«Somos nuestro propio demonio y hacemos de este mundo nuestro propio infierno.»
—Oscar Wilde.Capítulo 06
Me he quedado bajo la ducha, desde luego, mucho tiempo, dejando que el agua se lleve con ella mis sentimientos confundidos. Mientras me masajeo el pelo con el champú, suspiro por lo genial que resulta bañarse. El agua se desliza por mis hombros bronceados y echo la cabeza hacia atrás para recibir un golpe satisfactorio del agua en mi rostro.
La puerta se abre y me sobresalto en ese momento.
—Soy yo —la voz ronca y aterciopelada de Damian envía un escalofrío a mi espina dorsal.
Automáticamente me tapo con los brazos las partes que no quiero que vea.
—¿Por qué has entrado? ¡Lárgate!
—Has olvidado coger tu toalla de baño, tu ropa interior y exterior.
—¿Has estado rebuscando en mi maleta? —chillo.
No responde. Oigo el agua del grifo del lavamanos caer y me asomo por la cortina de plástico, sin dejar de sujetarla contra mi pecho.
—¿Qué haces! Largate de aquí, Damian —Levanta la mirada hacia mí por sobre el espejo y me sonríe.
—El agua te favorece, Estrella. Te ves muy bien —Me guiña un ojo y por un momento creo que voy a vomitar de la repulsión.
—Te juro por los dioses y las estrellas que si te acercas a mí, te batearé con el tubo que sostiene la cortina.
Él se ríe.
—No voy a mirar, Thea. Sólo que tú me lo pidas —Me guiña un ojo.
—Ya. Eso nunca va a pasar.
Cierro la cortina de plástico y espero bajo el agua con los brazos fuertemente apretados alrededor del pecho. El agua del lavamanos se abre y cierra; después la puerta se cierra. Me aclaro el jabón de la piel, me seco tan rápido como puedo y me visto con el uniforme militar. Me fijo en los utensilios que Damian me ha traído, y no puedo evitar que una sonrisa estúpida se dibuje en mis labios. Cuando quiere, puede ser hasta atento y casi simpático. Me lavo los dientes y después salgo al exterior.
Me siento en la cama y ni me inmuto al notar a Damian tendido sobre la cómoda con ambos brazos sobre su nuca.
Alargo los brazos sobre el colchón y abro el cajón del buró de cama. Busco mi desodorante pero sólo encuentro una caja de diferentes marcas de condones de sabores, un tubo lubricante y ropa interior femenina. Con asco, cierro el cajón.
—¿Qué? —pregunta él al ver mi expresión.
Niego con la cabeza y me pongo de pie. Busco en mi maleta y me sorprende encontrarlo ahí. Me lo coloco y me salgo de la habitación hacia el área de comida.
William, Madison y Drew comen conmigo. Yo tenía toda la intención de sentarme sola, pero a medida que todos los soldados se despiertan, comienza a llenarse la cafetería.
—Will —saluda una voz de paso.
William asiente con la cabeza; Drew y yo nos damos la vuelta y vemos como Damian toma asiento al final de la mesa. Una exuberante pelirroja de bote con el uniforme pegado al cuerpo lo sigue. Ella se sienta en el regazo de Damian mientras que lo come con besos atrevidos.
—Creo que lo acaba de violar —comenta Madison, sarcástica.
Miro mi plato con patatas a medio comer.
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Hematite
Ciencia FicciónDesde la llegada al planeta tierra las muertes y guerras se han hecho presentes. Thea Oakley odia a los humanos. Ella no es mas que un ser de otra galaxia a varios años de distancia con veinte años cuando se enamora de un humano, un chico arrogante...