabras.

-Todas me aman.

-Oh, sí. -respondí en tono cansado.

Él sólo río y miró mi enorme mochila con la ceja alzada, interrogante.

-Hoy tengo práctica.

-Hummm, debiste decírmelo ayer, hubiera traído mi coche.

-¿Tienes coche? Y entonces, ¿Por qué viajas en esto?

-"Esto" -dijo imitando mi voz. -Es la invención más veloz del humano. Y yo amo la velocidad.

Yo me quedé callada, disfrutaba más del aire acondicionado de los coches, que el viento golpeándome en la cara.

-Como sea, ¿De dónde sacas el dinero para tener una moto y un auto? -pregunté.

Él permaneció un momento en silencio y después habló serio:

-Regla número 8, Rachel: No te meterás en mis asuntos...

-No harás preguntas que no te incumban.  -lo interrumpí y terminé por él su estúpida regla número 8.

Acomodé como pude mi bolso y mi mochila sobre la mochila de Harry, él me tendió el casco que hace unos minutos tenía puesto y arrancó.

***

Cuando llegamos Harry bajó y estiró su brazo para ayudarme a bajar. Cuando ambos estábamos en el piso sacó una hoja de su mochila y la miró.

-Tienes biología en el edificio C, vamos. -dijo mirando la hoja. Después se puso su mochila, tomó mi bolso y mi mochila con una mano y con la mano libre tomó mi mano.

-¿Imprimiste mi horario? -pregunté sorprendida y un poco asustada por sus confianzas.

-Rachel, te di una oportunidad, son mis reglas. Ahora calla y mueve ese hermoso culo.

Y así llegamos a mi clase, de la mano y él cargando mis cosas. Todos nos miraban con la boca abierta y la verdad no me importaba, porque me gustaba esta actitud en Harry.

Entré al salón de clases y Harry fue a su clase. Me senté junto a Roxan, quien estaba sólo un poco menos sorprendida que el resto, y la saludé. Ella iba a preguntar algo, supongo que referente a Harry, pero una carcajada escandalosa la interrumpió. Giramos y vimos al grupo de porristas y parte del equipo de foot ball, todos me miraban. La carcajada era de Casey, y era el tipo de carcajada con mensaje subliminal, "¡Mirame!" eso decía su escandalosa carcajada. Aún así, Niall siguió mirándome a mí, serio y hasta ese momento me di cuenta de que él también había estado atento de mis movimientos, como los demás.

Era curioso, desde ayer por la tarde, cuando salí del bar con Harry, no había pensado ni un segundo en Niall, excepto por la parte de las reglas. Pero sólo eso, no había pensado más en él. Sin embargo, ahora que lo veía frente a mí, sin poder ir a besarlo, el dolor regresaba, con más fuerza.

¿Dónde estaba Harry?

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Chicas, pasense por mi otra novela BAD;3

Regalenme una estrellita sensualona si les gustó el capítulo:3

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