Capítulo 3

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Sábado 4 de Agosto; 9:30 de la mañana.

Suena el despertador. Otro día más ha pasado. Hoy tengo que recojer a la pequeña. Sus abuelos deben de estar hartos de mi pero no puedo hacer otra cosa.

Me levanté, me preparé y salí de camino a casa de mis padres.

Sobre las doce de la mañana por fin llegué.
Hacia unos días que no veía a la pequeña debido a que no me encontraba muy bien y no podía permitirme pegarle alguna enfermedad. Por eso tube que dejarla con mis padres hasta que me recuperarse

En la puerta me esperaban mi pequeña Andreita y mi madre. Cuando me vió salir del coche salió corriendo hacía mi con el andador.

- ¡Hola pequeñaja!- le saludé mientras la levantaba en brazos y le besaba la mejilla.
- ¿Cómo está mi princesa? ¿Te has portado bien estos días?

La pequeña afirmó con la cabeza y nos metimos dentro de la casa.

15:00 de la tarde.

Después de estar todo el rato jugando con ella y de la comida, era la hora de que duerma la siesta. La acosté y saqué el portátil para seguir con la historia.

13:00 de la mañana

Estábamos a punto de llegar.
Seguramente se le ha vuelto a olvidar nuestro aniversario pero que se le va a hacer, siempre ha sido así. Nunca se le ha dado bien recordar fechas o nombres.
Aparqué el coche frente a un edificio bien alto y ambos salimos de el.

- Bueno, aquí es. - le dije mientras recogía unas bolsas del maletero.
- Amor, ¿dónde me has traído?- preguntó muy confusa.

Yo me quedé callado. Cerré el maletero y entramos en el ascensor del edificio. Al pulsar el botón del quinto piso y deje las bolsas en el suelo.

- ¿Qué día es hoy? - la pregunté con cara seria.
- Pues.... ¿Sábado? -intentó responder preguntando.
- ¿Qué fecha?
- El quince de Noviembre-  me contestó sonrojándose al recordarlo todo. - ¡Ayy! Lo siento... me he vuelto a olvidar cielo... ¿Me perdonas? ¿Si?- preguntó juntandose a mi y con una sonrisa en la cara.

¿Cómo puede uno resistir siquiera a eso? Que la cosita más bonita del mundo te diga que por favor le perdones lo tontita que es. Seguro que a vosotros también os ha pasado.

La mire a los ojos y le di un beso en la frente.

- Anda que.... nunca vas a cambiar ¿verdad?
- ¡Lo haré lo prometo!- me contestó mientras me daba un beso en la majilla y se agarraba de mi brazo.

Cuando se paró el ascensor, nos bajamos y traqueamos a la puerda de la derecha. Nos abrió una chica de no más de 30 años con una cámara en la mano.

- Adelante, supongo que usted será el chico de esta mañana ¿no?- preguntó mirandome de arriba a abajo.

- Si, y esta es mi mujer Angela.- contesté con una sonrisa.

La chica nos llevo para dentro hasta un cuarto donde podríamos cambiarnos de ropa y nos dejó solos por unos minutos. Por el camino, Angela miraba asombrada la decoración de la casa con todas las luces, los paneles reflectores y las cámaras.

- No. - me dijo muy seria al quedarnos solos en el cuarto.
- Si. Y no quiero ninguna queja. ¿Queda claro?- dije muy firmemente.
- Pero....- y continuó en voz baja. - ¡Sabes que no me gusta nada de nada que me hagan fotos!
- Bueno, pues el próximo aniversario, en vez de olvidarte, me llevas tu a algún lado y así no te me quejas.- le contesté haciendo la burla. - Así que ahora, vistete que nos están esperando fuera.

La sesión de fotos duró poco más de una hora. Al principio ella estaba muy sonrojada y nerviosa pero poco a poco fue cogiendo soltura.

- ¿Ves como no es para tanto?- le pregunté una vez terminada la sesión mientras nos vestiamos para irnos.
- Ya.... pero no sé.- me dijo avergonzada mirando al suelo.
-Bueno, vamos que esto aun no ha acabado.

Salimos del edificio a la hora de comer. La mujer nos dijo que las fotos tardarían un par de días en estar listas.

- ¿Y ahora qué?- me preguntó al arrancar el coche.
Ya lo verás, no seas impaciente.

Sábado 4 de Agosto; 16:40 de la tarde.

La pequeña rompió en llanto y tuve que levantarme a cogerla. Últimamente tiene muchas más pesadillas de lo normal. Y siempre igual, primero se retuerce y al final se despierta llorando y gritando desesperadamente.
Desde ese día no ha parado de tener pesadillas pero no con tanta frecuencia. Lo único que logra calmarla es el peluche que su madre le dejaba a la hora de dormirla.

Si no hubiese sido tan idiota ese día, nada de esto habría pasado. Aún recuerdo todo como si de ahora mismo se tratase.

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2017 ⏰

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