¿Que cómo me siento? Me siento como si fuera una escoria humana. De lo peor de la sociedad. Una inútil completa. No por sólo una persona. En esto hay más gente que me ha influenciado para llevarme a sentir como una alimaña. A ver, recapitulemos:
De pequeña siempre fui muy feliz. ¿Por qué no serlo? Eres demasiado inocente. Nada te da problemas. Gozas de todo tipo de cosas, como por ejemplo, el cariño de tus padres, la amistad de tus amigos... pero, ¿y si eso desapareciese algún día? ¿Cómo te sentirías? ¿Qué harías? Bien, contestaré yo a las preguntas. Si eso llegase a desaparecer algún día, te notarás de lo más marginada posible. En cuanto a lo de hacer, yo no haría nada. Me dejo llevar por el viento de la vida. Y, sinceramente, no necesito de nadie para ser feliz. Sólo yo, yo y... ¡YO!Te tiras como casi todo lo que llevas de vida pensando en hacer feliz a los demás sin pensar en el daño que te haces a ti mismo. ¿Qué ocurre cuando al fin te das cuenta de ello? No sé contigo, pero conmigo nada. Sigo siendo la misma imbécil que continúa intentando hacer felices a los demás, aunque éstos la traten peor que a un insecto que no para de darte la brasa con su característico e irritante zumbido.
Al inicio de mi adolescencia, empecé a cambiar según las personas de mi alrededor. Yo no pienso lo mismo. Creo que siempre he sido igual que ahora, aunque no llevase a cabo mis ideas. En esta etapa tan bonita -por favor, nótese la ironía-, se supone que encuentras amigos que son para siempre y puede que un gran amor... pues es completamente mentira. Todo lo que venden por ahí, es una sarta de mentiras. Nada es real. No ocurre eso. Todos te traicionan, da igual la etapa de tu vida; a fin de cuentas, siempre acabas trasquilado. Puedo contar mi historia para que lo sepas. Bien, pues voy a comenzar.
Un dos de marzo, nací yo. Mis padres, muy ilusionados con su primogénita, decidieron ponerle un nombre feo de narices: ¡Uuderj! Te preguntarás que cómo se pronuncia eso... bien, pues te lo voy a decir. Se pronuncia Iudash. Significa lluvia. Me encanta la lluvia. Por eso preferiría que me llamasen Lluvia antes que Uuderj. Siempre intenté que me llamaran por mi traducción al castellano, pero nunca lo conseguí. Después, otro dos de marzo, nació el centro de atención, mi hermano. Me quitó el protagonismo en mi tercer cumpleaños y, por si fuera poco, de todos los días que vinieron posteriormente. Parece que caí en la marginación familiar. Sólo conseguía algunos segundos para mí cuando mi hermano dormía plácidamente, pero me bastaban para ser feliz. Pasaba todo el día jugando con mis coches y no me importaba demasiado que fuera él el que recibiera los apretones de mejillas, es más, en eso fue mi salvador. Odiaba que mi tía Edna me aplastase con sus manos grandes e hinchadas las mejillas. Por último, un uno de febrero, nacieron los gemelos. De ellos no hay mucho que contar por ahora. No repercutieron demasiado en esos años.
Era mi décimo cumpleaños, el séptimo de mi hermano. Yo seguía siendo la misma niña feliz e ignorante de demasiadas cosas. Tenía muchos amigos, no entiendo por qué era más sociable por aquel entonces. En total, todos mis amigos aparecieron por mi casa para la Asombrosa fiesta de Uuderj. Dywr (pronunciado Diuz), mi hermano, invitó a los suyos a su celebración.
Mi fiesta estaba siendo perfecta. Garu, Tali y Cile, mis amigos (puede que para ti sean pocos, pero para mí ahora son bastantes), se lo estaban pasando genial. Disfruté viendo cómo se divertían. Jugábamos al ahorcado cuando de repente, Dywr entra por la puerta con sus amigos. Traían a Julio consigo. Julio, mi mascota, un hámster blanco con manchas marrones y una en especial era negra en forma de u. Me enamoré de él en cuanto lo vi. Le faltaba un trozo de oreja. Nació así. Pero me daba igual. Tenía algo especial que me hizo quererlo tanto... era distinto a los demás que vi. En fin, al ver a mi hermano con Julio, me puse muy furiosa. Le dejé claramente que no lo tocase. Dywr sacó al hamster de su casita, se lo dio a uno de sus amigos y éste lo tiró fuertemente al suelo. Yo fui corriendo a por él y lo cogí. Parecía haber muerto. Lloré y lloré. No podía hacer otra cosa. Estaba paralizada. Garu bajó rápidamente a llamar a mis padres al verme llorar desconsolada. Ellos subieron y me vieron con él en la mano. Me lo deseaban quitar para "enterrarlo". Yo no quería. Podía sentir su corazoncito latir aún. Se lo dije a mi padre y lo llevó al veterinario al instante. Tuve razón. Seguía vivo todavía, pero al día siguiente, amaneció su cuerpo sin vida... No llegué a perdonar a mi hermano por eso.
El día de antes de mi comunión, los gemelos, Zab y Hij (tenían unos cuatro años), se aburrían y se entretuvieron en estropear mi vestido cortándolo con tijeras y poniendo sus manazas manchadas de pintura en él. Mis padres no les hicieron nada, como a Dywr, que tampoco le pasó nada. Tuve que hacer la comunión con una falda larga y una camisa blancas. Los niños y niñas que ahí estaban se rieron de mí. Completamente avergonzada, me limité a bajar la cabeza y llorar en silencio.
Al comienzo del instituto, Garu, Tali, Cile y yo no nos podíamos despegar. Siempre estábamos juntos. El problema empezó cuando Garu y Tali se enamoraron. No nos lo quisieron contar. Pero yo los vi:
Íbamos paseando por el recinto del parque Cile y yo cuando divisé a los tortolitos hablando. Se cogieron de las manos, se acercaron y... ¡Pam! Beso que te crió. Me quedé boquiabierta. No podía creer lo que estaba pasando.
Dos semanas después invité a Tali a casa para dormir juntas.
- Tali, ¿puedo hacerte una pregunta?
- Dime.
- ¿Te gusta alguien?
- ¿Qué...? ¿A mí...? Eh... ¡No...! ¡Para nada...! -dijo esbozando una sonrisa nerviosa.
- Te conozco. Sé que me estás mintiendo. Dime la verdad. Somos amigas desde que usábamos chupete.
- Está bien... Sí, hay alguien que me gusta. Llevamos saliendo dos semanas y es estupendo -contestó tras un momento de silencio intenso-.
- Ya. Garu es especial, ¿no?
- ¿Garu...?
- Tali, os vi en el recinto del parque besándoos. Cuando me dijiste que no saldrías ese día, avisé a Garu y Cile, pero Garu no estaba disponible, me dijo que tenía que estudiar. Cile aceptó y fuimos nosotros. Ya veo que los dos nos mentisteis. Lo único que teníais que estudiar eran los labios del otro.
- Uuderj, lo siento. Yo quise contártelo... pero no sabía cómo.
- Da igual. Lo importante es que seáis felices -añadí con una sonrisa-.
- Gracias por entenderlo -me susurró al oído mientras me abrazaba-.
Al día siguiente, les comuniqué a Cile y Garu lo que me confesó Tali la noche anterior. Ellos decidieron dejar de ocultarse y presentarse al mundo como pareja. Sé que dirás algo como: "Oh, qué bonito" o "Qué monos" pero no es así. Molesta mucho, mucho, mucho, muchísimo -por lo menos a mí sí me molesta- si no eres uno de esos "enamorados". Sí, entre comillas. Pienso que a nuestra edad no hay amor verdadero. Son sólo rollos y cariño a secas. Aunque en realidad tampoco creo en el amor verdadero ahora y, viendo cómo va la sociedad, no pienso que algún día pueda llegar a creer.
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Lluvia De Cristal
Teen FictionUuderj, una niña feliz, se convierte en una adolescente que ayuda a la gente sin importarle lo que le hagan hasta que un día toma una decisión que la marca... "[...] Mi corazón se aceleraba, las manos me sudaban, palidecían y enfriaban, [...] se me...