Retorno

Capítulo 1

Viernes 3 de Agosto; 10:45 de la mañana

Me encuentro sentado en mi silla, tomando un cacao.
A decir verdad, echaba de menos esto de escribir.
Todo ha cambiado en este poco tiempo que he estado ausente. Han pasado cosas maravillosas y otras horribles. Pero al fin y al cabo.... son cosas de la vida. ¿No?

Muy bien, es hora de volver a empezar....

30 de Agosto

- ¡Cumpleaños feliz! ¡Cumpleaños feliz! ¡Cumpleaños feliz! ¡Te deseamos todos! ¡Cumpleaaaaaños feeeeeeliz!

En cuando acabaron de cantar, tomé todo el aire que pude y soplé con todas mis fuerzas.
Ese día cumplía 23 años y era una de las personas más felices del mundo.
Tenía todo lo que una persona normal y corriente podría pedir. Una mujer hermosa, una niña apunto de nacer, un trabajo que me gustaba y nos sobraba para vivir y unos amigos que nunca me fallaban. Todo iba bien.

- Te quiero mi vida.- Me dijo mi Ángela al oído.
- Te amo.- le contesté en voz baja para que solo ella pudiera oírme delante de todos.

Ese instante en el cual juntamos nuestros labios, rodeados de todas las personas a las que quería y que me aplaudían por ser quien soy, nunca se me olvidará.

- Vaaaa, abre ya los regalos.- empezaban a decirme todos.

Yo, nerviosos y sonrojado, empecé por el más pequeño. Poco a poco los iba abriendo hasta que abrí el último, el de mi mujer.
Era un collar que se partía en dos. La mitad del corazón era para ella y la otra mitad para mí. Después de ponerle su mitad, volví a besarla y la fiesta continuó durante toda la noche.

14 de Noviembre

Llevaba todo el día trabajando. No es que fuera pesado sino que estoy cansado de tantos nervios. Mi hija iba a nacer de un momento para otro.
Llegué a casa y como siempre estaba Ángela en el sofá, con la comida preparada para cenar juntos.

- ¡Hola cariño! ¿Que tal te ha ido el día? -pregunté nada más cerrar la puerta.
- Hoy ha dado muchas más patadas de los normal. -contestó ella con una sonrisa en la cara.

Después de una breve charla, nos sentamos a cenar tranquilos y al acabar de fregar los platos me metí con ella en la ducha.
Era la mujer más bella que jamás había conocido. Y muy pronto me haría el regalo más valiosos que alguien puede tener.

Me acuerdo muy bien de esa noche. Nos acostamos pronto, acurrucaditos, empezamos a hablar en voz baja sobre el futuro. Sobre nuestra hija.
Yo le enseñaría todo lo que sé sobre informática y Ángela le enseñaría todo lo que tiene que saber para ser una buena masajista.

- Así podría llegar a construir un robot que haga el mejor masaje del mundo. -le dije con voz suave al oído.

Después de reírnos un rato, la abracé y escuchando sus latidos, nos dormimos casi simultáneamente.

A la mañana siguiente me levanté con cuidado de no despertarla y así poder prepararle el desayuno.
Era un domingo más frío de lo normal. Se veía por la ventana como lentamente caía la nieve y como todos los árboles estaban cubiertos por una capa blanca que te hacía sentir muy relajado.

- Despierta mi vida. -le susurre al oído seguido de un besito en la mejilla.

Tenía la bandeja preparada con su comida favorita, banichka. Era un desayuno de los balcanes, dónde yo me crié.

- ¡Ay! Muchas gracias cielo. No tenías por que hacerlo- me agradeció con una voz rarísima.

- Venga, vamos a desayunar que luego tenemos trabajo que hacer.
- ¿Pero tan temprano? Pero si apenas son las....

Se giró, agarro el móvil y miró la hora con los ojos nublados.

- Joe... ¿ya son las once? - preguntó volviéndose a tapar con las sabanas.

- ¡Déjame dormir un poquito más porfiii!

En ese momento recuerdo haber sonreído por la postura en la que estaba.
Recuerdo que tenía la cara pegada a la cama, con la almohada encima de su cabeza y el cuerpo como si estuviera rezando a la meca.

No podéis imaginar cuanto la hecho de menos.

Viernes 3 de Agosto; 13:00 de la mañana

Con esto creo que es suficiente por hoy. Ya es hora de ir preparándose para el trabajo.
Te prometí que lo haría, así que aquí estoy. Siento haber tardado tanto pero.... no pude aguantarlo- me decía a mí mismo.
Guardé el primer capítulo y mientras el ordenador se apagaba, empecé a prepararme.