Ella

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Amargas y angustiosas son las despedidas. Ya sea de noche o cuando amanece el día...

Tengo en mi corazón una pequeña flecha, que me daña cada amanecer y no cesa...

Cada día, cada hora, cada minuto y sus sesenta segundos... Necesito un soporífero, que diluya toda esta tristeza... Y que Entereza, Fuerza e Ilusión mantengan a flote mi interior...

Sin embargo, esa pequeña brújula, anclada en mi corzaón, fue un regalo del tiempo, mas no deja de virar cuando tu ya no estás...

Su flecha ya no marca lo que ha de mostrar. Me insta a que me marche, a que no mire atrás... Hacia donde tú estás... Y así Tú y Yo, Yo y Tú, podamos perdurar...

Un viaje que recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora