Prólogo

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Era una noche como cualquiera, mis padres fuera de casa, yo en la biblioteca y nadie por los alrededores. Que más podía esperar, nadie vivía por acá, la casa estaba tan alejada que nadie le gustaría vivir en un lugar como este, en medio del bosque. Pero bueno... Mis padres dicen que es para protegernos de los peligros externos.

Nunca he podido salir libremente de la casa. Acá he pasado la mayor parte de mis 10 años de vida.

Tampoco me puedo quejar, la casa es muy grande, tiene muchas habitaciones a pesar de que nadie nunca viene. Además, tiene dos salas grandes, una gran cocina con un lindo almacén, una biblioteca gigante a donde voy todas las tardes a leer y a estudiar lo que me habían mandado mis padres; y lo mejor de todo era el gran jardín que había alrededor de la casa en el que pasaba la mayor parte del día entrenando y aprendiendo.

Ahí me divertía mucho, sin embargo cuando mis padres salían me sentía sola y asustada, a tal punto que quería salir y correr hasta encontrar a alguna persona. Pero mis padres ya me habían advertido que las personas y criaturas que hay fuera son malas, ellos mataron a todos los que eran parecido a nosotros, tan solo por tener un poco más de poder.

Solo podía confiar en mis tíos que venían acá cada mes para que no nos sintamos solos, quienes también tenían una hija llamada Illde que era un año mayor que yo, pero creo que no le gusto mucho... cree que soy un fenómeno. Y también está el chico que venía cada dos años, se llama Usui y mis padres dicen que lo tengo que respetar porque me va a ayudar mucho en el futuro, pero me parece un persona un poco engreída y cada vez que me veía iba hacia mí a molestarme. Sabía que era como un primo muy muy lejano o algo así.

Sí, mi familia era rara, en todas las formas imaginable. Pero igual los amo.

Estaba sentada leyendo el libro de "Historia Mundial" cuando oí a mis padres por la puerta de entrada.

Salí corriendo del salón como usualmente hago cuando llegan porque sé que me traen algo del mundo exterior, sin embargo, cuando ya estaba cerca, oigo unos sonidos extraños... eran sollozos.

Al llegar a la sala principal veo a mis padres, los dos pálidos. Mi madre con lágrimas cubriéndole todo el perfecto rostro, con sus ojos aún más rojos de lo normal. Y mi padre con una mueca que era muy rara en él, siempre solía estar con una expresión dulce y alegre, en cambio, ahora su rostro estaba duro y triste.

Apenas me vio se me acercó y me abrazó.

-Te amo mi niña, nunca lo olvides.- dijo con su voz entrecortada, parecía que iba a romper en llanto - Recuerda que eres fuerte, inteligente y que siempre estaremos contigo... Recuérdalo.

Me quede petrificada, no entendía nada, solo vi como se acercaba a mi mamá y le decía algo al oído para que no oyera, pero igual lo escuche - Ya es hora.

Mi padre me miró con cara de dolor y salió por la puerta principal al porche.

Sin pensarlo dos veces intenté ir detrás de él, sin embargo mi madre me detuvo con un abrazo por la espalda. Volteé para que me dé explicaciones, pero me detuve al ver su semblante mucho más terrible. Se veía casi sin vida, me quede ahí entre sus brazos.

Parecía como si mi madre tampoco no quería moverse, abrazándome con tanta fuerza que hasta me dolía, pero después de unos segundos retomó la compostura, me sujeto la mano y me llevó a la biblioteca sin decir palabra, pero yo sabía que seguía llorando.

-Este es el lugar más seguro por ahora - dijo con un tono un poco duró cerrando la puerta tras de mí, pero al volverse a mi otra vez vi en sus ojos la batalla que luchaba dentro de sí, así que me atrajo hacia ella.

- Mi bella Dania, quiero que seas valiente esta noche - dijo mirándome fijamente a los ojos, ahora en su color natural por el susto.

- Mamá no entiendo ¿Por qué están así? ¿Por qué me dicen todo esto?

Sin embargo mi madre no me oyó, ya se había dispuesto a sacar un cuadro enorme de una pintura que simbolizaba la historia de nuestra familia. Sin embargo, detrás de ella había una pequeña puerta de metal que nunca antes había visto, la abrió y vi que dentro de ella había un túnel muy oscuro y no se podía ver nada más de 2 metros de distancia. Empecé a asustarme más.

- ¿Vamos a ir por ahí? - dije con un hilo de voz que sentí que era casi inaudible, pero sabía que mi mamá sí me podía oír.

- Escúchame con atención Dania, hoy está pasando algo terrible, algo que tu padre y yo estábamos tratando de impedir desde que naciste. Tienes que ir por ese túnel hasta encontrar la salida que está al otro lado del bosque, te daremos tiempo suficiente para que puedas correr hasta la carretera por donde van a pasar tus tíos para recogerte - dijo muy rápido y atropelladamente, yo sentía que estaba al borde del desmayo.

- Quieres decir que tengo que ir sola...

- Sí mi amor, tienes que ir lo más rápido posible, ya están llegando. Vamos, ya tienes que entrar antes de que te encuentren.

Me quedé helada, mientras me llevaba cada vez más cerca a la abertura, hasta que escuché unos gritos y reaccioné.

- Mamá pero qué va a pasar con ustedes - dije sintiendo una corriente de desesperación por todo mi cuerpo.

-No te preocupes por eso, vamos a quedarnos acá para protegerte mientras que tú intentas escapar - dijo con una mirada de tristeza y amor mientras me ponía en la mano una linterna - Dania, no confíes en nadie hasta que lo conozcas realmente, las apariencias engañan, no dejes que reconozcan tu verdadera naturaleza, recuerdalo siempre.

Me hizo subir a la abertura y me abrazó por tercera vez en la noche, pero esta vez fue un abrazo mucho mas fuerte y significativo, como si esta fuera la última vez que me diera un abrazo así y tuve el presentimiento que así iba a ser.

- Te amo mucho mi Dania querida, tu padre y yo siempre vamos a estar contigo donde quiera que estés - dijo con su voz entrecortada - Toma, quiero que siempre tengas esto - mostrándome un collar que poseía forma de media luna hecha de plata con una luna llena en el centro, la cual era roja y poseía una sustancia que parecía humo - Es una reliquia familiar que quiero que poseas siempre.

Me la puso en el cuello con delicadeza y me miró con ojos de ternura y amor que era tan usual, sin embargo, me quedé contemplándola muy detenidamente, quería recordar ese rostro el resto de mi vida.

- Chau mi niña hermosa - dijo mientras se aproximaba para darme un beso en la mejilla. Luego se alejó de mí lentamente, como si su corazón se hubiera roto.

Me miró una última vez y cerró la puerta de fierro.

Pura SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora