Tulipán

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Era un día como cualquier otro en el que Albafica haría sus deberes como guerrero, vigilaría su templo como siempre, entrenaría y por supuesto estaría completamente solo, aunque hoy bajaría al pueblo por cosas que le hacían falta. Cuando ya se encontraba en el pueblo se puso a observar los puestos y tiendas para ver que compraría cuando de repente vio a lo lejos un local donde había mucha variedad de hermosas flores fuera de este así que decidió ir a verlas, cuando llegó hasta ellas se puso a olerlas, en verdad eran hermosas y quería llevarse algunas pues pensó en probar plantar otras flores además de las rosas.

–Qué lindas.

–¿Albafica? Dijo una muy conocida voz para el pisciano.

–Dohko, ¿qué haces aquí? Contestó algo sorprendido.

–Pues en realidad solo caminaba por aquí, quería distraerme, ¿tú también estabas aburrido en tu templo?

–Yo solo vine a comprar algunas cosas que me hacían falta.

–Oh que hermosas son, ¿te agrada alguna?

–Hm, si... si me gustan.

–Entonces comprémoslas.

Dohko tomó a Fica de la mano y lo jaloneó para entrar al local, Albafica iba a molestarse por el toque pero cuando entró se sorprendió aún más por la inmensa cantidad de flores, macetitas y arbolitos que vendían ahí, era magnifico.

–Wow, nunca había visto un lugar tan maravilloso. Albafica estaba boquiabierta.

–Bueno escoge las que quieras yo las compraré, ¡disculpen, quién atiende el local! Exclamó Dohko.

–No tienes por qué... decía Fica cuando de repente salió una mujer agitada desde la puertita al fondo del lugar, estaba ruborizada y con la ropa mal puesta, ya media desgreñada y sobre todo muy agitada.

–Bienvenidos, en que les puedo ayudar. Dijo la mujer cuando después salió un hombre abrazado a otras dos mujeres, el hombre se despidió y salió del lugar atravesando entre la que atendía y los caballeros, Albafica se quedó algo sorprendido y a Dohko le dio algo de penita.

–Vaya que tenemos fama, ahora un hombre joven y apuesto, con quién de nosotras quieres estar corazón. Dijo una de ellas de manera atrevida señalando a Dohko mientras este se puso más nervioso.

–oh no podremos, mira viene con su novia. Dijo la otra. Albafica se sonrojó y frunció un poco el ceño por cómo le acababan de llamar.

-Lárguense, ellos vienen por flores, ordenó la mujer que atendía mientras las otras obedecían.

–Disculpen por favor, dijo la mujer. Albafica escogió algunas anémonas, unos narcisos y unas violetas poniéndolas en el mostrador, Dohko las pagó y salieron luego de agradecer.

Albafica estaba algo furioso con lo sucedido y Dohko se dio cuenta.

–Oye, no estás molesto o sí. Preguntó Dohko.

–Odio que me confundan con una mujer, cómo pueden ser tan ciegas.

–No te fijes, así es la gente, imagínate qué creería cualquier mujer al ver a alguien más hermo...

Albafica le lanzó una mirada asesina.

–Lo siento, lo olvidé.

–Además porqué hay mujeres así en una tienda tan linda.

–Pues es su trabajo.

–¿Trabajo? A qué te refieres.

–Pues... verás, ahí además de escoger flores los hombres van para... de igual manera escogen a una mujer.

Momentos Fugaces (Albafica de Piscis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora