Capítulo V

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14:46h

Pero... ¿qué acababa de pasar? Hacía un momento estaba hablando con Mika y de repente me encontraba durmiendo en un hospital con una vía inyectándome algo rosa, luego pregunté y me dijeron que eso fue ayer.

Lo único que tenía realmente claro era que me encontraba muy cansada con dolor muscular y de garganta. No estaba muy segura de si todo aquello estaba pasando realmente o simplemente era un sueño extraño. No tenía muchas fuerzas para pensar, intenté volver a dormir pero por desgracia no pude ya que entró en la habitación un doctor.

- No se preocupen, no es nada grave. En cuanto se mejore podrá volver a casa - dijo el doctor mirándome fijamente, como si me pudiera escanear con sus gafas del siglo XX.

- ¿Pero qué es lo que le ocurrió exactamente? - preguntó mi madre con sorpresa.

- Todavía no lo tenemos seguro, lo que sí sabemos es que su estado se produjo debido a la ingesta de una sustancia. Más adelante, si vieran algún cambio en el comportamiento de su hija o algo sospechoso háganlo saber y le realizaremos diversas pruebas para poder especificar lo que le ocurre.

- De acuerdo, muchas gracias - contestó dudosa de la respuesta.


21:24h

- Sarah... ¿estás mejor? Hay que irse a casa - dijo mi madre susurrándome mientras me despertaba tras haberme dormido durante un par de horas de nuevo.

- Emmh... Sí, supongo

Estaba confundida y un poco mareada, volvía a tener dudas sobre dónde estaba, qué hora era y qué estaba haciendo allí. 

Miércoles (9-12-15 -> semanas después)


00:18h

Tras conseguir levantarme, esperar a que mis padres volvieran de pedir cita con el médico y subir al  coche, llegamos finalmente a casa y sin pensármelo mucho me dirigí directamente a la cama sin cenar.


13:00h

- Jo tías, tengo miedo, no he estudiado casi nada ¡y el examen empieza ahora!

- Mara, llevas estudiando desde el lunes y casi nunca te he visto suspender, te puedo asegurar que te irá bien - dijo Mika sin apartar la mirada del libro, repasando el tema.

Muchos de los estudiantes que estábamos en clase estaban un poco agobiados por el examen que estábamos a punto de hacer, ya que era un examen global, de todo el libro. Yo en cambio me intentaba aislar del ruido de la clase tapándome los oídos para poder concentrarme mejor para estudiar, o al menos es lo que creía que estaba haciendo.

Estaba tan agobiada que, sin darme cuenta, me estaba arañando los brazos. La profesora entró en el aula y la iba llenando de silencio a cada paso que daba. Repartió los exámenes entre los alumnos y  volvió a su lugar. Fue en ese momento cuando una chica de la clase me señaló y dijo en voz alta:

- A Sarah le están sangrando los brazos - todos los alumnos centraron su mirada hacia a mí.

Me miré los brazos por delante y por detrás y, efectivamente, tenían varios arañazos goteando y mi cuerpo empezó a temblar.

- ¿Alguien puede acompañar a Sarah a la enfermería? - preguntó la profesora Cristina mirando fíjamente mis brazos.

- Yo misma, profesora - contestó Diana levantando el brazo.

Con la ayuda de mi amiga me levanté de mi asiento y nos dirigimos al cuarto de baño. Diana era una amiga mía a la que le podía contar cualquier cosa, conocía casi toda mi vida y mis secretos. Era la chica más amable y compresiva que había conocido en toda mi vida, aunque a veces era un poco olvidadiza. Tenía el cabello largo rubio con flequillo y unos preciosos ojos color miel. No conocía a todos los del colegio pero siempre que alguien necesitaba ayuda, ella hacía todo lo posible para que esa persona se sintiera mejor.

- ¿Cómo te has hecho eso? - me dijo con preocupación mientras me cogía los brazos y  los lavaba en el lavabo.

- Pues no lo sé... - en realidad sabía cómo me lo había hecho, lo que no sabía era por qué - Y no te preocupes, ya me limpio yo. Si quieres puedes volver a clase, además que te conviene aprobar este curso.

- Si de todas formas no me lo sé... ¿Seguro que estarás bien? Si no, baja a la enfermería.

- Sí, no te preocupes, y seguro que te sale mejor de lo que crees - le dije intentando disimular una sonrisa falsa.

- De acuerdo, adiós.

Más tarde, tras asegurarme de que ya no me goteaban las heridas, decidí bajar a la portería para llamar a mis padres, ya que realmente no me sentía muy bien. Mientras me acercaba a la escalera noté un pinchazo en la nuca, donde semanas atrás me di aquel golpe en el lago. No le presté demasiada importancia hasta que mis piernas comenzaron a flaquear, todo empezó a girar y volverse del revés, las escaleras estaban en el techo y el techo era el suelo.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2016 ⏰

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