Despedida.

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Las horas pasaron en nuestro encuentro. Todo fue hermoso, descubrí y confirme más mi opinión respecto a ti.

Si eras lo que siempre dije, pero tu mente ¡Tu maldita mente! Eras tan inteligente y centrado que yo me sentía una niña a tu lado.

La hora de irse llego. Y jamás tocamos el tema de nosotros.

—Fue un gusto verte — dijiste cuando te pusiste de pie.

—Igualmente — respondí y me acerque para darte un beso en la mejilla como despedida.

No sabes cuánto me moría por besarte de verdad en la boca esa que decías era mía.

Me acerque, y cuando iba a tocar tu mejilla volteaste la cara y tope con tu barbilla. Era tan pequeña, que fue una lástima tocar eso en vez de tus labios. Tomaste mi barbilla elevándola y te agachaste un poco.

—Quiero un beso tuyo, uno de verdad mi amor — susurraste mientras en mi interior se partían mil neuronas por tu cercanía.

Entonces pasó, tus labios y los míos se unieron. Era mi segundo beso en la vida y el mejor que recibía.

Dime Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora