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La primera vez que pasó lo recuerdas como si fuera ayer a pesar de que pasó hace cuatro años. Recuerdas la situación, en dónde se encontraban, lo que vestían, lo que hablaban. Tú le contabas algo que te tenía un poco molesto y que te hacía gesticular demasiado porque las palabras no alcanzaban a demostrar tu desesperación a la misma velocidad de lo que podía tu boca. Estirabas demasiado los labios y él levantaba las cejas porque seguramente se quería reír por la forma en que te expresabas, pero sabía que no podía hacerlo porque a ti te molestaría demasiado y le darías un golpe seco en el estómago, haciéndolo callar. O simplemente le mirarías y eso hubiese provocado que incluso le dieran más ganas de reír.

Pero eso no pasó y solo te escuchó y esperó. Dejó que sus rodillas se rozaran con las tuyas y que tú casi terminaras encima de su cuerpo porque odiabas tanto cuando alguien no te invitaba a algo a lo que seguramente no hubieses tenido ganas de ir, pero que igual te hubiese gustado escuchar esa mínima proposición solo para darte el lujo de negarla. Porque odiabas que el maldito de MoonGyu hubiese invitado a JongIn y no a ti. Lo odiabas demasiado y no querías hablarle, pero sabías que no podrías lograrlo porque siempre se te olvidaba que estabas enojado y le terminabas por hablar de igual manera. Y MinHo te mira y sonríe cuando terminas de hablar. Tu respiración está entre cortada y él seguro se ríe de eso. Se ríe porque dice que eso te pasa por no hacer ejercicio o por estar haciendo cosas que no debías hacer porque eres pequeño. Ante él, siempre eras pequeño.

(Y tú tampoco creías que fueran tan más pequeño que él).

Recuerdas que bebió un poco de la leche que sostenía en su mano porque tú ya te habías cansado de sostenerla y te miró aún con las cejas gachas y el cabello desordenado porque ya se le hacía complejo seguir viviendo con ese cabello demasiado largo. Pero a ti te gustaba. Se lo dijiste. Se lo dijiste cuando lo acariciaste una vez cuando dormía en tu cama y te diste cuenta que tus dedos podían enredarse en él y casi peinarlo y eso te relajó.

(Y a él mucho más. Incluso se quejó bajito mientras dormía).

Pero eso no es lo que menos se te olvida. Es cierto que los detalles son parte fundamental del recuerdo en si, pero lo que pasó después de eso, lo recuerdas mucho más. Recuerdas su mano guardando un mechón de cabello detrás de su oreja y un "deja de enojarte" que estúpidamente, te relajó más de lo que estabas hace un momento. Recuerdas sus labios frunciéndose y apretando esa bombilla por la cual bebía leche y su cuello estirándose cuando se acercó demasiado. Recuerdas el sabor a frutilla que fuiste capaz de sentir a través de sus labios y su respiración combinándose con la tuya, mientras su cabello largo alcanzó a rozar tus mejillas. Recuerdas que ese fue tu primer beso real y que no lo esperabas.

Y que no supiste qué decir después.

Porque ninguno de los dos pidió explicaciones y tú creíste que no eran necesarias porque ni siquiera entendías porqué había hecho eso y porque tampoco te molestaba que lo hubiese hecho.

Recuerdas que MinHo siguió bebiendo la leche de frutilla que sostenía en su mano y siguió mirándote, esperando que siguieras hablando, pero no se te ocurrió qué decir porque ya ni siquiera recordabas porqué estabas enojado.

Él te miraba y sonreía.

Y tú lo hiciste. No sabes en qué momento, pero también lo hiciste.

(Y ya ni siquiera recordabas quién era MoonGyu. Al parecer era tu mejor amigo o algo así).

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