5.- Ojos en llamas

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Nada más que ambos entraron en la habitación, Rin cerró la puerta y se tiró en plancha en la cama, quedando boca arriba y con las extremidades extendidas. Se le veía contento, y ello se reflejaba en la sonrisa alegre que mostraba. Tenía los ojos cerrados y se le veía, aunque casi de manera imperceptible, sonrojado. Mientras tanto, la criatura se había quedado de pie sonriendo levemente mirando a su amo. Y así pasaron un par de minutos.

Al poco Rin se reincorporó y se sentó en el borde de la cama, haciendo unos gestos a su 'sirviente' para que se sentase junto a él. Una vez se sentó, Rin le propinó una fuerte palmada en la espalda y le pasó un brazo por los hombros, haciendo que el falso Rin se arrimase más a él. Hubo unos segundos de silencio bastante incómodos y ni uno ni otro sabían qué decir ni hacer. Por fin, Rin respiró hondo, aunque más bien fue un suspiro.

-Realmente he cogido un buen empacho...

En ese momento miró a la criatura a los ojos y pudo comprobar que sus ojos eran muy brillantes y de un color azul algo más claro. Detrás de aquel iris se podía ver llamas azules moviéndose muy lentamente en su interior. Fue entonces cuando volvió a recordar que aquél ser era irreal, aunque le costase ya creerlo, no eran más que llamas de los pies a la cabeza. ¿Cuánto tiempo le quedaba para que se disolviese y desapareciese aquella invocación?

Se había quedado pasmado mirando aquellos ojos y no se dio cuenta de que el móvil que llevaba en el bolsillo estaba vibrando. Lo sacó y vio que era Yukio el que llamaba. La criatura surgida de las llamas se quedó mirando a Rin bastante extraño por la expresión de su amo, Rin no había dicho ni una palabra y su cara se veía bastante sorprendida. Segundos más tarde colgó el teléfono, se levantó y lo posó sobre el escritorio.

-Yukio está de vuelta de la misión, al parecer no era algo muy grave y...en unos minutos llegará. –Dijo mirando a su sirviente-.

-Pero...¿No le iba a ocupar todo el fin de semana? Aún es viernes de noche –se levantó de la cama y se acercó a él-, s-si me pilla aquí...¿Te causará problemas, verdad? –Desvió la mirada, sintiéndose bastante culpable-.

La criatura parecía muy consciente de los hechos y de lo que le podría pasar a Rin si lo veían. Ahora fue él quién le miró, serio y a la vez sereno, a los ojos.

-Haz que desaparezca, joven señor. Mi cuerpo no son más que llamas como las suyas, solo debe pensar que debo desaparecer, lo que soy yo e imagínese las llamas para que me funda en ellas.

Rin no pudo creer lo que estaba oyendo, ¿realmente aquel ser 'inexistente' le estaba diciendo aquello? Tampoco quería que desapareciese aunque era la única opción que quedaba. Dirigió una mirada a la ventana y comprobó que en efecto, la persiana estaba bajada. Volvió a mirar a su falso yo y le rodeó con los brazos a sorpresa de éste. Sus ojos se cruzaron de nuevo durante unos segundos mientras sentían el ruido de unos pasos a puno de subir las escaleras. En aquel instante de tensión y preocupación el falso Rin cerró los ojos preparado a su destino y el verdadero, con los ojos algo húmedos, encendió sus propias llamas y fundió sus labios con los de su criatura. Pero aquello solo duró unos pocos segundos, Rin le abrazó fuerte y aquella criatura volvió a convertirse en llamas que en un instante se esfumaron. En ese momento Rin apagó sus llamas y Yukio abrió la puerta de la habitación.

-Nii-san, he visto esa luz azul por la rendija de debajo de la puerta...¿¡Por qué encendiste tus llamas!? ¿Qué ha ocurrido? –Yukio lo dijo en un tono que parecía más una bronca que una preocupación por el estado de su hermano.

-A-Ah...¿Eso? Verás...-Cogió unas velas que había sobre el escritorio y se las enseñó con una sonrisa, aunque algo forzada-. ¡Estaba practicando!

El hermano pequeño se acercó a él y le miró frunciendo ligeramente el ceño, pero lo dejó pasar y posó su maletín sobre la mesa. Volvió ponerse en frente de su hermano y le posó una mano en el hombro.

-Y bien... ¿No te dije que iba a llegar cansado y que fueras haciendo la cena?

-Perdona, es que...se me pasó el tiempo muy rápido y me descuidé... ¡Además yo ya cené! Y no quería molestar a Ukobach de nuevo tan rápido.

-Pero sabes que Ukobach está ahí para eso, de hecho, le encanta...y eso sin hablar de ti. –Suspiró y se colocó las gafas-. Al menos acompáñame mientras ceno.

-¡Está bien~! –Ambos caminaron hacia la puerta y Rin la abrió-. Pasa, yo la cierro

Yukio salió de la habitación y su hermano mayor echó una última mirada a la sala, sonrió levemente y se dirigió hacia la cocina con su hermano pequeño.

Ser vago es sinónimo de problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora