A dónde vamos

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¿A DÓNDE VAMOS?

JAGUAR: -Pues... sólo soy otro simple ladrón, ¿lo recuerdas? -Al momento de decir esto, él la miró sobre su hombro, mostrando una sonrisa en su rostro, y entonces él siguió avanzando, lentamente hacia arriba.

Tigresa miró al Jaguar caminar lentamente escaleras arriba, encarando a la oleada de criminales que se acercaba. Entonces, ella rápidamente se alejó corriendo de ahí, con rumbo al cementerio.

Y poco más adelante, en la cima de una colina, la que lleva al camposanto, Tigresa se detuvo por un momento. Y se dio la vuelta, para mirar al Jaguar, el cual aún se dirigía lenta y decididamente hacia un encuentro del cual no tenía manera de salir con vida. Y entonces, ella siguió su camino.

El Jaguar seguía avanzando. Caminando con la mirada fija sobre la horda de criminales que cargaban hacia él, emitiendo fuertes y ensordecedores alaridos asesinos. El impacto estaba por darse. Una oleada destructora, contra un Jaguar desarmado. Entonces él comenzó a correr hacia ellos. Y con cada paso que avanzaba, el Jaguar incrementaba su velocidad, acortando la distancia que los separaba.

Las pupilas del Jaguar se dilataron en ese momento, ante la inmensa cantidad adrenalina que sentía en esos instantes. Él podía ver a los criminales, como si se moviesen lentamente, a escasos metros frente a él, y cómo preparaban sus armas para el encuentro. En ese instante, él aceleró, hasta que ya no quedó más...

Todo se fundió entonces en el fulgor de las antorchas, y en la oscuridad de la noche.

EL TIEMPO RETROCEDE:

Muchos días antes de que todo esto sucediera... semanas incluso antes de que el Jaguar fuese a robar al restaurante del Sr. Ping al Valle de la Paz.

Había un poblado tranquilo. Estaba atardeciendo, y los puestos de comida estaban a tope. Los niños jugaban con las últimas horas del día, y las linternas que alumbraban a esta ciudad hacían parecer un día cualquiera, como si fuese un festival.

Los dos Jaguares, Jin, y su hermano mayor, caminaban por la calle principal del pueblo. Jin miraba a todas partes, fascinado por el resplandor a su alrededor. Todos se veían muy felices a donde quiera que miraba. Entonces, el pequeño volteó a ver a su hermano, con una gran sonrisa dibujada en su rostro. El Jaguar se notaba distraído, y con la mirada perdida hacia el horizonte, sin siquiera apreciar en lo más mínimo la maravilla del pueblo en que se encontraba. Pero entonces percibió que su hermano lo estaba mirando, y al voltear a ver su rostro, el sólo mirar su sonrisa, le provocó a él sonreír también.

Ambos siguieron caminando, hasta que un dulce aroma les llamó la atención, haciendo que los dos se detuvieran. Entonces ambos voltearon a ver a un puesto de dumplings, en el cual no había uno solo que no se viera exquisito. Entonces, se escuchó el rugir del estómago de Jin, y su hermano lo volteó a ver. Pero éste se sujetó con la mano, intentando acallar su propia hambre. El Jaguar entonces miró a su hermano con una sonrisa, y arqueando al mismo tiempo una ceja. Jin sonrió un poco ante esto, y luego desvió la mirada.

JAGUAR: -Está bien Jin... si quieres, puedo comprarte los dumplings.-

JIN: -No, no... mejor esperemos hasta mañana. –Contestó él, con algo de nerviosismo. Sin embargo, su hermano entonces lo miró con desapruebo.

JAGUAR: -Jin... -Y luego de esto, lo observó fijamente, esperando su respuesta. Pero Jin solo miró hacia el suelo.

JIN: -Bueno... la verdad, sí tengo algo de hambre... -Dijo finalmente el pequeño, sin apartar los ojos del suelo.

JAGUAR: -¿Entonces, cuál es el problema? Te los puedo comprar si quieres. –Pero entonces Jin miró hacia otro lado, y rápidamente se le ocurrió una respuesta.

El Panda DeshauciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora