No importa cuantas veces cambie el color de la pared o los muebles de lugar, no importa el día o la hora, si es nublado o es soleado, ya no importa mirar a mi alrededor, todo me parece igual, no importan las voces en mi cabeza o los impulsos que provoca, no importa más la tinta gastada en trazos inútiles y melancólicos.