Prólogo: "No palomita, no es así"

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El mayor miedo de una persona es el olvido, lo cual no es perder para siempre un recuerdo sino más bien, que la gente no llegue a olvidar a esa persona la cual fue importante, la cual causó tan gran impacto que todos aquellos rencorosos y celosos nunca van a olvidar. Sin embargo, en mi mente los recuerdos eran los que más olvidaba, solo tenía memoria de aquel trágico día, esa fecha donde perdí técnicamente todo, no me refiero a lo material, ya que eso fue lo único que me quedo.

Te explico un poco para que entiendas, mi padre Shawn Barley, hijo de un gran accionista, conoció a mi madre Laurent Stone en un club a las afueras del London eye, a sus 18 años se enamoró de ella tan apasionadamente que solo después de 2 años de noviazgo se casaron. Todo era miel sobre hoyuelas según mi madre que siempre nos contaba la misma historia, mi padre la llenaba de cartas de amor, la invitaba a todos los lugares posibles e imaginables. Incluso le llego a regalar una estrella donde en ese mismo día al siguiente año nació mi hermana mayor Julieta, más conocida como el error de la familia. Mi abuelo siempre estuvo en contra del romance de mis padres, ya que mi madre era una simple vendedora de pan en un mercado de Londres y eso no era un buen ejemplo para la clase de familia que ellos eran, respetada y envidiada por su fortuna. Mi padre de lo contrario, adoraba a mi madre (según él), cada día que pasaba mi padre peleaba con mi abuelo con el fin de que mi madre y Julieta se mudaran con ellos. Sin embargo, mi madre llena de miedo prefirió irse a vivir con mi hermana a la casa de su mamá.

Luego  de 5 años mi abuelo fallece y toda su fortuna le correspondió a mi padre el cual, feliz y egocéntrico, tomó toda su riqueza y la invirtió en acciones, las cuales se triplicaron e hicieron a mi padre el hombre más rico de Manchester.
Con todo ese dinero su avaricia creció y compró una mansión con el propósito de traer a mamá y Julieta de vuelta a vivir con él, donde nunca más, alguien dudaría de su amor y olvidarían a esa persona que los distanció 5 años, aunque por supuesto, mi padre durante ese tiempo iba a visitarlas y cumplía con las necesidades de Julieta pero esto no era suficiente para generar lazos tan grandes con ella.

Por otro lado, mi madre quería que la familia creciera aún más, ella siempre quiso tener 3 hijos, no importaba si fuésemos hombres o mujeres, ella solo quería tener 3, pero a la edad de mi madre estar embarazada resultaba ser de alto riesgo y  solo pudo concebir dos Julieta y yo.
Nací 3 años después del fallecimiento de mi abuelo, y el año siguiente mi madre adoptó a Freddie el cual tenía solo 6 meses. Nuestra familia era muy afortunada, pero lamentablemente nos educaron muy mal, según mi abuelita, crecimos llenos de lujos, mayordomos, nanas, empleados de todo tipo que ni siquiera me dejaban ir al baño sin que me ofrecieran toallas calientes o cepillarme los dientes.
No me gustaba la atención excesiva que recibía, lo cual me hizo siempre estar al lado de mi abuelita, Anna Stone la madre de mi madre, quien me crió
mejor que mis propios padres, debido a que ellos nunca estaban en casa, ya que siempre se encontraban trabajando o en citas romanticas, dejándonos solos a mis hermanos y a mí.

Y ahí en esos momentos donde los tres nos sentíamos solos, es donde mi abuelita nos enseñaba de todo.
Primero, les daba el día libre a todos los empleados. Para consecuente invitar a sus amigas a la casa para su famoso club de lectura. Ese amado club de lectura, lleno de abuelitas quienes venian con sus mejores recetas de repostería, y nos apretaban los cachetes cada vez que nos veían.
Con mis hermanos amábamos el club de lectura, abuelita nos dio su amor por los libros, la capacidad de imaginarnos miles de historias y por supuesto, aprendimos a cocinar, porque sus amigas quienes ,eran muy amigables y tiernas, nos daban sus recetas de los mejores pasteles de sus familias.

Ella nos enseñó a nunca faltar el respeto a la gente, que del simple hecho de tener una gran riqueza no teníamos que convertirnos en gente egocéntrica y amargada como mi padre, ni mucho menos despreciar al pobre. Mi abue, era muy sabia y por sobre todo una magnifica persona.

La Pesadilla Que Vive En MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora