Capítulo 41

30.3K 2K 149
                                    

Alexander.

Qué bajo he caído al igual que estúpido he sido, nada mejor que ahogarte en alcohol en una cantina de mala muerte en dónde una cerveza está más adulterada que el abuelo que me está sirviendo una copa más, qué estúpido soy y qué borracho estoy.

Es lo que hay y nada mejor que gastar un dólar en una cerveza mala en la cual con una copa ya estás cayéndote de la silla. ¡Qué mejor que eso! ¡Qué mejor que ahogarme en alcohol lamentándote!

—¿Sabes qué Jerry? — murmuré al hombre a mi lado quien en una hora estábamos platicando, al parecer su esposa le fue infiel con un fuereño o cómo dice un ricachón y tuvo un hijo con él. Desde eso cada día viene a la taberna a tomar hasta morir. — Yo estoy enamorado en realidad. — murmuré riendo como estúpido. — pero no quiero nada.

—¿Es hombre o mujer? — rio cuando pedía otra cerveza. Él me había contado toda su historia cuando aún estábamos sobrios, mientras yo no le contaba nada por miedo a ser descubierto, pero luego de tener unas copas encima se me olvida el pudor de guardar lo que siento.

—Mujer y es perfectamente difícil. — reí y terminé mi cerveza. — Mario, sírveme otro.

—¿Y por qué no quieres nada, niño? — me miró mientras llamaba a una mujer que era camarera. — ¿Ni para un polvo? ¿Cómo ésta? — me la ofreció y yo negué con la cabeza, rechazando a la mujer rubia con pechos prominentes, pero con un estómago que parecía de embarazada.

—Quería casarme con ella, pero son puras tonterías. — tomé un sorbo de cerveza. — No quería nada con nadie, le rompí el corazón una y otra vez, la tenía sólo para mi y la rechacé, intenté ser bueno y no lo logré. — otro sorbo. — ¿Sabes que Jerry? Yo tenía a muchas mujeres a mi disposición, sin embargo con ninguna sentí nada como con ella.

—Fácil, amigo mío. La amas. — rió Jerry y sus compañeros lo siguieron.

—No sé que es eso, no amo ni a mi propia madre.

—¿Cómo es eso? — abrió los ojos sorprendido. —¿A tu madrecita santa?

—La odio, es una maldita pe-rr-a. — dije con dificultad.

—Pero a alguien debiste amar, en algún momento de tu vida.

Traté de recordar, pero mi mente estaba en blanco en ese momento, así que negué con la cabeza. — Nadie, sólo a mi her-mosa dam-a. — reí una vez más y tomé otro sorbo. — Pero no se qué pensar... Jerry, tengo que admitirlo, siempre busco negar mis sentimientos. — reí. — una vez quería a mi bulldog inglés pero lo negué y lo regalaron, sufrí en secreto. — comencé a reír más fuerte.

[¿Qué mierdas estoy diciendo?]

—Pues déjame decirte qué eres un cobarde. — y todos asintieron con la cabeza.

—Estás demente, no soy un cobarde por negar el amor, el amor es estúpido.

—El amor no es estúpido amigo mío, estúpido es no disfrutar el amor que te brindan, aunque luego te vuelves estúpido y te engañan. — rió. — ¡Maldita seas Sofía! — comenzó a llorar mientras yo comenzaba a procesar su información, no puedo olvidarme de esto el día de mañana, así que mejor me levante de la barra y me prohibí tomar otra cerveza, estaba casi muerto.

—Estás mejor sin ella amigo. — le dije a mi nuevo amigo Jerry.

—Y tú estarás mejor con ella. — murmuró uno que estaba detrás de nosotros y sonrió. — déjalo y ve por tu chica, a él se le pasará la tristeza. Está malacopeando.

Asentí con la cabeza y salí de ahí corriendo. Estaba oscuro y no podía ver nada en éste momento. Estaba perdido, no tenía idea de donde estaba, pero algo en el camino debería recordarme como llegar, estoy borracho pero no estoy perdido.

Señor Rickford.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora