Me pareció la peor salida que tuve en la vida, ese muchacho era un liso; y la verdad, tenía miedo de pensar que todos los hombres eran así, pues de lo contrario, ya veía venir la eterna vida de soltería que me esperaba.
Decidí caminar a mi casa, pues no estaba tan lejos y quería despejar mi mente de las cosas en las que me hacía pensar esto de salir con chicos, ¿Por qué la gente siente la necesidad de estar al lado de alguien? ¿es necesario sentir que alguien te ama para estar completo? o es que acaso ¿no basta con el amor propio que debemos tener?, eran tantas preguntas que tenía, y lo peor, tantas respuestas que no quería escuchar.
Desde ese momento empecé a percibir en mi algo extraño, era una sensación de querer algo pero no saber que era; y ese algo, lo tenía mucha gente, menos yo. ¿Acaso comenzaba a nacer en mi la tonta necesidad de tener a alguien al lado?
-!ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO¡- Exclamé hacía mi interior.
-Si puede, y está pasando- Respondió mi yo interno, con ánimos de enredar aún más mi entendimiento.
-¿Cómo puedes decir eso? Emilio Arce jamás ha necesitado la compañía de alguien en 17 años de vida, y no la necesitará ahora.- Respondí con la esperanza de no estarme volviendo loco.
-Todos necesitamos cariño y compañía, y tú, mi querido amigo, no eres la excepción.- Contestó esa extraña voz en mi cabeza.
-¿Sabes algo? es hora de que te calles, eres una simple voz en mi cabeza que indica mi avanzado estado de locura, así que sólo voy a ignorarte y seguiré caminando a casa.
¿Les cuento algo? la gente suele decir que soy algo despistado, torpe, y que puedo llegar a perderme con facilidad; hoy, lo comprobé, porque al andar hablando conmigo mismo, terminé más allá de mi casa, llegando al camino que conduce al río de la ciudad.
¿Qué me estaba ocurriendo? ¿por qué estoy más ido de lo normal?, espero que la causa de esto no sean los chicos, porque de ser así, tendré mucho que hacer para olvidar esto...
-Hey, espera ¿Quien es ese muchacho que está saliendo del río?- Preguntó esa entrometida voz que por lo que veo se hacía cada vez más frecuente.
-Que sé yo, no ando por ahí mirando muchachos, sabes bien que no me interesan.- Le respondí mientras caminaba lentamente por la orilla ribereña.
Traté de ignorarla, pensando en que tal vez no estaba loco, y solamente había amanecido más reflexivo de lo normal. En fin, la tarde estaba muy agradable, no hacía un sol tan fuerte como de costumbre, y la brisa corría suavemente a través de mi espesa cabellera negra; esto me agradó mucho, por lo que decidí quitarme los zapatos, sentarme a la orilla del río, y mojar un poco mis pies.
Comencé a ver al chico que mi yo interior había señalado, era muy parecido a mi: mediría de seguro 1,73, era algo blanco, pero no tanto, su cabello era negro y corto, pero se veía muy bien, además tenía un buen cuerp... !COÑO NO, YO NO DESCRIBO CHICOS PORQUE NO ES ALGO QUE ME INTERESEEEEEEE¡
-¿Ves que si? Te están interesando los chicos y lo sabes- Comentó Anti Emilio, como decidí llamarle, mientras reía en un tono algo maquiavelico.
-No, sólo es algo natural que vea a alguien parecido a mi.
- No no no, te parece lindo y lo sabes.
Esto era exasperante, me fastidiaba pensar en que mi gusto por los chicos crecía, debido a que así sentiría la necesidad de estar con alguno, y no quería que eso pasara, me daba terror pensar en sentir esa estúpida sensación de estar enamorado.
-¿Qué te cuesta aceptarlo? te gusta y ya, no hay nada más que decir.- Insistió de manera latosa.
Me tenía al tope, por lo que lo único que pude gritar (si, gritar, en tono muy alto y frente a toda la gente que estaba ahí) fue:
-¿ACASO NO HAS OÍDO QUE NO ME INTERESA?
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La filofobia: Mi nueva ex.
Romance¿Como pretendes tocar a una araña si le tienes miedo? esa era la pregunta que yo le hacia a quienes me hablaban acerca del amor. Me llamo Emilio, y mientras todos le temen a las alturas, al mar, o las cuchillas, yo le tengo miedo al amor; o como dic...