6:30

16 1 1
                                    


Yapaso un año desde que eso paso, creo que la historia de mis padres,de su muerte, pero más que todo, de su vida conmigo, no se comparapara nada con ese año de felicidad total. En mi mente solo seencuentran recuerdos marchitos de lo que fue una hermosa rosa llenade vida y esplendor, una hermosa Vanda, que en algún momento alumbrola oscuridad y que luego, en una muerte somnolienta, me dejo con más tristeza que con la que tenía antes.

Creoque no hay en si un momento, un día en que las cosas setransformaron, siempre estuvimos en problemas, solo eranexpectativas, las que nos consumieron que el mar de desesperanza, ensí, nuestro propio cerebro nos jugó una mala pasada.

Elcreerse reinas de nuestra propia vida, del futuro, del pasado, delpresente, de esas mentiras, verdades dichas o no dichas en un momentoo en otro. El pensar en lo que pudimos o no haber hecho y creer podercambiarlo solo porque es parte de nuestra vida... nos hizo a la largapensar en irrealizables, en esperanzas inalcanzables, al principioera una ventana al sueño, a una oportunidad, mas luego se hizo algoenfermizo que nos hundió en las lagunas de la irrealidad y de lapenuria.

Ahoraestoy en donde pensé no volver, donde si no hubiera jamás llegadoGregory nada hubiera pasado, mas llego, ese es el presente, el pasadoy el futuro de la situación, el sino o si hubiera pasado en elmomento y lugar... estupideces en las que la unidad esencial sepierde, donde el tiempo se vuelve algo irrelevante.



Las semillas de la rosa marchita #PremiosPureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora