Capitulo 2: Drey es una completa santa.

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Capitulo 2: Drey es una completa santa.

Drey.

Mi madre frena de golpe, provocando que Abbie y yo choquemos contra los asientos delanteros sin mucha precisión, y sin un ápice de cuidado.

Levanto mi vista algo shockeada y a punto de soltar un montón de improperios, pero me detengo al observar a un chico de ojos castaños, semi-desnudo (porque literalmente solo está en bóxers), a mitad de la calle, con el rostro pálido de miedo y asombro.

Mis ojos y mi boca se abren a tope tal como los ojos de mi hámster Teodoro, y no puedo evitar soltar un pequeño jadeo ante aquello.

—Díganme que ustedes también lo están viendo.—susurra Abbs, a lo que mamá y yo asentimos sin despegar los ojos de en frente.

El chico palidece por unos segundos -debo agregar que más pálido de lo que esta- y luego corre como alma que lleva el diablo, por lo que mi madre, Abbie y yo, giramos nuestras cabezas aún con nuestras expresiones plasmadas de confusión en el rostro, justo en la dirección en la que huye el chico, hasta que este desparece de nuestro campo visual.

Me mantengo quieta y rígida observando el lugar por el que anteriormente había huido el pobre chico.

¿Qué mierda?

Al cabo de un par de minutos la bocina de otro auto nos hace reaccionar, provocando que el silencio sepulcral dentro del auto se desvanezca cambiando completamente el ambiente tenso, y por ende que comencemos a relajarnos.

— ¿Están bien? —pregunta mamá girándose para vernos, y cerciorándose de que ninguna de sus hijas ha quedado con un trauma.

—Honestamente, creo que ya no soy virgen de ojos.—contesta Abbie, con un toque burlón en su voz, por lo que río suavemente.

—Todo bien, má.

Mamá asiente no muy convencida, y hecha de nuevo a andar el auto en dirección a la escuela, pero esta vez menos rápido.

Independientemente de lo sucedido con aquel chico, nada evita que los nervios del primer día de clases comiencen a aflorar en mi estomago ligeramente. ¿Por qué?, porque soy nueva, y eso no es todo, soy nueva a mitad del semestre.

No me malinterpreten, tengo nervios solo por el hecho de que la mayoría de los estudiantes son nuevos a principios de año, y tienen la oportunidad de establecerse, adaptarse y socializar en su debido tiempo. En cambio yo, entraré a mitad de semestre por la razón de que fui becada; tampoco es como si la escuela fuera realmente prestigiosa pero es mucho mejor que a la que asistía, según mamá.

—Ese chico prácticamente apareció de la nada.—dice mi madre, sutilmente.

—Yo creo que era guapo.—comenta Abbie.

— ¿A sí?, pues yo creo que eres demasiado pequeña para fijarte en eso.

Abbie me mira enfurecida, y alza una ceja con superioridad, mientras que mi madre ríe sin despegar la vista de en frente, tal parece que la situación le es bastante cómica, lo cual irrita mucho más a mi pequeña hermana.

— ¡Tengo 13 jodidos años Drey!, ya no soy una niñita.

Me abstengo de reír y le saco la lengua grotescamente, mientras que ella gruñe y maldice por lo bajo. Digamos que Abbie está en esa etapa de la "pre-adolescencia", en la que todo te parece el maldito fin del mundo, aunque bueno, yo tengo 16 y la mayoría del tiempo todo me parece el fin del mundo.

—Vamos Abbs, no te enfades, solo estoy jugando.—la miro sonriente, pero esta solo rueda los ojos con odio.

—Tú podrás ser muy mayorcita, pero aun así no eres muy madura que digamos. La semana pasada te comiste todo el...—Abbie se calla ante mi determinado movimiento de taparle la boca con ambas manos, pero esta igualmente forcejea y trata de terminar la oración, llenando de baba mis pobres manos.

One History For HimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora