Y por fin había llegado el día, me mudaba con mi mejor amiga Maria a Sevilla. Se que suena un poco raro el mudarme así como así con su familia pero lo necesitaba.
Era verano aquí en Bilbao,y hace dos días que terminó el instituto y a pesar de ser verano, hacía frío.
Salí de la cama pegando un brinco y me tiré encima de la bonita chica que yacía dormida a mi lado. Éramos mejores amigas desde niñas ya que mi madre y la suya fueron compañeras de piso en la universidad y ya no se habían separado. La conozco a la perfección, del mismo modo que ella a mí y la verdad que a pesar de ser muy diferentes nos compenetramos de la mejor manera. Una vez de tirarme encima suya, no se despertó muy alegremente que se diga...
-¡Ari quitate quiero dormir! Ya sabes lo mucho que odio que me despierten...-dijo malhumorada.
-Losé, pero esque ha llegado el día, nos vamos.
Al decir eso, Maria saltó de la cama y se puso a dar brincos por toda la habitación. Al verla, me uní y debido a los ruidos, su madre que se encontraba abajo subió y al vernos comenzó a reírse.
Eran las once de la mañana y el frío no cesaba, Maria y yo empezamos a vestirnos y nos maquillamos un poco y debido a mis pelos de león, le pedí a mi mejor amiga que me lo planchara. Una vez que estábamos listas,cogimos las maletas y bajamos al coche de sus padres pero para colmo comenzó a llover.
Lluvia, odio la lluvia, la humedad y todo lo relacionado con el agua, por el simple echo de que se me encrespa el pelo y Maria tiene la manía de reírse de mí.
Nos montamos en el coche y me quedé dormida y de repente unas manos comenzaron a hacerme cosquillas y al abrir los ojos debido al susto me encontré al hermano mellizo de Maria, David. Cuando éramos pequeños salimos un par de veces, pero nada serio y al cabo de más años volvimos a tener un rollo pero nada serio ya que se fue a estudiar a Londres. Hacía tres años desde que no le veía y la verdad que está bastante guapo. Después de ésta reflexión en mi cabeza de niña loca, nos bajamos del coche y le di un inmenso abrazo que por un momento volví a recordar los momentos en los que estábamos juntos.
Después de sacar las maletas del coche, entramos en la gran casa. La casa tenía mucha luz debido a la gran puerta corredera de cristal del salón que conducía a un bonito y verde jardín, que tenía piscina y unas cuantas mesas y sillas bajo grandes sombrillas. Los mellizos y yo subimos las escaleras y para nuestra sorpresa en casa puerta del piso de arriba ponía nuestro nombre. Abrí la puerta que me correspondía y me adentré en una habitación rosa, con un balcón, unas escaleras para poderme subir a la cama que por cierto era de matrimonio y debajo de la cama había una gran puerta que al abrirla conducía a un vestidor. Después de salir de éste, me di cuenta de que no tenía escritorio y al lado de un tocador que se encontraba a la derecha, encontré otra puerta. Al entrar en ésta, había una pequeña habitación con un gran escritorio y como me encantaba la música, había un pequeño sillón rosa y junto a él una guitarra y un micrófono.
Salí ilusionada de mi habitación y me dirigí a la de mi mejor amiga, hermana. Entré eufórica pero no la encontré y decidí ir a la de David. Pero antes de entrar les escuché hablar y decidí esperar a entrar.
-Y ¿va a vivir con nosotros?-le preguntaba el chico a Maria.
-Sí,después de todo necesita sentirse agusto-respondía Maria.
-Pues la verdad que está bastante guapa...-dijo David.
Pero no le dejé terminar la frase ya que entré en la habitación y se callaron por completo.
Maria me preguntó si me gustaba mi nueva habitación a lo que yo respondí con una gran sonrisa.
-Y ¿que tal si vamos a dar una vuelta?-pregunté.
Les pareció buena idea y salimos de la casa.
Hacía bastante calor y decidimos ir al parque de al lado a por unos helados. Los helados los pidió David y como tardaba Maria y yo empezamos a hablar.
-Maria, he oído la conversación que habéis tenido tu hermano y tú.
-Lo suponía, y bueno ¿qué piensas?
-La verdad que cuando le he visto y me ha dado ese abrazo, me ha recordado a los maravillosos momentos que pasé con él, pero después de todo no sé si estoy preparada...
-Dale tiempo, poco a poco volverá a ser todo normal-me tranquilizó mi amiga.
De repente llegó David y dejamos de hablar.
ESTÁS LEYENDO
La Confianza Podría Destruirnos (Gemeliers)
RomanceEra una tarde cálida cuando Ari y sus amigos paseaban por las bonitas y amplias calles de Sevilla. Al llegar al parque, donde pasaban la mayoría de sus ajetreados días por no decir todos, Ari comenzó a alejarse debido a que había recibido una llamad...