CAPÍTULO TREINTA Y SIETE.

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CAPÍTULO TREINTA Y SIETE.

-Salgamos de aquí. -sugirió de pronto Harry poniéndose abruptamente de pie.

-¿Qué? No, Harry, aún no acabo. -murmure confundida con la pomada en los dedos.

Él no respondió y simplemente me tomó del brazo para levantarme.

-Harry, sólo siéntate. -le pedí.

-Tenemos que hablar, Rachel. -declaró mirándome intensamente.

Mis piernas flaquearon, tenía una idea sobre qué quería hablar Harry.

Asentí y sin decir nada más salimos de mi casa ignorando a mi madre y las gemelas.

-Sube. -me ordenó señalando su auto.

***

-¿Dónde estamos? -le pregunté mientras salíamos del coche. Miré alrededor pero no había nada, era un bosque con árboles frondosos y recordaba haber estado aquí antes... Harry me había traído antes.

-Yo... A mí... Me gusta venir aquí a veces, es muy tranquilo... la mayoría del tiempo. -comentó sin mirarme.

Lo miré, parecía estar en otro mundo, recordando, su ceño estaba ligeramente fruncido y parecía estar nervioso.

En ese momento Harry parecía más un niño que un hombre. Se veía casi asustado y quise consolarlo. Estiré mi brazo hacia él para intentar darle mi apoyo pero él se quitó y mi mano cayó al aire.

-Vamos allá. Hay algo que quiero mostrarte. -comentó aun sin mirarme y comenzó a caminar en una dirección, yo sólo lo seguí.

Sus hombros encorvados y sus manos en los bolsillos me confirmaron lo que iba a decir.

Lo sabía, Harry al fin me lo diría,  bueno o malo, lo haría.

Se detuvo de pronto y de la nada preguntó:

-¿Te gusta? -preguntó dándome la espalda aún.

Confundida miré al rededor y me maraville. Frente a él había un hermoso río con el agua más clara que yo hubiera visto en mi vida. Las rocas de distintos tonos que había en el fondo eran perfectamente visibles gracias a la pureza del agua y piedras grandes y lisas marcaban los límites. Era hermoso. Caminé maravillada hacia el, con ganas de tocar el agua, pero Harry me tomó del brazo y me detuvo.

-Es peligroso. -susurró con las voz rota, como si estuviera conteniendo el llanto.

Yo me giré en seguida pero lo único que vi fue sus ojos fuertemente cerrados. Pasaron algunos segundos hasta que al fin los abrió.

Me miró seriamente y me señaló en río con un gesto.

Me giré para ver el hermoso río de nuevo... pero ya no era tan hermoso. La corriente fluía más rápido, mucho más rápido. Era incluso ruidoso y el agua clara se estrallaba violentamente contra las rocas.

Harry suspiró más tranquilo y dijo:

-Sería estúpido retrasarlo más.

Se dejó caer bruscamente al suelo y estiró sus largas piernas. Me miró con una sonrisa que no decía nada y palmeo el lado de tierra junto a él. Yo acepté su invitación y me senté a su lado con las piernas encogidas y mis brazos rodeándolas.

Mirábamos el río sin mediar palabra, el río engañoso que curiosamente volvía a estar calmo, ninguno decía nada y la tarde comenzaba a oscurecer.

-Mi... padre era un bueno para nada. -comenzó, no pude evitar darme cuenta de lo dificil que había sido para Harry decir la palabra "padre". -Le gustaban los lujos, el dinero, pero odiaba trabajar. Quería todo muy fácil y... Miller se lo dio.

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