A dónde vamos: Parte 2

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¿A DÓNDE VAMOS? PARTE 2

De vuelta en la sastrería, Jin llegó a tocar a la puerta, para entonces su hermano abrirle.

Adentro del lugar, el Jaguar había acomodado una pila de telas suaves, y se acostó entonces sobre ellas.

JAGUAR: -Ah... no recuerdo la última vez que dormí en una cama tan cómoda. -Dijo mientras se estiraba sobre su improvisada cama. Pero entonces, él notó la seria mirada en el rostro de su hermano, y se incorporó de su descanso, mirando a Jin con preocupación. -¿Y cómo te fue hoy con...? –Preguntó el Jaguar, temiendo escuchar una mala respuesta por parte de su hermano menor. Entonces, el pequeño reaccionó, no habiéndose dado cuenta hasta entones de la obvia expresión pensativa que estaba mostrando.

JIN: -Oh, pues... bien. Me fue muy bien. –Él contestó; sin embargo, su hermano se mostró incrédulo al escucharlo decir esto.

JAGUAR: -¿En serio? -Él lo miró fijamente sin siquiera parpadear, poniendo nervioso a Jin.

JIN: -¿Qué? –Exclamó entonces.

JAGUAR: -Jin, sabes que no puedes mentirme... ¿dime qué pasó? -El pequeño intentó disimular, pero no pudo hacerlo por mucho. Y finalmente, él suspiró.

JIN: -Es que... ella creyó que yo era... algo así como, un empresario importante.-

JAGUAR: -¿Y tú qué le dijiste?-

JIN: -Que iría al baile de Jong Sung de mañana. –Al oír esto, el Jaguar se mostró confundido, al igual que sorprendido.

JAGUAR: -¿Quién? –Exclamó entonces.

SR. CONEJO: -Jong Sung Jai Kai Chow... es el nombre. -Al escuchar esto, ambos voltearon para ver con sorpresa, de pie frente a las puertas del negocio, al Sr. Conejo, quien los miraba a ambos fijamente. Esto dejó a los hermanos atónitos.

SR. CONEJO: -No cerraron las puertas como les dije. –Dijo él entonces. Y en ese momento, el Jaguar de inmediato se levantó de la pila de telas que usaba como cama.

JAGUAR: -Señor, perdone... yo solo... -Él intentaba explicar.

SR. CONEJO: -No digas nada... -El Conejo levantó entonces la mano, acallándolo, a medida que caminaba al interior de la tienda, sosteniendo una bandeja con dos platos de fideos. Y Jin miró esto con extrañeza.

JIN: -¿Jefe...? -El anciano se acercó entonces a ambos, y les entregó a cada uno un plato.

SR. CONEJO: -Supuse que no habrían comido. Así que les traje esto.-

Al escuchar estas palabras, ambos quedaron sorprendidos. Entonces se dieron cuenta, de que no habían comido absolutamente nada en todo el día. Así que cada uno tomó un plato de la bandeja que sostenía el Conejo.

JAGUAR: -Muchas gracias señor.-

JIN: -Gracias jefe.-

Los dos hermanos entonces se sentaron en el suelo, y comenzaron a comer con un ansia sorprendente. Era verdad que tenían hambre, pero ya estaban tan acostumbrados a ello, que no lo habían notado.

SR. CONEJO: -Entonces, ¿conseguiste una cita diciendo mentiras? –En ese instante Jin paró repentinamente de comer, y volteó a ver al Conejo. Entonces él tragó lo que tenía en la boca, para poder hablar.

JIN: -No... Jefe... yo no mentí. Ella dijo todo eso. –Él explicó, algo tímido.

SR. CONEJO: -Pero tú no le dijiste que no era cierto... ¿no es así? -Esto dejó al niño sin palabras. En ese momento, el Jaguar observaba todo sin parar de comer, en espera de escuchar el regaño del Sr. Conejo para Jin. Sin embargo, el Conejo se le quedó viendo al niño fijamente, por un momento. Y el silencio dentro de la tienda sólo era interrumpido por los sorbos y ruidos del Jaguar mientras comía. Hasta que finalmente, el anciano habló nuevamente: -Entonces, hagamos que no sea una mentira... Hagamos que tú asistas a ese baile, como se lo dijiste.-

El Panda DeshauciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora