Capítulo 2.

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Bueno. Aquí tenéis el segundo cápitulo. Sé que no me lee casi nadie, pero para quién lo haga lo siento. Con esto de empezar el colegio, los examenes y eso.. me he olvidado de la novela. Ahora sí, prometo subir cada viernes o sábado. Prometido eh. Gracias por leer chicas, y ya sabéis. Cualquier voto o comentario me anima a escribir :') Espero que os guste. Lo he hecho larguito para que no os quejéis. Disfrutarlo guapis!

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Abrí los ojos. 5 am. ¿Tan pronto? ¿Porque estaba yo despierta? No sé. Pero me desvelé y no pude dormir más. Cogí mis super zapatillas de mi mono, sí, muy ridículas por cierto, pero eran mis preferidas, hasta me venian grande, pero eso no me importaba, sinceramente. Mis pintas eran increíbles. Simplemente recé para que nadie me viera hasta la cocina. Tenía mucha sed. Bajé las escaleras cuidadosamente, para que nadie despertara por el ruido de mis zapatillas. Y como no, yo tan patosa como siempre, para seguir tradición más bien, me caí por las escaleras, OLE TU VANESSA, OLE TÚ. Mire a mis alrededores, buf, menos mal. Si es que soy tonta. Que raro es que nadie se haya despertado. Entré a la cocina y tranquilamente tomé un vaso de agua, con algún que otro soplido, pero tranquilamente, supongo. La cocina daba al salón.

-¡Tráeme un vaso de agua a mi también, anda! - ¿Quién estaba ahora en el salón? Me giré y en eso que vi a aquel chico de la preciosa voz, sí, ese. ¿Cómo era su nombre? Ah sí, Louis, o eso creo.

- Como quieras… Pero, ¿tú no tienes patas?

Se empezó a reír, como un niño pequeño cuando le cuentan un chiste, mientras yo iba al salón con los dos vasos. Salté con carcajadas yo también, su risa era muy contagiosa. Se sentó bien, y dio dos palmaditas en el sofá, para que me sentara a su lado. Y así lo hice.

- ¿Y eso que estás tu despierto tan temprano? – Dije soprendida. Yo en mi casa, aunque sea vaga, no me despierto menos de las 10, ni de coña, vamos.

- No sé, alguien que ha hecho ruido porque se ha caído por las escaleras. El vecino, creo.

Mierda. ¿Hola? Se supone que esto era secreto de la escalera y mío. Le miré furiosa, cuando en realidad tenía muchas ganas de reírme de mi misma, por tonta.

- Seguro que tú nunca te habrás caído por unas escaleras. – Dije un poco orgullosa.

- La verdad que no. – Me miró y me guiño un ojo.

- Bueno, me voy a la habitación, no tengo otra cosa que hacer que hablar con perfectos. – Le miré y le guiñé un ojo, repitiendo lo que él me había hecho.

- Anda, no te piques. Ven aquí otra vez, no seas tonta.

Le mire con cara cómplice, y volví. Supongo que no perdía nada estando allí. Tampoco tenía pensado hacer nada en la habitación, supongo. Además, ese chico era muy gracioso. Veía que estando aquí, me lo iba a pasar bien con él. De pronto se me vino a la cabeza como lo conocí. Era algo tan… ¿raro?

- Louis, ayer te escuche…

- No sigas, ya te ví, cotilleando detrás de la puerta.

Me hizo una sonrisa muy dulce mientras negaba con la cabeza.

- Cantas muy bien.- dije yo al final.

- Tú eres la única que me ha escuchado cantar…

¿Cómo? ¿Nadie ha escuchado cantar a Louis? Por favor, tiene una voz preciosa, muy peculiar, diría yo.

-¿Y por qué? – pregunté muy indecisa.

- Siempre me ha dado mucha vergüenza cantar delante de la gente, además tampoco tengo una voz…

Another world.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora