Capítulo 6 - Lo que pasa en la borrachera llega a la cruda

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<< ¿Madre, por qué ya no vamos a vivir con papá? ¡Madre, responde! ¿Quién es ese tipo y por qué te ha besado? ¡No quiero vivir con el, no quiero!...>>
-Mina, despierta...
Me levanto exaltada y el primer rostro que veo al despertar es el de Alan.
-¿Estás bien, Mina?
-¿Por qué no lo estaría?- pregunto en tono irónico y llevo mis manos a mí cabeza. ¡Como duele!
-Bueno es que tú... - reflexiona durante unos segundos lo que va a decir y sacude la cabeza como esclareciendo sus ideas – Es que tí tomaste demasiado ayer. ¿Cómo se siente la cruda, Mina?
Su tono suena divertido pero sus ojos reflejan preocupación... en fin, creo que es mejor no saber.
-El dolor de cabeza me está matando – digo con un tono serio y me levanto con dificultad y mientras dobló las mantas y acomodo los sillones recuerdo algo - ¿Dónde está Johnny?
-Se a levantado poco después que yo, como a las 6am y se fue, dijo que no podía ir al colegio con  la misma ropa. – aclara mis dudas mientras prepara algo de café – Íbamos a despertarte pero te veías tan cansada que mejor te dejamos descansar.
Busco con desesperación mi teléfono y una vez que lo encuentro veo la hora.  ¡Maldición! Son las 7:30, no me dará tiempo de ir a casa por un cambio de ropa. "Un segundo" digo para mí misma; la zorra de Casandra me suspendió así que no veo por que preocuparme.
-Tranquila – dice Alan viendo mí expresión – La profesora Lijandro y el profesor Márquez estarán ausentes hoy así que no tendrás tus dos primeras clases.
-No importa – digo con cierto deje de ira – Estoy suspendida, ¿lo olvidas?
-Se equivoca Mina, al final Casandra le dio otra oportunidad. – dice como si nada – Así que por favor no vaya a llegar tarde.
Así que eso fue lo que paso, convenció a Casandra para que no me suspendieran, vaya no se que decir.
-Bueno Mina yo paso a retirarme – dice bebiendo el último sorbo de café que le queda a su taza – deje café y waffles para que desayunos,  al salir pones seguro.
Sin esperar respuesta se encamina a la puerta .
-Nos vemos en clase. – se vuelve para verme tras decir esto y sonríe – Por cierto señorita Lincoln, espero que usted y el joven Depp sólo hayan dormido anoche.
Siento mis mejillas arder tras su comentario y al ver mí reacción se va complacido. "Hijo de la gran puta" digo entre dientes y sonrío para mi misma.
-¡Mina Adiley Lincoln! Podrías decirme dónde demonios pásate la noche – sabía que se molestaría porque no llegue a casa a dormir pero no era necesario gritar tanto, la cabeza me estaba matando.
-No grites, Minerva. – fue lo único que pude decir y me encamine a mi habitación.
-Antes de subir quiero que me des las llaves del auto. – así que era eso,  soló le importaba el maldito auto. Ignoré por completo sus palabras y seguí mi camino - ¡Adiley, las llaves!
En un ataque de ira (mezclada con estupidez, sin duda) le arroje las llaves a la cara y entré a mi cuarto dando un portazo lo bastante sonoro para despertar al inútil de Mark. Una punzada de culpa me invadió, esta vez me pasé, pero deje de pensar en eso y tomé una ducha rápida y me vestí con lo primero que encontré.  Posteriormente baje para irme.
-¿No vas a desayunar? – preguntó Minerva sobresaltándome – Te preparé un jugo de zanahoria.
"¿Tan mal me veo?" pensé. Me vi tentada a tomar el jugo, realmente me ayudaría pero preferí no hacerlo. Me fui sin decir nada.
Llegue a la escuela media hora antes de que empezará la clase de álgebra así que no había nadie aún;  busque mi pupitre y una vez ahí me recosté sobre la paleta de la banca y me quede dormida.
-¿Se siente bien señorita, Lincoln? – pregunta el profesor Christopher despertándome.
-Sí,  soló es un pequeño dolor de cabeza. – digo apenada.
-Bien sólo venía para dejar tarea ya que la junta con la academia de álgebra me quitó mi tiempo de clase. – miro el teléfono para comprobar lo que decía, soló faltaban diez minutos para que terminará su clase, ¡Vaya que dormí un buen rato! – Bueno, ya mañana les dejaré tarea doble.
Sin más que decir pasó a retirarse y prosiguió a llegar la profesora Beatriz; inusualmente la clase de ingles se me hizo más larga de lo normal, debía ser porque me moría de sed así que en cuanto toco el timbre para tomar el receso salí corriendo del salón y para mí mala suerte volví a chocar con alguien.
-Fíjate, idiota. – dije y después me di cuenta que era Johnny – Lo siento.
El busca con desesperación las gafas negras que se le han caído pero las tomo antes que el y cuando voy a entregársela me doy cuenta por qué le urgían.
-¿Qué te pasó en el ojo?

No me dejes caerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora