—¡Ya se!—exclamó Isabelle tan fuerte que el pequeño Max se sobresaltó de su silla—Qué te parece Magnus. ¿París?.
Y aquí vamos de nuevo. Pensó Alec. Un nuevo país, una nueva ciudad y mil posibilidades que este par quiera realizar.
Alec amaba los miércoles cuando toda su familia se reunía en el instituto a cenar, disfrutaba de la comida que su madre se esforzaba en preparar y las conversaciones que se desarrollaban. Lo que no disfrutaba tanto y lo estaba molestando, era el hecho de que hablaran sobre él, convirtiéndolo así en el centro de atención.
Al principio todo había transcurrido normal. La cena fué colocada a lo largo de la mesa, en donde una amplia variedad de platillos se extendía para todos los gustos de la familia. Como cada miércoles, los cumplidos a Maryse no se dieron a esperar.
Mientras cenaban, los integrantes del instituto de Nueva York intercambiaron sus actividades del día. Clary y Simón platicaban animadamente de una película basada en un cómic que fueron a ver esa mañana. Isabelle comentó sobre una nueva tienda de ropa que era espectacular, sentenciado a Simón para que la acompañara el viernes a elegir nuevas blusas.
Para Alec, todo lo que hablara Isabelle estaba bien. Él estaba acostumbrado después de tantos años, escuchar como su hermana podía extenderse durante horas en el tema de ropa y calzado.
Pero después de que Izzy sacara sobre la mesa, el tema de su cumpleaños y la fiesta que deseaba organizar para celebrarlo, Alec solo deseo que parara de hablar. Más el ángel no era ningún genio, mucho menos un ser bondadoso que cumplía deseos, eso quedó claro cuando Isabelle y Magnus no pararon de debatir en donde seria, a quien invitaría, que show contrataría y el gran atuendo que vestirían.
Por más que el joven cazador de sombras intentaba ignorar a su hermana y novio, los cuales peleaban por el lugar en donde querían que se llevará la fiesta, simplemente no podía, porque cada vez subían más el nivel de voz.
Alexander trató de no perder la calma, por lo cuál decidió mejor poner su concentración en su pequeño hijo Max. El pequeño niño con expresión de confianza plasmada en el rostro, trataba de comer por sí solo, aún cuándo no lograba sostener bien la cuchara y se ensuciaba de comida el rostro.
Alec lo observó por un momento orgulloso, notando de nuevo como su hijo iba creciendo cada vez más rápido.
—No lo sé, Isabelle. Es decir ¿París?. Yo pensaba algo más como los Ángeles o las Vegas—decía Magnus a su cuñada—La playa sería un lugar genial en esta temporada, o tal vez en un lindo casino.
—Los Ángeles, Magnus. ¡Enserio!. A si o más ordinario.
—¡Yo no soy ordinario!—grito Magnus ofendido—Yo soy brillante y único querida.
Alec comenzó a limpiar el desastre que adornaba la pequeña cara azul de Max con una servilleta, solo escuchando la discusión a su alrededor.
—Piensa en París, sería hermoso.
—Ya he ido a París y no es hermoso... Aun no entiendo porqué le llaman la ciudad del amor, cuando no hay nada de amor y solo un montón de ratas.
—Pero yo no he ido a París y quiero ir a París, así que será en París y esa es mi última palabra.
Mientras que Alec sacó a su hijo de la silla ya limpio y alimentado, volteo de nuevo a la cena familiar que había concluido. Simón y Clary se encontraban mirando el cómic del que en un principio hablaban, ahora mantenían una silenciosa conversación sobre los cambios realizados, haciendo cara de molestia en detalles mínimos que omitieron, más ellos deseaban ver en la gran pantalla, al parecer ellos se tomaban muy en serio una buena adaptación. Luego estaba su madre, quién revisaba un papel al final de la mesa. Por último, se encontraba Jace, el cual en silencio veía de Isabelle a Magnus con una mirada de diversión.
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Malec "La Fiesta Que Organizo Magnus Bane"
RandomSe acerca el cumpleaños de Alexander Lightwood, un día especial en donde Magnus esperaba organizar la fiesta del siglo, la cual sería recordada por todo el mundo de las sombras, más sus planes se ven interrumpidos cuando Alec dice ¡No!. Alec observa...