1.-De vuelta a Roma

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Capítulo 1
Roma, mi buena amiga Roma seguía tal y como yo la recodaba, turistas junto la fontana di Trevi arrogando monedas y pidiendo sus respectivos deseos como encontrar el amor, ganar más dinero….y como no, por donde quiera que mirará había parejas y parejas de enamorados y de todas las edades y nacionalidades.

Estaba claro que mi querida Roma no había cambiado durante mi ausencia de siete años cuando a mis queridísimos padres se les ocurrió la brillante idea de que debía estudiar en los mejores colegios de Europa: Mónaco, Francia, Londres… había estado en tantos países y no siempre estaba un largo periodo de tiempo como hubiera deseado, cada vez que mi padre el juez más respetable de Roma se le atojaba que su queridísima hija debía de viajar a otro país para ir a un mejor internado que el anterior, al fin al cabo no me importaba estar sola porque ya me había acostumbrado lo que realmente me  molestaba era que no les importara mi opinión lo decidían y ya estaba sin importar quien saliera perdiendo, en ocasiones era yo misma la que provocaba esos cambios de internado por desequilibrar el orden y las normas del colegio. Chorradas y pijerias de internados exigentes y refinados.

Pero bueno creo que después de convencerles a mis padres para que me dejaran cursar mi último curso aquí antes de ir a la universidad en Roma había sido un gran paso para el perdón de todos estos años sola aunque dijeran que era por mi bien, yo simplemente lo dudaba.

Asique hay me encontraba sentada junto a la fontana di Trevi esperando a mi queridísima prima Nerea que se suponía que hace una hora debía de estar aquí para recogerme ya que hasta que terminaran la reforma de nuestra casa me quedaría con mis tío que habían aceptado alegremente que me quedara con ellos ya que según ellos yo era “la alegría de la familia” , pero conociendo a mi queridísima prima sabría que una hora tarde era normal aunque no descartaba la idea de que me tuviera esperando hay otra hora y media más, así era ella “cinco minutos” para ella era para el resto de los mortales “acomódate y espera que acaba de salir de la ducha” pero la quería igualmente, Nerea  y yo habíamos  crecido juntas y nos llevamos muy bien ya que teníamos la misma edad con solo la diferencia de llevarnos seis meses de diferencia.

Aun me acuerdo el grito que pego cuando la llame para decirla que iríamos al mismo instituto y que me quedaría a vivir una temporada en su casa.

Seguramente ya tendría en mi rostro una sonrisa estúpida, esa era mi sonrisa cuando pensaba en Nerea vale era mi prima sí, pero nos queríamos como hermanas.

Pero mis pensamientos fueron interrumpidos por un grupo de trogloditas no más mayores que yo que estaban haciéndose los chulos junto sus grandes coches de gama alta y que tenían pinta de ser demasiado veloces.

Mientras les miraba con una mirada de hielo oí como alguien me hablaba lo que me obligo a mirarle y desviar mi mirada de aquellos chicos.

- Bonito sitio donde poder pensar tranquilamente- yo me le quede mirando era un chico alto con el pelo rizado y castaño sus ojos eran también castaños y no era mi tipo de chico para nada y quería que me dejara a solas como estaba hasta que llego para interrumpirme.

- sí, está bien este lugar donde poder pasar tiempo y estar SOLA- recalque la palabra sola por si no se había dado por enterado.

- Me da la sensación de que mi presencia te molesta-dijo esbozando una gran sonrisa

- muy listo Sherlock- dije utilizando mi mirado fulminadora, esa mirada que había estado usando cada vez que chicos como aquel que solo buscaban tener algún rollo para luego presumir venían a “entablar conversación “conmigo.

- ya veo…-dijo dejando la frase a medio terminar y haciendo que mi buen humor se esfumara

- Valentino-dijo teniéndome la mano, utilice mi mirada patentada y la dejo caer.

 Volví mi mirada a aquel grupo de chicos de antes y esperando a que aquel chico se diera por aludido y se esfumara de mi lado. Pero cuando vi que llegaba un nuevo coche a reunirse junto a los que ya estaban y ver bajar de el a un chico que me era realmente familiar, en ese mismo instante ese chico que acaba de llegar dirigió  su mirada hacia mi arrugo el entrecejo y esbozo una bonita sonrisa.

 - ¡eh capullo deja de acosar a las guapas turistas!- grito el chico que acababa de  llegar.

Me quede helada, turista yo, yo que había nacido en la mismísima Roma , criada durante diez años en Roma, de padres, tíos, abuelos también nacidos en la más bella ciudad me estaba confundiendo con una simple turista, no me lo acababa de creer.

ROMA al revés sigue siendo AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora