Zenda

Castigada.

Ya estábamos cerca de el instituto. Valle estaba enferma, así que hoy no vendrá. Entonces fui solo con Alex.
Él y yo fuimos cogidos de la mano todo el camino. ¿Es que nunca dejará de ser tan tierno?

Entramos por la puerta de el instituto y fuimos a nuestra aula. Nos tocaba matemáticas, con un profesor que es el diablo en persona. ¡Lo odio!
-Buenos días.-inició la clase.-Abrid vuestro libro por la pagina 25. Haced el ejercicio 12 hasta el 27. Si tenéis alguna duda, levantad la mano y yo iré.-dijo sin dar explicación ninguna sobre el tema.

¡No entendía nada! Matemáticas siempre se me ha dado fatal. Me da miedo preguntar a el profesor Gutierrez.
-Alex, ¿me ayudas con el 12?- me acerqué susurrándole para que el profesor no me oyera.
-Sí, claro. Tienes que buscar esta incógnita.-señalo en el libro.-Para luego obtener esta otra respuesta, la divides entre la otra respuesta de esta y luego sumas todo.-siguió explicando, pero yo seguía sin entender nada.-¿Has entendido?-me miró.
-Sí... Gracias.-mentí, para no quedar como una tonta. Aunque lo soy...
-De nada.-sonrió guiñando un ojo.

-¡Mierda!-grité sin querer. La había cagado. Me quede helada. Ahora el profesor Diablo me echara la bronca del año.

-¡Zenda! Si no te puedes quedar en silencio como el resto de la clase, será mejor que te vayas a el aula de castigados. Por favor retírese ahora mismo y deje trabajar a los demás.-señalo el profesor a la puerta, levantándose de su silla.

-No, lo siento. Lo he hecho sin querer... Perdón... Lo siento mucho... Por favor no me mande a abajo...-supliqué como pude, pero fue inútil. ¿De verdad me estaba echando por decir una palabra?
-Baje, no me haga perder más el tiempo.-dijo frío sin importarle como me sentía. Esta es la primera vez que me mandan a abajo. No me lo podía creer, justo a mí, que nunca hago nada malo.

Salí de el aula sin decir nada más. ¡Odio a ese capullo! ¡Mierda! Estaba nerviosa de que mi madre se llegara a enterar. Hasta solté una lagrima. Lo sé, es exagerar... Pero de verdad que es la primera vez... Me siento muy disgustada.

-Perdone, ¿donde esta el aula de castigados?-dije a la secretaria, secándome los ojos.
-Por ese pasillo a la derecha.-dijo sin ni siquiera mirarme.
-Vale...Gracias.-me giré y camine hasta ese aula.

Me senté mirando al suelo y pensando en que iva a hacer. Esto perjudicara mucho en mi nota. Apoye mi cabeza sobre mis manos mientras pensaba y pensaba.

De repente alguien entra abriendo la puerta de mala manera y enfadado. Se sentó en una de las sillas que estaban en mi lado y se puso a dar pataletas.

-¿Elián?- pregunté levantando mi cabeza hacía él.
-¿Zenda?¿Que haces aquí?- me preguntó sorpendido y calmandose.
-Bueno...mejor te lo digo en otro momento...¿y a ti?- me senté unas sillas más a su lado.
-Pues...un chico se burló de mí. Él es mejor que yo en todas las notas. Yo falle en una pregunta que me hizo la profesora y ese niño rata se rió de mi. Es mucho más inteligente que todos los demás y siempre se ríe de los que se equivocan, pero yo no iva a tolerar las tonterías de ese capullo. Yo detesto que la gente se burle de mí.- cerro su puño con mucha fuerza, Elián estaba a punto de llorar... Creo que él a tenido algo que ver con el bulling, estaba muy nervioso.- Entonces le tiré un puñetazo y la profesora me mando aquí.-confesó mientras se le caía una lagrima. Puse mi mano encima de la suya en símbolo de apoyo.
-Tranquilo...Si quieres llora. Yo no me reiré.- le di unas palmaditas en su espalda.
-No... Perdón, no se que me ha pasado.-se limpio los ojos y se recompuso.
-Puedes decirme lo que quieras. Yo te escucharé.-le dije acercándome más.
-Gracias. - se me quedo mirando de una manera muy incomoda. Luego cambió en un de embobado mirando mis labios. Los suyos estaban entre abiertos, se le veían la mitad de los dientes...
Su rostro se acerco a mí y me intentó besar, pero me aparte los más rápido que pude, para que no lo consiguiera.