capitulo 7

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El Lunes, un mensajero le llevó una rosa roja al trabajo, y el martes, otra.

Sakura ponía cada día la rosa en el jarrón donde estaban las demás, consciente de que alguien, probablemente la encargada de la limpieza, les cambiaba el agua y retiraba las que ya estaban marchitas.

Esa noche tenía que asistir a la subasta. Dudó un rato qué ponerse y, al final, se decidió por una falda larga negra y un corpiño ajustado con bordados de hilos de plata. A juego con el conjunto se puso un chal con varias tonalidades de plateado, gris y negro. Para completar el atuendo, se calzó unos zapatos de salón negros con tacón de aguja y el pelo se lo recogió en un moño desenfadado.

Naruto llamó al telefonillo a la hora exacta.

-Ya bajo.

El aspecto de él era sensacional con aquel esmoquin negro, una camisa blanca impoluta y una pajarita negra al cuello. Desde luego, estaba que cortaba el hipo, concedió ella al acercarse para saludarlo.

El brillo cálido de aquellos ojos azules la hizo estremecerse.

- ¿Si te digo que estás preciosa me lo negarías?

- ¿Por qué iba a hacer algo así?

Naruto le abrió la puerta del coche, y después dio la vuelta para sentarse al volante. Cuando llegaron al hotel, le dejaron las llaves al aparcacoches y ellos entraron en el vestíbulo. Después, subieron en el ascensor a una sala donde los invitados estaban reunidos tomando champaña.

Un grupo bastante heterogéneo, pensó Sakura mientras Naruto le ofrecía un zumo de naranja y agarraba una copa de champaña para él.

A las siete y media, se abrieron las puertas de la sala donde estaban expuestos los diferentes objetos de la subasta.

Naruto permaneció a su lado mientras ella se acercaba a los objetos de porcelana. Verdaderas delicadezas pintadas a mano. A algunas de ellas podía reconocerlas, pero tenía que recurrir al catálogo para ver la procedencia de otras.

- ¿Ves algo que te guste?

-Quizá sería más fácil decirte lo que no me gusta -le contestó Sakura-. ¿Hay algo que te gustaría ver?

A él le gustaba mucho el arte y ya había marcado en el catálogo las piezas que le gustaban.

En la sala también estaban los Sarutobi. Cuando se encontraron, intercambiaron unos saludos y siguieron viendo los objetos; ya tendrían tiempo después de la subasta de charlar un rato.

-Naruto, pensé que vendrías esta noche.
Sakura se volvió lentamente y se encontró con Hinata y su padre. Consiguió dibujar una sonrisa amable en el rostro y saludarlos con cortesía.

-Ya nos veremos más tarde, mi padre quiere ver las joyas.

¿Sabría Naruto que Hinata iba a estar allí esa noche?

-No tenía ni idea -le dijo Naruto, leyéndole la mente.

Encontrarse con Hinata en cada acto se estaba convirtiendo en algo realmente tedioso.

-Estoy de acuerdo contigo.

Ella lo miró sorprendida.

- ¿Tienes telepatía?

-Es muy fácil leerte el pensamiento.

Él le dedicó una sonrisa que le derritió el corazón.

- ¡Fantástico!-exclamó ella con ironía.

-Tiene algunas ventajas.
- ¿Como cuáles?

Él le pasó un dedo por el labio inferior.

-Me ha mantenido cuerdo.

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