Welcome To My Life... || Jalex | Mpreg |

XVIII

Llevaba alrededor de quince minutos encerrado en mi habitación. Mi madre había venido a disculparse pero no recibió palabra alguna de mí.

Estaba totalmente molesto. Molesto con la vida. Tal vez tendría una enfermedad y mis padres viajando importándoles simplemente un carajo mi salud.

El apetito junto con mis ganas de estar allá abajo despidiendo a mi madre desaparecieron mágicamente. Odiaba ponerme en ese grado de actitud pero simplemente me era inevitable pensar en que no les importaba nada a mis padres.

Tomé mi guitarra con el fin de desquitarme con ella. Me senté en el suelo con la guitarra sobre mis muslos. Tenía tantas ganas de gritarle al mundo que me había tocado la peor familia en el mundo pero cuando las notas empezaron a salir de la guitarra todo odio, frustración o hasta incluso tristeza se fue.

Empecé a cantar entre tarareos Welcome To My Life, a veces me sentía tan jodidamente identificado con esa letra. Y lo sabía, sabía que todo el mundo tenía problemas y a veces era genial escuchar canciones con las que te identificas para disminuir todo.

Escuché un par de golpes en mi puerta. Dejé ir un largo suspiro, tal vez era Tara con su discurso de ánimo.

Dejé la guitarra recargada sobre la pared y me levanté del suelo. Caminé arrastrando los pies y abrí la puerta. Estaba Jack justamente ahí parado enfrente de mi con una sonrisa.

—Hola. —Saludó.

—Hola. —Murmuré recordando que él también estaba presente cuando hice mi escena de adolescente inmaduro. —Lamento... lo de hace rato.

—No te preocupes. —Sonrió aún más. —Todos tenemos nuestros momentos. —Se encogió de hombros. —Además, te quiero ver hasta en tus peores versiones para seguir enamorándome más de ti.

Mis mejillas ardieron tanto. Odiaba que Jack fuera tan manipulador de mi sentir. Él tenía el poder de hacerme sentir de la forma que él quisiera.

—Calla. —Murmuré sonriendo y abriendo la puerta para darle paso hacia mi habitación. —Entra.

Entró y fue directamente a tomar asiento hasta una orilla de mi cama. Cerré la puerta con ayuda de mi pie y me recargué en ella.

—Quiero que me digas lo que sientes. —Habló tranquilamente Jack. —Puede ser hasta lo más estúpido.

Suspiré y moví mi cabello. No tenía ánimos para desahogarme.

—Sólo... es una estupidez. —Contesté sincero. —Como te había dicho. —Bajé mi mirada al suelo. —A veces siento que no debería de haber tenido esta familia.

Jack palmeó la cama haciendo referencia a que tomara asiento junto a él. Suspiré y con pasos torpes me senté junto con él.

—¿Sabes? —Murmuró Jack. —Hay tiempos en los que yo también pienso eso. —Sonrío sin ánimos. —Sé lo que sientes, sé que todo esto te afecta y sé que no sabes como enfrentarlo.

Se reacomodó sobre mi cama para observarme directamente. Tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos creando el más perfecto rompecabezas.

—Cuando tenía unos nueve años. —Empezó a narrar. —Yo pensé que mi papá no nos quería, ni a mí, ni a mi familia en general. —Aclaró su garganta. —Después mi madre habló conmigo explicándome la situación de que mi padre tenía otra familia y otras hijas. Y que su responsabilidad como padre era ver también por ellas. —Apreté más su mano. Jack jamás me había contado sobre su vida con su familia porque sabía que a pesar de que Jack fuera los suficientemente positivo, le afectaba. —Al inicio estaba muy confundido, aún no me cabía en la cabeza que mi padre había tenido otros hijos con alguien más que no fuera mi madre. —Tomó mi otra mano y nuevamente entrelazó nuestros dedos. —Después sentí celos, demasiados celos. Y al último y más jodido, sentí mucho odio.