La bruma, el polvo o lo que fuera aquello le daba un halo de misterio a esas montañas. Las hacía deseables y a la vez, infundía respeto. Estábamos acampados a la falda de la cordillera, de la que se contaban cosas inverosímiles pero que hacían mella en el ánimo de los aventureros que se atrevían a cruzarla. Yo no presté atención a las habladurías, eran simples cuentos que se inventaban para mantener la atención de la gente. Dudo que existan tales peligros. Sin embargo, la víspera de nuestro ascenso a los Picos del Infierno, como es llamada popularmente esta cordillera, no podía dormir. La figura recortada por los últimos rayos de sol, ayudada por la tierra proveniente del Desierto del Sur, imponía bastante. Aún así no me echaría atrás. Tenemos que cruzarla cueste lo que cueste. Las estrellas comienzan a aparecer. Primero, Casiopea; luego, Vindela; y de golpe, ya es de noche. Desaparecen los tonos rojizos del atardecer y los sustituye una suave y fresca brisa, y toda la gama de azules. Las estrellas nos miran, conteniendo la respiración, sabiendo el viaje que nos depara, que no ha hecho más que empezar. Una de las estrellas parpadea nerviosa. Más tarde, una lágrima celeste cayó en medio de la despejada noche de mayo, rompiendo la quietud del panorama estelar. Poco a poco, estrella a estrella, pasan las horas y van cayendo sobre mis cansados párpados. Se cierran, y en esa soledad, me siento en paz conmigo y con el mundo. Ya puedo dormir.
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Relatos cortos o Cuentos breves
FantasiaAquí escribiré pequeñas historias que se me vayan ocurriendo. Serán sobre cualquier cosa según me venga la inspiración. Espero que os guste.